Nueva Caledonia decide si se independiza de Francia mediante referendum
El archipiélago situado en el Pacífico, uno de los últimos territorios de ultramar, reducto del pasado colonial francés, decide si se convierte en el 195 territorio soberano del plantea mediante un referendum de independencia. La población isleña se decide entre las permanente problemáticas con la metropolis y la incertidumbre del panorama que se abriría con la independencia.
A 18.000 kilómetros de Francia, se juega la suerte de un territorio considerado por muchos como la última colonia gala. 30 años de negociación y vaivenes políticos fueron necesarios para llegar a este referendo que determinará el futuro de estas islas ubicadas en el océano pacifico.
“¿Quiere que Nueva Caledonia acceda a la plena soberanía y sea independiente?”. Es la pregunta que figura en las papeletas del histórico referendo que Nueva Caledonia celebra este domingo 4 de noviembre.
Si gana el sí, Nueva Caledonia se convertirá en un Estado plenamente soberano y le serán transferidas las competencias que ahora no tiene al término de un periodo de transición. Si vence el no, las relaciones con París seguirán regidas por el Acuerdo de Nouméa.
Los colegios electorales ya abrieron. 269.000 personas censadas deben decidir si este archipiélago sigue siendo parte de Francia como ocurre desde hace 155 años. El voto por la independencia culmina el proceso de descolonización abierto hace 20 años.
Lidiar a través de la votación con un complejo pasado colonial
Según las encuestas de última hora, el 68 % de la población estaría en contra de la independencia, incluidos gran parte del pueblo indígena canaco que constituye menos de la mitad del electorado y que es la que más ha luchado para que se lleve a cabo esta votación.
Así pues, con la mayoría del pueblo autóctono de Nueva Caledonia y los blancos en contra de la emancipación francesa, el resultado parece asegurado en una isla que tiene una importancia estratégica y que alberga una cuarta parte de los suministros de níquel a nivel mundial.
Este pequeño territorio, considerado no autónomo por Naciones Unidas, es, sin embargo, soberano en varios ámbitos, aunque en todo lo que se refiere a Defensa, Educación y asuntos Exteriores sigue dependiendo de Paris.
En todo caso el referendo de independencia de Nueva Caledonia será una prueba del atractivo de depender del estado frances. Un legado colonial, como el que existe en la Guyana francesa y el archipiélago de Mayotte, que depende, en gran medida, de las ayudas que vierte el Estado galo y que, desde hace unos años, se manifiestan por una mejor calidad de vida y lo que ellos perciben como un abandono.
Podrían celebrarse dos votos más en caso de una victoria del “No”
En Nueva Caledonia, décadas de resentimiento, sobre todo por los miles de hectáreas de tierra arrebatadas a los pueblos indígenas por los colonizadores, desembocaron en enfrentamientos mortales en la década de 1980.
En 1987, un primer escrutinio sobre la independencia había sido organizado. En medio de fuertes tensiones, había sido rechazado por los líderes canacos, el pueblo nativo de este archipiélago, por lo que resultó en una contundente victoria a favor de la permanencia con Francia.
Gendarmes en patrulla frente al ayuntamiento de Poya, el 8 de mayo de 1988, durante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas, unos días después del asalto a la cueva de Gossanah en Ouvéa el 5 de mayo. © Medio Remy / AFP
La violencia, que cobró más de 70 vidas durante este periodo, condujo al Acuerdo de Numea de 1998, que allanó el camino hacia un proceso de descolonización de 20 años que culminará con este voto. En virtud de ese acuerdo, en caso de que salga el “no”, podrían celebrarse otros dos referendos sobre la independencia antes del 2022.