Denuncias hacen caer un ministro de Temer cada mes en Brasil
El gobierno se va desmontando mientras las acusaciones de corrupción golpean la puerta del presidente.
Seis ministros ya cayeron del equipo montado por Michel Temer tras el impeahcment de Dilma Rousseff.
Ese escenario se tornó aún más preocupante por causa de la vinculación del propio presidente de la República en graves acusaciones. Es lo que resultó en las salidas de Geddel Lima y Marcelo Calero. El ex ministros de Cultura pidió demisión de su cargo hace poco más de diez días.
En entrevista, Calero afirmó que salió del gobierno después de haber sido presionado por el entonces secretario de gobierno de la Presidencia de la República, Geddel Lima, para que las obras de un edificio en la capital de Bahía, Salvador, en el cual el propio Geddel tendría un inmueble, fuese liberada por el Instituto de Patrimonio Histórico Nacional (Iphan), órgano subordinado al Ministerio de Cultura.
Geddel asumió haber conversado con Calero sobre el asunto, pero negó haber hecho “presión”. Días después, Calero citó al propio Temer en la historia, al decir que el presidente llegó a pedir que el proceso fuese enviado para la Defensoría General de la Unión (AGU), en una maniobra para modificar la decisión del Iphan. Fue la gota que rebalsó el vaso, para que Geddel pidiese la demisión del gobierno en la tentativa de disminuir el desgaste de Temer.
El ex ministro Marcelo Calero llegó a gravar conversaciones con el presidente, además de Geddel y Eliseu Padilha ( Casa Civil), pero los audios que ya están en manos de la policía federal y de la Fiscalía General de la República, aun no son de acceso público. Caso salir a luz, va sumar combustión a la crisis en el gobierno.
Por casa de eso, el PSOL ya ingresó en la cámara con un pedido de impeachment contra Temer. El PT y movimiento sociales deben hacer lo mismo en las próximas semanas.
Otras bajas al interior del ministerio de Temer
‘Frenar el derramamiento de sangre’
El ex ministro de planeamiento y actual líder del gobierno en el Senado, Romero Jucá (PMDB-RR) fue el primer ministro del gobierno Temer en dejar el cargo, una semana después de haber sido nombrado. Él salió después de la revelación de grabaciones realizadas por el ex presidente de Transpetro, Sérgio Machado, en que Jucá afirma que el impeachment de Dilma era necesario para “frenar el derramamiento de sangre” causado por la Operación Lava Jato que investiga casos de corrupción en la Petrobras, e impedir que ella alcance a otros políticos más allá de los partidarios del PT.
‘Abogado del diablo’
Las grabaciones de Sergio Machado también derrumbaron el ex ministro de la Transparencia, Fabiano Silveiro. Ella aparece en audios dando consejos al presidente del Senado, Renan Calheiros (PMDB-AL), sobre como defenderse de las investigaciones conducidas por la Operación Lava Jato.
Un millón para la elección
El ex ministro de Turismo y uno de los hombres más próximos de Temer en el gobierno, Henrique Eduardo Alves (PMDB-RN) pidió la salida del cargo después de revelaciones realizadas por Sergio Machado, en su acuerdo de declaración premiada en investigación de la Petrobras. Según Machado, Alves habría recibido más de R 1,5 millones ( USD 433 mil) en donaciones electorales oriundas de la coima pagada por una empresas investigadas por la justicia.
Operación ‘asfixiada’
El ex defensor general de la Unión, Fábio Osório, fue desplazado por el presidente Temer en septiembre después de una serie de discusiones con el ministerio de la Casa Civil, Eliseu Padilha.
Según Osório, el motivo de las discusiones fue un pedido realizado por el Supremo Tribunal Federal (STF) para que la Defensoría General de la Unión tuviese acceso a las investigaciones de la Java Jato referente a políticos con foro privilegiado. Osório llegó a decir que el gobierno Temer quiere ‘asfixiar’ la operación.
La limpieza de Dilma
En el primer año de su primer mandato, en 2011, la ex presidenta Dilma Rousseff llegó a desplazar, o forzar el pedido de desplazamiento de siete ministros. Diferentemente de Temer, que intentó hasta el último momento mantener a Geddel Vieira Lima en el cargo, aún existiendo graves acusaciones, Dilma no intentó mantener a sus ministros cuando llegaron las denuncias de corrupción.
Esta postura acabó siendo positiva para la ex presidenta que aumentó el número de popularidad, hasta el 2013 que comenzó el declino. La caída de la popularidad, aliada a la crisis económica y a la perdida de apoyo en el Congreso acabaron llevando al impeachment de Dilma, mismo con caracterización de crimen de responsabilidad, como prevé la Constitución