¿Quién es Keir Starmer, el líder laborista que arrasó en las elecciones británicas?
El líder del partido Laborista llegó a la política en 2015, a una edad avanzada. Aunque inicialmente se desempeñó como diputado, en menos de cinco años logró encabezar el partido.
Keir Starmer, líder del partido británico Laborista, se convertirá en primer ministro del Reino Unido, poniendo fin a 14 años de Gobiernos conservadores.
Abogado de profesión, Starmer fue fiscal jefe de Inglaterra y Gales entre 2008 y 2013, papel que llevó a su nombramiento como caballero, hecho que sus críticos utilizan para calificarlo de «elitista». Sin embargo, Starmer siempre ha destacado sus raíces humildes, como hijo de una familia de bajos recursos.
Actualmente con 61 años, Starmer llegó a la política en 2015, a una edad avanzada. Inicialmente se desempeñó como diputado, pero en menos de cinco años logró encabezar el partido.
El camino hacia una política de centro
Starmer pasó cuatro años como líder de la oposición, arrastrando a su partido socialdemócrata desde la izquierda hacia una ideología política de centro. Cuando se unió a los laboristas, a menudo no estuvo de acuerdo con el entonces líder del partido, el socialista acérrimo Jeremy Corbyn, por lo que abandonó el equipo principal del partido por desacuerdos, pero aceptó servir como portavoz de la organización.
Aunque fue muy criticado por su decisión de quedarse y hacer campaña para Corbyn durante las elecciones de 2019, Starmer afirmó que lo hizo para ayudar a cambiar el laborismo, argumentando que «los líderes son temporales, mientras que los partidos políticos son permanentes». Después de que Corbyn llevara al laborismo a derrotas electorales en 2017 y 2019, se eligió a Starmer para liderar los esfuerzos de reconstrucción.
Starmer impuso disciplina en un partido con reputación de divisiones internas y se deshizo de algunas de las políticas más abiertamente socialistas de Corbyn, prometiendo «un cambio de cultura en el partido Laborista», bajo el mantra de «el país antes que el partido».
Bajo su liderazgo, el laborismo subió significativamente en las encuestas, lo que ha ayudado a mantener allí a los críticos internos de Starmer.
«El cambio que el país necesita»
Antes de las elecciones, el mensaje de Starmer para los votantes fue que un gobierno laborista traería para el país cambios más tranquilizadores que aterradores. «Un voto a los laboristas es un voto a la estabilidad económica y política», afirmó después que el primer ministro Rishi Sunak anunciara el pasado 22 de mayo las elecciones anticipadas.
«Nuestros servicios públicos están de rodillas, la gente trabajadora no llega a fin de mes, las víctimas del crimen están siendo decepcionadas y esa profunda creencia británica de que la próxima generación estará mejor se encuentra en riesgo«, afirmó.
Ya desde los sondeos preelectorales, Starmer era el favorito para ganar las elecciones, pronosticándose una victoria sin precedentes de su partido. En las encuestas, muchos británicos aseguraron estar dispuestos a dar a los laboristas la oportunidad de construir «un futuro mejor para el Reino Unido» y un «país mejor para los trabajadores», donde «la economía sea segura y recompense el trabajo duro».
«Preparado para gobernar»
Aunque Starmer fue un firme opositor a la decisión británica de abandonar la Unión Europea, durante su campaña aseguró que no trataría de revertirla, para respetar el deseo de los votantes de no volver a abordar un debate tan divisivo como el Brexit. Asimismo, suavizó su promesa de invertir miles de millones en tecnología verde, afirmando que un gobierno laborista no pediría más préstamos para financiar el gasto público.
El líder laborista afirmó durante su campaña que estaba «preparado para gobernar» y que su futuro gabinete pondría «manos a la obra» en cuanto ganara las elecciones. «Los británicos merecen un gobierno a la altura de su ambición. Hoy es la oportunidad de empezar el trabajo de reconstruir Gran Bretaña con los laboristas», aseguró durante un evento de campaña, prometiendo una oleada de actividad y asegurando que retrasaría el receso parlamentario para poner en marcha su programa legislativo.