En América Latina los casos de impunidad son impresionantes. La guerra no ha acabado para la mujer
La impunidad ante la violencia sexual, física y psicológica perpetrada contra las mujeres en América latina frena la lucha y los avances en materia legislativa que se han realizado durante los últimos años en la región
Según informa la Agencia EFE, en esa idea coinciden Mercedes Hernández, directora de la Asociación de Mujeres de Guatemala, Jineth Bedoya, periodista colombiana y líder de la campaña “No es hora de callar” y Mercedes de Freitas, fundadora y directora ejecutiva de Transparencia Venezuela, quienes han participado en el ciclo de conferencias sobre violencia de género y corrupción.
“En América Latina los casos de impunidad son impresionantes. México lidera todas las estadísticas , tanto en impunidad como en violencia contra las mujeres. Colombia (https://www.efeminista.com/violencia-mujeres-colombia-onu/) tiene un grado de impunidad impresionante. Nada más la violencia sexual en el marco del conflicto armado alcanza una impunidad del 98 %. Es decir, solo el 2 % de los casos de violencia sexual han llegado a tribunales. Frente a un panorama de impunidad como este es difícil decir que tenemos las herramientas para poder frenar la violencia, eso al contrario la exacerba más”, asegura Jineth Bedoya en una entrevista con Efeminista.
Las leyes no se aplican
Pese a que algunos países de América Latina han aprobado leyes y normativas específicas contra el feminicidio u formas de violencia contra las mujeres, Bedoya asegura que pocas veces estas son aplicadas correctamente por policías, jueces o fiscales. “Eso provoca una revictimización y se naturaliza la violencia”.
“En nuestros países aún se considera que la violencia es un asunto de pareja”.
En ese sentido, Mercedes Hernández menciona que esa falta de aplicación envía “terribles mensajes” de incompetencia estatal. “No solamente dice el Estado es crónicamente débil, que las investigaciones son insuficientes, que el acceso de las mujeres en la justicia es insuficiente, sino también hay un discurso en el que se invita a los perpetradores a la repetición, porque cuando no se investiga, no se juzga, cuando no se condena un crimen en la historia solamente se puede repetir”.
Para las expertas, las autoridades de los países deberían entender que la violencia de género “es un crimen trasnacional” que está dejando “decenas y decenas de víctimas” en la región, por lo que se debería implementar convenios para combatirlo en conjunto.
La guerra no ha acabado para las mujeres
Bedoya y Hernández, que vienen de países con antecedentes de conflicto armado, sostienen que la violencia física y sexual contra las mujeres ha aumentado pese a estar en supuestos tiempos de paz.
“Lamentablemente la violencia contra las mujeres se ha exacerbado. Antes teníamos muy identificados a los grupos armados que lo perpetraban, hoy, como el conflicto se atomizó, es mucho más difícil encontrar responsables”, precisa la periodista colombiana.
El reclutamiento de mujeres para la explotación y trata son “problemas de las que pocas veces se habla”., afirmaron a periodistas de efeministas.
“Hay países en el continente, como Guatemala, en los que cada cinco, ocho minutos hay una violación sexual. Además, hay otros países donde las tasas de feminicidio, como también ocurre en mi país, son solamente comparables a momentos de guerra”, enfatiza Hernández.
“Hoy nos damos cuenta de que el feminicidio es el genocidio más impune y también el más antiguo que la humanidad conoce. A pesar de esta antigüedad las mujeres siguen en un goteo incesante, cayendo todos los días a manos de perpetradores tanto de conocidos como de hombres que no tenían aparentemente un vínculo con la víctima”, agrega la directora de la asociación guatemalteca.
Las latinoamericanas creen que las instituciones estatales deberían empezar ya a hacerse cargo de estos problemas que afectan a millones de mujeres en la región y miran con esperanza a la lucha contra la violencia de género que se gesta desde la sociedad civil como el inicio del camino hacia una futura solución.