Los chalecos amarillos mantienen su pulso a Macron un sábado más
El movimiento de protesta vuelve a salir este sábado a las calles en Francia por trigesimocuarta semana consecutiva.
Alrededor de 300 mil personas comenzaron las manifestaciones el 17 de noviembre de 2018 con una exigencia: echar atrás el alza de impuestos sobre los combustibles. Para ello vistieron chalecos de seguridad fluorescentes, obligatorios para todos los conductores.
En las más recientes jornadas ha habido una disminución en la cantidad de personas participantes (menos de 10 mil personas en la protesta del sábado 29 de junio), sin embargo el movimiento antigubernamental se ha extendido hasta ser nacional.
Inició como una expresión de descontento por los impuestos sobre el diésel y la gasolina, pero creció hasta ser una revuelta contra las políticas comerciales promovidas por Macron, quien llegó al poder en 2017, y contra el elevado costo de la vida.
Debido al masivo apoyo de los franceses a ese movimiento, Macron dejó en suspenso su pretendido aumento de impuestos a los combustibles en diciembre anterior, aunque los líderes comenzaron ha hacer otras exigencias, desde un incremento salarial como mayor participación ciudadana en la toma de decisiones políticas e inclusive la renuncia del presidente.
Macron comenzó un Gran Debate Nacional y anunció un aumento del salario mínimo, disminución de impuestos -en especial el de la renta- e incremento a las pensiones.
Según un balance elaborado por AFP, durante los primeros seis meses del movimiento de los chalecos amarillos 11 personas han muerto, más de cuatro mil han resultado lesionadas y alrededor de 12 mil fueron detenidas.
El sábado pasado, unas 200 delegaciones del movimiento de los chalecos amarillos sostuvieron reuniones con el objetivo de trazar una hoja de ruta a futuro.