Bolivia en crisis desde el golpe de Estado de 2019
La postergación de las elecciones generales para el mes de octubre ha profundizado la crisis política en el país suramericano.
Este 6 de agosto, Bolivia conmemora los 195 años de su fundación como país soberano en medio de una crisis política, económica y social acentuada por la pandemia del coronavirus.
Sin embargo, desde el golpe de Estado contra Evo Morales el 10 de noviembre de 2019 perpetrado por la oposición, las Fuerzas Armadas y de la Policía, en complicidad con Estados Unidos (EE.UU.), el país se encuentra sumergido en una crisis política, social y económica.
Bolivia antes del Golpe de Estado de 2019
Durante la presidencia de Evo Morales (2006-2019), Bolivia presentó un fuerte crecimiento económico reconocido por organismos internacionales, como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
El promedio de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de Bolivia en los años de Morales fue de 4.9 por ciento. Según balances del FMI, la tasa de expansión del PIB boliviano para 2019 fue de 3.9 por ciento, manteniendo al país como el líder de crecimiento en la región.
Al presentar el informe anual de 2019, Morales dijo que en 2005 Bolivia era el segundo país con mayor nivel de deuda externa, equivalente al 52 por ciento del PIB; para 2018, se convirtió en el séptimo país menos endeudado de América del Sur, con 24 por ciento respecto a su PIB.
El Ministerio de Economía y Finanzas Públicas de Bolivia informó que para 2018 la pobreza moderada se situó en 34.6 por ciento y la extrema en 15.2, posicionando al país como la economía con la mayor reducción de pobreza extrema en América del Sur.
Según el informe Panorama Social de América Latina de la CEPAL, en 2018, Bolivia, además, redujo la brecha entre los que más y menos tienen. El coeficiente de Gini, que mide la desigualdad, bajó a 0.45 en 2017.
De acuerdo a la Encuesta Continua de Empleo (ECE) del INE, en el cuarto trimestre de 2018 se registró una tasa de desempleo urbano de 4.2 por ciento. A 2019 el sueldo básico en este país suramericano llegó a 308 dólares mensuales.
El crecimiento económico durante el gobierno de Evo Morales estuvo acompañado de políticas públicas que ayudaron a disminuir los negativos indicadores sociales.
Bolivia después del Golpe de Estado
La actual presidenta de facto, Jeanine Áñez, llegó al poder tras semanas de protestas y represión que terminaron con un saldo de al menos 30 muertos.
La política de mano dura, implementada por Áñez desde que asumió la presidencia boliviana, ha sido objeto de fuerte crítica dentro y fuera del país.
Sectores de oposición han denunciado que desde el Gobierno de facto se ha desatado una persecución política y sienten que la opresión se ha intensificado con la llegada del coronavirus.
Señalan allanamientos y detenciones arbitrarias, obstaculizaciones de entregas humanitarias a municipios controlados por sindicatos cocaleros y atentados contra la libertad de expresión.
La postergación de las elecciones para el mes de octubre ha profundizado la crisis política en Bolivia, llevando al llamado a huelga de la Central Obrera de Bolivia (COB).
Tanto la COB y otras organizaciones afines al Movimiento al Socialismo (MAS) se encuentran protestando para exigir la realización de elecciones en septiembre. Al respecto el Tribunal Supremo Electoral (TSE) convocó este miércoles a los sectores movilizados, que bloquean diferentes carreteras del país a dialogar sobre la nueva fecha de las elecciones generales.
“Nos encontramos movilizados y a días de haber iniciado la huelga general indefinida en contra de las políticas nefastas dictatoriales, opresoras y represoras de este gobierno golpista que está llevando al pueblo Boliviano a una crisis económica, en la salud, en la educación y en el trabajo”; dice el mensaje de la organización.
En lo económico el Gobierno de facto ha avanzado en el desmonte del aparato económico y productivo impulsado por Evo Morales, invitando y promoviendo la llegada del FMI para definir la nueva política económica del país.
Ante la falta de ayuda por parte del Estado a los pequeños productores y comercios en tiempos de pandemia, se espera que el golpe económico sea especialmente duro para Bolivia porque cerca del 70 por ciento de su fuerza laboral trabaja de forma irregular.
En cuanto a la crisis de salud derivado de la pandemia de la Covid-19, el Gobierno de facto ha responsabilizado a la anterior administración, sin tomar en cuenta las inversiones millonarias en infraestructura hospitalaria en todas las regiones del país en los años anteriores.
Gremios médicos han denunciado la falta de insumos mínimos para enfrentar el coronavirus, como barbijos, guantes, anteojos, equipos personales de bioseguridad desechables e instrumentos de diagnóstico que son imprescindibles en este momento.
Hasta el pasado martes Bolivia registraba un total de 83.361 casos positivos y 3.320 decesos por la Covid-19.
Ante el panorama de crisis política, económica y social, muchos bolivianos se preguntan si este 6 de agosto hay algo que celebrar.