Brasil: Polémico acercamiento de Temer y Lula
Hubo gestos de clara conciliación entre el presidente y sus dos antecesores , Lula y Fernando H. Cardoso.
Hay varias señales que sugieren un ambiente político menos tenso para el presidente Michel Temer. Las dos más importantes vinieron de dos ex presidentes: Fernando Henrique Cardoso y Luiz Inázio Lula da Silva.
El primero reveló que la política económica “permite imaginar una salida del pozo” y que sería “malo y muy complicado” intentar sacar a Temer del poder. Lula tuvo un gesto de clara conciliación cuando el jefe del Planalto lo visitó el jueves en el hospital Sirio-Libanés, donde se encontraba internada la ex primera dama Marisa Letícia, fallecida el viernes.
Un asesor del presidente, que lo acompañó en ese contacto, creyó ver en el acercamiento de ambos políticos un indicio de que Lula ablandaba su postura. Tanto que en el diario Folha de Sao Paulo se afirmó que, al volver a Brasilia, Temer dijo a sus colaboradores que quiere hacer una conferencia con sus dos antecesores.
El tema a tratar sería la reforma política que muchos intentaron y nadie consiguió. Podría convidar, inclusive, a otros ex jefes de Estado como José Sarney y Fernando Collor. En declaraciones a la prensa brasileña, asesores de Temer dijeron que lo mejor sería apresurar esa cumbre.
Al despedirse del actual presidente, Lula le aseguró que estaba dispuesto a conversar cuando lo llame. Y Temer le replicó que habrá de buscarlo en el futuro inmediato.
En el entorno “temerista” no dudan que el líder petista puede tener un peso importante en el escenario nacional. “Lula es un actor político con el que hay que retomar el diálogo”, postuló el senador Romeró Jucá, del Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB).
En el mismo sentido se expresó el ministro jefe de gabinete Eliseu Padilha, al señalar que “ese diálogo será ciertamente continuado”.
Del otro lado, se escucharon los mismos conceptos: “Ninguna divergencia o pelea política debe anular el diálogo”, sostuvo Lula. Una muestra de que pretende ir en esa dirección fue el largo abrazo en el que se fundió con Cardoso, y luego con el actual canciller José Serra, quien fuera candidato presidencial derrotado por él en octubre de 2002.
Es curioso, pero en el PT no saben aún qué ocurrirá con su histórico fundador. Unos suponen que podría verse muy afectado por la depresión posterior a la muerte de su compañera (luego de 43 años de casados). Otros, sin embargo, entienden que Lula podrá reaccionar con más y más política; y con viajes a lo largo y ancho de su país.
Esa es la variante más probable. Desde el punto de vista humano, era natural que Lula recibiera la solidaridad del mundo político. En el velorio de su mujer estuvieron el ex presidente del Senado, Renan Calheiros; el actual titular de ese cuerpo Eunício Oliveira; y los ministros Henrique Meirelles y Moreira Franco.
El senador Cassio Cunha Lima, del socialdemócrata PSDB, contó que Lula le había dado “mucha importancia” al hecho de que las relaciones personales no se han contaminado con las rivalidades políticas.
De acuerdo con la prensa, el dirigente del PT advirtió a sus compañeros que no quería convertir la muerte de Marisa en un “espectáculo político” y le pidió que no hicieran manifestaciones. Con todo, no pudo evitar que a la llegada de Temer, los militantes le gritaran “asesino” y “golpista”.
Tal vez allí resida una contradicción. Y tal vez ésta no sea más que aparente. Hay una necesidad de los miembros del gobierno, de sus aliados y del propio Lula, de terminar con la inestabilidad política que procede, entre otras cosas, del proceso de Lava Jato. Ocurre que, como señaló la columnista Eliane Cantanhede, “el Lava Jato está vivo..y hay delaciones de Odebrecht en el camino”.