También el coronavirus es desigual en América Latina
La irrupción de la pandemia en Latinoamérica pone de manifiesto las abrumadoras diferencias sociales y económicas que se dan en la región, evidenciadas también en las medidas de contención de la enfermedad.
La idea de que el covid-19 afecta todos por igual es una mentira: los más pobres y las empresas pequeñas son los grandes perdedores de la pandemia en Latinoamérica.
Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), alrededor de 37,7 millones de personas estarán desempleadas en la región a partir de la pandemia y casi 30 millones de personas caerán a la pobreza.
Mientras los sectores más altos de la sociedad pueden asegurar su ingreso por medio del teletrabajo y las farmacias y supermercados aumentan el precio de los productos hasta un 10 por ciento, los empleos informales, los cuentapropistas y las pequeñas y medianas empresas son los que enfrentarán el verdadero peso de la crisis, lo que significa un severo daño para la economía latinoamericana y un gran retraso en su futura recuperación, sostienen varios analistas.
«El desempleo está sucediendo en los sectores más vulnerables de la población. No está afectando a los sectores altos. Ellos han podido mantener el empleo gracias al teletrabajo y a las ayudas que se presta al gran sector empresarial. Mientras que el cuentapropismo, las pequeñas empresas y el sector informal son los más golpeados», dijo a Sputnik el antropólogo y exdiputado español Sergio Pascual, miembro del consejo ejecutivo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag).
Por su parte, el politólogo e historiador ecuatoriano Juan Paz y Miño, profesor de la Pontificia Universidad Católica de Ecuador y exvicepresidente de la Asociación de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe, dijo a Sputnik que los sectores más vulnerables siguen siendo los que más sufren la crisis por la falta de políticas sociales.
«Los sectores más vulnerables van a ser los perjudicados porque no ha habido una capacidad estatal suficiente para atenderlos y porque al cerrarse las empresas durante dos meses, la gente pobre ha tenido que enfrentarse a un dilema: o nos contagiamos con el covid-19 o nos morimos de hambre. Esto no importa a la élite, que privilegia sus negocios», sostuvo.
Según la Celag, la pandemia ha puesto en riesgo el ingreso de al menos 271 millones de trabajadores latinoamericanos, tanto asalariados como cuentapropistas y trabajadoras del hogar. Para solucionar este gran problema, los gobiernos latinoamericanos deberían invertir 405.000 millones de dólares por trimestre en toda América Latina, lo que significa un 7,3 por ciento del Producto Interno Bruto de cada país.
¿Medidas eficaces?
Desde el inicio de la pandemia, varios países dijeron que iban a extender los programas de transferencia de dinero que ya existían, como, por ejemplo, Brasil, Argentina, Colombia y México.
Mientras tanto, Chile creó un subsidio de 58 dólares para 2 millones de personas que en marzo no tuvieran empleo formal y que se sumó a los programas de asistencia social prexistentes.
Sin embargo, estas respuestas plantean enormes desafíos logísticos porque muchas familias latinoamericanas no están bancarizadas ni tienen acceso a Internet, lo que limita la llegada de asistencia.
Paz y Miño aseguró que estas medidas no han sido suficientes ya que no alcanzan a todos los sectores de la población latinoamericana e implican «escasas» transferencias de dinero para ayudar a la población más vulnerable.
Además, sostuvo que la mayoría de los gobiernos de la región son «conservadores», por lo que sus políticas intentan preservar los intereses de la élite, generando así una desigualdad social.
Más desigualdad
Por otro lado, Pascual advirtió que, si no se cambia la situación, América Latina va hacia un período de ensanchamiento de las desigualdades como el que se vivió entre 1980 y el 2000.
«Estos períodos de agravamiento a la desigualdad conllevan a conflicto social, que ya estaba emergiendo en Chile, Colombia o Ecuador. Además, si se empobrecen los sectores más vulnerables, probablemente la recuperación económica de América Latina sea mucho más lenta», reflexionó.
Sostuvo que América Latina sufrirá un «mayor retraso» en lugar de aprovechar la pandemia para mejorar su capacidad tecnológica y desarrollar la industria menos dependiente del exterior.
«Los gobiernos están dejando por el camino a las empresas independientes, y eso va a suponer un gran problema para el futuro. Con esto América Latina se está haciendo más dependiente de la relación con el exterior. Por no proteger a los sectores más vulnerables y a su mercado interno, le va a suponer un costo importante a la hora de recuperarse en el futuro, lo que aumentará la brecha entre países emergentes y desarrollados», reflexionó.
La Cepal estima que la región se encamina a una contracción del 5,3 por ciento de su economía este año, lo que supondrá la peor caída desde 1900. Mientras tanto, la Comisión estima que el PIB mundial caerá en torno a un dos por ciento.