Santiago. Día Internacional de la Mujeres Trabajadoras / Marzo 8, 19Hrs, Plaza Italia
Las mujeres trabajadoras salimos a la calle contra la precarización de la vida.
En la conmemoración de un nuevo 8 de marzo, día donde se honra la memoria de las más de cien mujeres que perdieron la vida exigiendo mejoras en sus derechos laborales, hoy las feministas nos hemos organizado nuevamente para salir a la calle y conmemorar también la lucha de todas las mujeres trabajadoras que hacen frente día a día a este sistema que nos oprime y relega constantemente a planos secundarios de la vida. Nos convocamos y organizamos nuevamente desde la rebeldía, porque no estamos dispuestas a tolerar esta vida en que la violencia es la norma.
Esa violencia estructural sale a la luz de forma brutal mediante asesinatos crueles y discriminación dentro del trabajo, precariedad de las condiciones laborales y violencia ejercida por el Estado. La violencia de género ha sido parte fundante de nuestra historia, y su agudización está fuertemente relacionada con la precarización creciente de la vida, en especial en el trabajo, donde los bajos sueldos, la subcontratación, y la carencia de derechos sociales, sexuales y reproductivos aumenta el agobio de las mujeres, pues somos las que debemos asumir, por regla general, el trabajo doméstico y los cuidados en las familias, sin reconocimiento, de manera gratuita y en muchos casos teniendo que “inventar formas que generen lucas” para un segundo salario, porque no alcanza, o porque simplemente es el único ingreso familiar.
Esa labor se hace aún más difícil cuando, pese a que trabajamos la mayor parte del día tanto en nuestras casas, como en pegas formales e informales, no alcanza para llegar a fin de mes, no hay plata para pagar la salud y la educación, y las pensiones, luego de toda una vida de trabajo, son de miseria; en fin, cuando nuestras condiciones de vida se vuelven cada vez más indignas. Ese transitar sin descanso, donde el tiempo libre es un privilegio, constituye un impedimento para poder organizarnos en nuestros trabajos, en nuestras comunas, en nuestras regiones y a nivel nacional.
Este escenario se torna más agresivo con el reciente triunfo del presidente electo Sebastián Piñera y su administración neoconservadora y empresarial. Su “Compromiso mujer” y la elección de Isabel Plá para dirigir el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género permiten adelantar una política anti derechos y un nulo reconocimiento a las demandas históricas del movimiento feminista. Esta política no hace más que profundizar y consolidar el legado de la transición, manteniendo el ideal de mujer como buena madre y víctima que hay que empoderar, en tanto “súper mujer”, para evitar que cuestionemos la violencia de género, la mayor explotación y la desigualdad que debemos vivir. Una política enemiga no solo de todo el pueblo trabajador, sino que también, y específicamente, de las mujeres.
Este contexto nos da fuerza y capacidad de articulación y movilización como lucha feminista clasista y antirracista inserta en diferentes espacios sociales de resistencia: No+AFP, movimiento por una salud digna, sindicatos, organizaciones de trabajadoras de casa particular, organizaciones indígenas, la lucha de la Machi Linconao, migrantes, agrupaciones de trabajadoras sexuales, estudiantes, campesinas, pobladoras, mujeres organizadas en la lucha por la vivienda, en la lucha socioambiental, temporeras, rurales, pobres, trabajadoras de bajos sueldos a honorarios y a contrata, las que no tienen cabida en el espacio público por estar relegadas a las labores de cuidado, lesbianas, bisexuales, trans, todas las que luchan porque su identidad de género y sexual no las margine de la sociedad. No todas vivimos esta realidad de la misma forma, pero todas nos articulamos desde un feminismo para las mayorías.
Este 8 de marzo nos convocamos, y de forma articulada llamamos a una jornada de protesta y movilización social que detenga e interrumpa la cotidianidad que se sustenta, en gran parte, sobre nuestros hombros. Llamamos a apropiarnos de todos los medios que tengamos a mano para la organización: aquellas que puedan parar en sus trabajos (remunerados y no remunerados), que lo hagan; aquellas que puedan parar de forma parcial, deteniendo alguna de aquellas tareas, también. Súmense a marchar y manifestarse. Nuestro llamado no es tan sólo una invitación a detenernos por un día, sino por el contrario, es un llamado a tomar una posición activa hacia la transformación de esta realidad. Llamamos a luchar, más que nunca, por transformaciones sociales que no reproduzcan la violencia de la desigualdad, la injusticia y la explotación.
¡Este 8 de marzo, las mujeres trabajadoras salimos a la calle en contra de la precarización de la vida!