Con acento en lo social, Gobierno de Lula cumple 100 días en Brasil
Con la campaña Brasil volvió, el tercer Gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva cumple hoy 100 días, marcado por colocar el andamio social en el centro de su desempeño.
Un video publicado en redes digitales de la administración asegura que «el valor de la cultura ha vuelto», «el cuidado del medio ambiente ha vuelto», «el respeto internacional ha vuelto», la «protección de la salud ha vuelto» y «el respeto a todas las creencias ha vuelto».
El audiovisual certifica que «el Brasil que ama su tierra, su cultura, su naturaleza, su gente volvió. Volvió para cuidar y hacer más. Mucho más para cada brasileño y brasileña, uniendo cuidado y crecimiento, personas y desarrollo, respeto aquí y allá afuera».
Con énfasis en lo social, en estos primeros tres meses de gestión, Lula restableció criterios para enfrentar a la pobreza y comenzó los pagos de 600 reales (118 dólares) de Auxilio Brasil, programa de ayuda a familias necesitadas que volvió a bautizarse Bolsa Familia.
Los núcleos con hijos de hasta seis años reciben ahora el extra de 150 reales (30 dólares) que se sumará al base de 600 reales del plan.
Creado en 2003 durante el primer mandato del extornero mecánico, el esquema tiene como objetivo romper el ciclo generacional de la penuria a corto y largo plazo a través de transferencias condicionadas de ingresos, educación, y la salud.
Asimismo, en el periodo, Lula firmó la medida provisional que retoma Mi Casa, Mi Vida, programa de entrega de viviendas a segmentos necesitados. Fue creado en 2009 en el segundo gobierno del hijo de la clase obrera para reducir el déficit habitacional en el país.
Desmantelada después del golpe parlamentario judicial contra la expresidenta Dilma Rousseff en 2016 y aún más durante la administración del derrotado mandatario Jair Bolsonaro, la iniciativa tuvo 1,6 millones de viviendas sin terminar.
Por lo menos 281 mil 472 brasileños viven actualmente sin techo (homeless) en el gigante suramericano, cifra que representa un aumento del 38 por ciento en relación con 2019, período pre-pandemia de Covid-19.
A todo lo anterior se une que Lula presentó en el ciclo el programa Más Salud para Brasil, antiguo Más Médicos, que prevé la apertura inicial de 15 mil nuevas plazas para profesionales del sector.
La nueva versión pretende extender las vacantes a 28 mil especialistas hasta el final de 2023 y priorizar a 96 millones de personas en la atención primaria por el Sistema Único de Salud, con enfoque en áreas de extrema pobreza y comunidades tradicionales.
En la ceremonia de inicio, Lula agradeció a todos los que de una forma u otra estuvieron en Más Médicos, en especial a los profesionales cubanos, que trabajaron en lugares en los cuales nunca hubo un galeno.
Sobresale de igual manera el Programa de Adquisición de Alimentos, proyecto en el que el Gobierno compra la producción de pequeños productores de la agricultura familiar y pasa a personas que están en vulnerabilidad alimentaria.
Durante el período, Lula recreó además ministerios como Igualdad Racial, según describió, para «reparación histórica al pueblo negro»; Mujeres, de combate contra «la violencia de género y a la desigualdad en el mundo del trabajo» y Cultura, «extraordinaria herramienta de generación de riqueza, además de parte fundamental de formación de nuestra identidad».
INTENTONA GOLPISTA
También el exdirigente obrero enfrentó desafíos en la etapa, como la invasión y depredación el 8 de enero de las sedes de los tres poderes en Brasilia.
Casi todos los comentaristas políticos coinciden en destacar que el liderazgo de Lula en la respuesta a la tentativa golpista, resultó el primer rompimiento con la anterior etapa de Bolsonaro, abocado a sabotear a las instituciones democráticas desde del poder.
Estimulados por discursos de odio, grupos extremistas adeptos del exmilitar perpetraron ataques terroristas y saquearon las sedes del Congreso Nacional, el Supremo Tribunal Federal y el Palacio del Planalto, baluarte del Poder Ejecutivo.
Ante las incursiones violentas, el fundador del Partido de los Trabajadores decretó la intervención en el Distrito Federal para poner fin al grave comprometimiento del orden público.
«Esos vándalos, que podemos llamar fascistas, fanáticos hicieron lo que nunca se hizo en la historia de este país», denunció Lula en la oportunidad.
Varias líneas de investigaciones se abrieron en instituciones judiciales para conocer y condenar a los autores materiales e intelectuales de la algarada golpista, esculpida en negro en la memoria nacional.
Resulta incuestionable que disimiles propuestas o iniciativas del actual gobierno, en especial en el área económica, enfrentan obstáculos. Otras todavía necesitan ajustes y el destino de muchas medidas dependerá de factores, acuerdos coyunturales o debates políticos.
«Los problemas heredados eran tantos y en tantos frentes que el término reconstrucción fue incorporado al eslogan del Gobierno federal, precedido de otra palabra clave: unión. No hay dos Brasil, el Brasil de quien votó por mí y el Brasil de quien votó por otro candidato. Somos una nación», escribió Lula.
Rasgueó en el diario Correio Braziliense que en estos primeros 100 días de gobierno, «trabajamos incansablemente para devolver la dignidad y la calidad de vida al pueblo brasileño, especialmente a los 33 millones de víctimas del hambre».
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