Responsible Statecraft •  Internacional •  12/07/2024

EE.UU. siempre supo que Rusia no quería a la OTAN en sus fronteras

Una serie de documentos recientemente desclasificados muestran que Estados Unidos ha sabido desde el principio que la expansión de la OTAN en los últimos 30 años ha planteado una amenaza para Rusia

EE.UU. siempre supo que Rusia no quería a la OTAN en sus fronteras

Se espera que esta semana, en la cumbre de la OTAN en Washington, los líderes de la alianza firmen un comunicado conjunto que declara que Ucrania está en un camino “irreversible” para unirse a la alianza.

Es probable que esta decisión sea celebrada como un gran paso adelante y un reflejo de la unidad occidental detrás de Ucrania, pero una serie de documentos recientemente desclasificados muestran que Estados Unidos ha sabido desde el principio que la expansión de la OTAN en los últimos 30 años ha planteado una amenaza para Rusia, y puede haber sido un elemento crítico en las políticas de Moscú durante ese tiempo, que culminaron con guerra actual en Ucrania iniciada desde 2022.

“Los documentos muestran que la política de la administración Clinton en los años 90, que enfatizaba dos vías, la ampliación de la OTAN y la participación de Rusia, a menudo chocaban, dejando cicatrices duraderas en [el entonces presidente ruso Boris] Yeltsin, que constantemente buscaba lo que él llamaba asociación con los EE.UU.”, según el Archivo de Seguridad Nacional, que escribió sobre los documentos recientemente desclasificados esta semana.

El archivo también reflejó que «ya en el otoño de 1994, según los documentos, la estructura alternativa de seguridad de la Asociación para la Paz para Europa, que incluía tanto a Rusia como a Ucrania, fue desestimada por los responsables políticos estadounidenses, que sólo retrasaron la ampliación de la OTAN hasta que tanto Clinton como Yeltsin pudieron lograr su reelección en 1996.”

En 1995, el entonces asesor de seguridad nacional Anthony Lake advirtió al presidente Bill Clinton que el liderazgo ruso no aceptaría la expansión de la alianza hacia el Este.

Dos años más tarde, cuando Washington y Moscú estaban entrando en negociaciones sobre el futuro de la cooperación entre la OTAN y Rusia, el funcionario del Departamento de Estado Dennis Ross escribió lo que el Archivo llama un “análisis astuto y empático” de la posición rusa sobre la expansión de la OTAN.

“Para empezar, los rusos, por todas las razones que usted conoce, ven la expansión de la OTAN desde una perspectiva política, psicológica e histórica”, escribió Ross en un memorando a Strobe Talbott, entonces subsecretario de Estado.

“En primer lugar, sienten que fueron engañados en el momento de la unificación alemana. Como usted señaló conmigo, las promesas de [el ex secretario de Estado James] Baker de no extender la presencia militar de la OTAN a lo que era Alemania del Este eran parte de un compromiso percibido de no expandir la Alianza hacia el Este”, continúa el memorando. “Además, la promesa de 1991 de comenzar a transformar la OTAN de una alianza militar a una alianza política fue parte de la explicación soviética para aceptar una Alemania unificada en la OTAN”.

Como estas promesas percibidas nunca se hicieron concretas, añade Ross, los rusos “estaban tomando las lecciones de 1991 y están tratando de aplicarlas ahora en las negociaciones sobre la expansión de la OTAN”.

A pesar de estos obstáculos, Clinton y su homólogo ruso, Boris Yeltsin, llegaron a un acuerdo sobre una serie de cuestiones en una cumbre celebrada en Helsinki un mes después. Durante una conversación privada con Clinton en esa cumbre (que formaba parte del conjunto de documentos desclasificados), Yeltsin diría que había llegado a un acuerdo con la OTAN no porque quisiera, “sino porque es un paso obligado ”.

En su intercambio con el presidente norteamericano, Yeltsin dejó algo en claro: “La ampliación [de la OTAN] tampoco debe incluir a las antiguas repúblicas soviéticas”, dijo. “No puedo firmar ningún acuerdo sin ese lenguaje. Especialmente Ucrania. Si se involucra a esa nación, creará dificultades en nuestras conversaciones con Ucrania sobre una serie de cuestiones”. Clinton no aceptó un “pacto de caballeros” en ese sentido, y los dos hombres finalmente siguieron adelante.

Las consecuencias de haber decidido ignorar las preocupaciones rusas hace décadas siguen teniendo un impacto en las relaciones entre Occidente y Moscú hoy en día, consideran los expertos.

“Estos documentos desclasificados subrayan que los funcionarios estadounidenses han comprendido claramente desde hace mucho tiempo la profundidad de las objeciones de Moscú a la expansión de la OTAN hacia el este, que se remontan a la era de Gorbachov y la presidencia de Yeltsin. Sin embargo, Washington procedió a esta expansión de todos modos, juzgando que Rusia seguiría siendo impotente para impedirla”, dijo George Beebe, director de Grand Strategy en el Quincy Institute, a Responsible Statecraft.

“Hoy, Rusia está  mucho más poderosa que entonces, y está resuelta a bloquear la incorporación de Ucrania y Georgia a la OTAN por todos los medios necesarios”., añadió el experto.


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