Resumen Latinoamericano / Kaos en la Red •  Internacional •  13/06/2017

Francia. Abstención récord, Macron arrasa, sube la Francia insumisa y se hunde el PS

La primera vuelta de las legislativas francesas dejan un panorama muy favorable para que, en la segunda vuelta, el partido de Macron obtenga mayoría absoluta. Una mayoría que de producirse, daría un amplio margen de maniobra al neoliberal Macron para aplicar sus planes contra la clase trabajadora y los sectores populares (nueva reforma laboral desreguladora, privatizaciones…).

Francia. Abstención récord, Macron arrasa, sube la Francia insumisa y se hunde el PS

Desde el punto de vista de los sectores populares y de la izquierda destacan tres hechos: una altísima abstención del 51% que, de hecho, constituye un récord sin precedentes y muestra la crisis real y el descrédito por la que atraviesan las democracias burguesas europeas; el ascenso de la Francia Insumisa liderada por Melenchon, una opción de izquierda reformista en auge que crece sobre los despojos de la vieja socialdemocracia, en línea con otros fenómenos similares en Europa (equivalente al Podemos del Estado Español); y, por último, la caída libre en que está sumido el Partido Socialista, también a imagen de otros partidos socialdemócratas europeos a quienes su electorado ha vuelto la espalda tras sufrir las duras políticas antisociales cuando estaban en el gobierno y que pretenden recuperarlo, en algunos casos, con un electoralmente exitoso giro a los viejos postulados socialdemócratas (Corbyn en Inglaterra).

Sin duda se acercan tiempos turbulentos para la lucha de clases en el Estado galo: con toda probabilidad la clase trabajadora francesa reaccionará a la nueva oleada de ataques a sus derechos que intentarán llevar a cabo Macron y su gobierno una vez concluido el proceso electoral, y que puede ser el detonante a escala europea de un nuevo período de resistencia social frente a la nueva oleada de políticas neoliberales.


El partido del presidente francés, Emmanuel Macron, ha sentado este domingo en la primera vuelta de las legislativas las bases para alcanzar la próxima semana la que se presume como una victoria histórica, que le permitiría obtener una holgada mayoría absoluta.

La República En Marcha (LREM), que presentó como candidatos a una mezcla de políticos repescados de las filas socialistas y conservadoras junto a figuras poco conocidas de la sociedad civil, obtuvo ─con el 98% de votos escrutados─ el 32,33% de los votos. Sin embargo, esa cifra sólo es de verdad elocuente si se traduce en el número de escaños en que se podría convertir dentro de una semana.

Debido al sistema electoral francés a doble vuelta, los candidatos de LREM estarán presentes en un enorme número de duelos a dos o a tres en la segunda ronda. Y tienen muchas posibilidades de adjudicarse la mayoría de ellos. Las estimaciones apuntan a que la maquinaria electoral de Macron, que hace poco más de un año ni siquiera existía, conseguirá entre 390 y 445 diputados, más de cien por encima de la mayoría absoluta (289).

El resultado es todavía mejor del que preveían las encuestas para la formación “macronista”. Los demás partidos apenas han podido hacer un ejercicio de contención de daños, sin conseguirlo en casi ningún caso. Los Republicanos (centro-derecha) son los segundos más votados, con el 18,82%, pero sus perspectivas son poco halagüeñas para una Asamblea Nacional que hace cinco meses se preparaban para dominar. Con las proyecciones demoscópicas, los conservadores se harían finalmente con entre 85 y 125 escaños dentro de una semana.

Peor aún se presenta el panorama para el ultraderechista Frente Nacional, que con el 13,35% conseguido se quedaría lejos de su objetivo de alcanzar en la segunda vuelta los 15 escaños que le asegurarían poder formar grupo parlamentario. El descalabro mayor, tal como se esperaba, es el del Partido Socialista, que se queda en el 7,87%, perjudicado por el ascenso de Jean-Luc Mélenchon y su Francia Insumisa (10,97%). El propio líder de los socialistas en la actualidad, Jean-Christophe Cambadélis, quedó eliminado en su circunscripción parisina, convertido en el retrato de un partido hundido que se plantea su refundación.

Los resultados dibujan un panorama muy favorable para la ambiciosa agenda reformadora de Macron, que pretende tocar asuntos tan sensibles como la ley del trabajo o la educación primaria. Sin embargo, a la espera de la segunda vuelta, su presumible victoria queda por ahora enturbiada por la bajísima participación: sólo un 49% de los franceses acudieron a las urnas este domingo. La cifra marca un récord histórico de abstención en la V República (fundada en 1958) y se queda muy por debajo del anterior guarismo, que fue del 57% hace cinco años.

La escasa afluencia, condicionada por un resultado muy decantado de antemano y por las altas temperaturas, ha reabierto el debate en Francia sobre la conveniencia de fijar la celebración de legislativas sólo un mes después de las presidenciales. Esta coincidencia temporal fue introducida en 2001 bajo el entonces presidente Jacques Chirac precisamente para favorecer la creación de mayorías presidenciales en el Parlamento y evitar la cohabitación.

La abstención fue uno de los argumentos a los que se aferraron los partidos derrotados para justificar su mal desempeño, al atribuir el hartazgo ciudadano a una secuencia interminable de elecciones el último año: primarias de la derecha y de la izquierda, presidenciales y legislativas, todas ellas a dos vueltas. Para el primer ministro francés, Édouard Philippe, el mensaje transmitido por los votantes “no tiene ambigüedad”, pese a la alta tasa de abstención. Philippe, antiguo dirigente del partido conservador, consideró que el próximo domingo “la Asamblea Nacional encarnará el nuevo rostro de nuestra República”.

Entre los derrotados, la presidenta del Frente Nacional, Marine Le Pen, opinó que la falta de participación había “penalizado” a su formación, y pidió a todos los “patriotas” acudir masivamente a votar el próximo domingo para frenar la avalancha de LREM. Discurso similar mantuvo el responsable de la campaña de los Republicanos, François Baroin, que reclamó a la sociedad una “movilización” en la segunda vuelta para evitar que “un solo partido” concentre todo el poder.


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