Al Mayadeen •  Internacional •  13/07/2023

La guerra silenciosa entre Hizbullah e «Israel»

Tras el fracaso de su guerra en Líbano, «Israel» trabajó en tres elementos básicos: las maniobras militares, el fortalecimiento del frente interno y la introducción efectiva de tecnología en las operaciones del ejército.

La guerra silenciosa entre Hizbullah e «Israel»

Durante la agresión israelí a Gaza en mayo de 2021, respondida por la resistencia palestina con la operación Espada de Jerusalén, la defensa antiaérea del ejército interceptó, según fuentes sionistas, cerca del 90 por ciento de todos los misiles lanzados contra los territorios ocupados.

Sin embargo, ese porcentaje no impidió la victoria palestina ni la muerte de 11 colonos israelíes. Las facciones armadas demostraron ser efectivas para apoyar las opciones estratégicas conjuntas.

Este asunto reflejó un tema fundamental, la gran discrepancia entre los planes del liderazgo militar y la realidad en el campo de operaciones después de la primera chispa de guerra. En el plano estratégico ello es conocido como desastre total.

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Quizás el ejemplo más destacado de la catástrofe fue la Guerra de Julio de 2006 entre “Israel” e Hizbullah, cuyas repercusiones no terminaron y las consecuencias de sus resultados no tuvieron límites dentro de las fronteras de la región de Levante y fueron extendidas a varios ejércitos y escuelas militares en el mundo.

El general de brigada israelí, jefe de la Brigada de Medio Oriente en la División de Seguridad Política y exjefe del Instituto de Teorización Militar, Shimon Naveh, hizo una observación muy precisa al vincular el abyecto fracaso de “Tel Aviv” en la Segunda Guerra del Líbano con el contexto del conflicto con los palestinos.

“Lo importante es que el ejército israelí se enamoró de lo que les estaba haciendo a los palestinos al punto de la adicción. Cuando vas a la guerra contra un competidor inferior puedes perder un hombre aquí o un luchador allá, pero siempre tendrás el control total del campo de batalla”, dijo.

El enfoque de Naveh reflejó un problema muy profundo en la conciencia del ejército de ocupación israelí, y ello constituyó un importante punto de partida para comprender el camino de desarrollo de la entidad en sus esfuerzos por tener en cuenta las lecciones de la Guerra de Julio de 2006. 

Por primera vez, el israelí enfrentó una «guerra real» y su liderazgo experimentó niveles altos de no tener el control de la situación por un periodo de 33 días.

¿Cuál es el proceso adoptado por “Israel” para desarrollar las capacidades de su ejército?

Después del fracaso de su guerra en el Líbano, y tras las recomendaciones del comité de investigación del gobierno encabezado por Eliyahu Winograd para abordar el defecto en el sistema de mando y coordinación, “Israel” trabajó para desarrollar sus capacidades y tratar de abordar los problemas surgidos en la referida contienda.

Para ello basó la nueva estrategia en tres elementos básicos: las maniobras militares, el fortalecimiento del frente interno y la introducción efectiva de tecnología en las operaciones del ejército.

Maniobras militares israelíes 2007-2023

Es difícil contar el número de maniobras militares israelíes realizadas durante los últimos 17 años, en especial porque una parte importante de ellas permaneció en secreto. No obstante, la cifra estimada fue superior a 100 y la más destacada la denominaron “Punto de Transformación”.

Los ejericios de entrenamiento de los soldados variaron. La ocupación llevó a cabo operaciones terrestres destinadas a entrenar a sus fuerzas para operar en tierras topográficamente similares a las tierras del sur del Líbano, y centró la atención en áreas del norte de la Palestina ocupada y en tierras de Chipre.

También llevó a cabo estratagemas como la coordinación en el campo de batalla entre la fuerza aérea, infantería, artillería y grupos de monitoreo.

Además, surgieron preparaciones militares centrados en el uso de bombas inteligentes y la evasión de las capacidades de la defensa antiaérea.

En las últimas semanas, el mando militar anunció más de cinco maniobras, algunas de ellas fueron realizadas de manera conjunta con otros países.

Entre ellas destacaron los simulacros independientes “León Africano”, “El Golán”, “Golpe aplastante” y “El Sol Azul”. Todas incluyeron acciones múltiples frentes y una guerra con Líbano o Siria.

En cambio, Hizbullah acumuló experiencia militar en varios niveles. El entrenamiento no fue detenido y aumentó la calidad y cantidad de las acciones.

Por su lado, las autoridades de “Tel Aviv” observaron con gran preocupación las formaciones militares de la Resistencia libanesa, su experiencia combativa y el desarrollo de escuelas especiales para sus miembros.

Fortalecimiento del frente interno

Los israelíes estuvieron interesados en tratar de construir y fortalecer su frente interno, luego que la Segunda Guerra del Líbano demostrara los beneficios logrados por Hizbullah para imponer sus condiciones en el campo batalla y en la mesa de negociaciones.

La ocupación siempre consideró la posibilidad de aislar a la sociedad y a los colonos israelíes de las guerras como la medida más segura para evitar los efectos peligrosos de las contiendas en el plano interno.

Por su parte, las autoridades del régimen intentaron reforzar los refugios, mejorar el sistema de alerta y la respuesta de los colonos a las solicitudes de trasladarse a lugares de protección para evitar incendios y explosiones.

Pero por mucha protección ofrecida a los colonos ante los cohetes de la resistencia, dos cosas limitaron su eficacia: agotar los nervios del frente interno y la sugerencia a la dirección militar de que “tiene tiempo”.

Según expertos, el tiempo siempre jugó en contra de los intereses de la ocupación en varias oportunidades y es un factor decisivo para determinar el fin de las acciones castrenses.

Otro elemento novedoso en la ecuación son los misiles de Hizbullah por la precisión de los lanzamientos. 

Por su lado, la dirección de Resistencia señaló una vez más que quien abra la próxima guerra no será quien la cierra.

Hasta ahora, la ocupación intentó construir la idea de que el cese de las hostilidades supondrá en gran medida el fin de las batallas y los bombardeos, tal como sucedió en Líbano en 2006 o después en Gaza con los ataques posteriores.

Sin embargo, no tener la decisión de declarar un alto al fuego de manera efectiva significa para “Israel” no poder ejercer presión en su frente interno hasta su «último aliento» y luego anunciar el cese de las operaciones.

En ese sentido, si “Tel Aviv” tomara la decisión de detener el combate y la dirección de la resistencia no correspondiera, esto abriría las puertas de posibilidades para un colapso colectivo de los colonos.

Fortalecimiento de las capacidades militares israelíes

Durante las últimas dos décadas la ocupación invirtió más en las capacidades defensivas, ejemplo de ello es el sistema de defensa antimisiles Cúpula de Hierro, no presente en la guerra de julio de 2006.

El progreso de ese armamento, incluido en la ecuación, tuvo como objetivo neutralizar los efectos de las guerras en los territorios ocupados y enfrentar los misiles de la resistencia, pero no logró ser tan convincente frente a la capacidad misilística y poder de fuego de Hizbullah.

Sin embargo, la Cúpula de Hierro no será la base de la guerra contra Hizbullah, ya que está destinada a lidiar con misiles y cohetes relativamente pequeños, mientras la gran amenaza para «Israel» hoy son los misiles de largo y mediano alcance. 

Para enfrentarlos necesitan sistemas más grandes como el Barak, la Flecha y la Honda de David; pocos en existencia, además de su enorme costo.

Los israelíes también fortalecieron sus capacidades navales al desplegar el sistema Cúpula de Hierro en el ámbito marítimo.

A su vez, expertos israelíes trataron de construir escudos reactivos para los tanques Merkava y protegerlos de los misiles Kornet, pero hasta ahora los vehículos blindados son incapaces de enfrentar a las fuerzas especializadas antiblindaje de Hizbullah, cuyas tácticas y experiencia de combate fueron perfeccionadas en la guerra contra el terrorismo en Siria.

Hizbullah y la batalla armamentística cualitativa

Hizbullah acumuló importantes capacidades militares después de 2006, en cantidad y calidad, desde misiles de precisión hasta de medio y largo alcance, además de la artillería pesada y ligera.

También posee un enorme arsenal naval y es capaz de construir capacidades de defensa antiaérea y con ello arrebatarle al ejército israelí su principal punto de superioridad.

La Guerra de Julio fue la prueba realista más importante por medio de la cual Hizbullah conoció sus necesidades militares. Ello también le permitió contar hoy con cerca de 100 mil combatientes, según el comunicado de su secretario general Sayyed Hassan Nasrallah.

Hoy, el israelí parece distraído, entre una batalla interna que amenaza con dividir al ejército, y una resistencia con mayor fuerza, experiencia y firmeza, capaz de romper el imaginario muro de hierro erigido por la ocupación durante décadas.


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