Desigualdad genera pobreza y desnutrición, asegura ONU
Indígenas, niños y mujeres son los más expuestos hoy a la pobreza y desnutrición crónica en América Latina y el Caribe, dado el nivel de desigualdad que persiste en estas poblaciones, reveló Naciones Unidas.
Según el Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional 2018, presentado recientemente aquí, la desnutrición crónica afecta al 42 por ciento de los infantes hondureños que viven en hogares de bajos ingresos, cifra que en el caso de Guatemala alcanza el 66 por ciento.
Panorama que en la población indígena y rural de la región tiende hacer mayor, al punto que en Belice, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Perú y Surinam superan en más del 50 por ciento las tasas observadas en las zonas urbanas.
‘La desnutrición crónica tiene estrecha relación con las desigualdades y la pobreza, pero también el sobrepeso está afectando de manera creciente a los niños y niñas más pobres’, expresó la directora de Unicef para América Latina y el Caribe, María Cristina Perceval.
Precisó que justamente son los infantes los que más se enfrentan a condiciones de alta vulnerabilidad social y económica, además de sufrir el acceso inequitativo a servicios de salud y a dietas saludables.
De acuerdo con el informe de la ONU, 19 millones de mujeres sufren de inseguridad alimentaria severa, monto que supera en cuatro millones la tasa de los hombres, quienes registran menos incidencia de obesidad en relación con el sexo femenino.
‘La equidad de género es un valioso instrumento de política para reducir desigualdades, lo cual significa promover la igualdad en el acceso y control de los recursos del hogar, así como en las decisiones para empoderar a las mujeres’, afirmó el director del Programa Mundial de Alimentos para América Latina y el Caribe, Miguel Barreto.
En América Latina, el 8,4 por ciento de las mujeres padecen de inseguridad alimentaria severa con respecto al 6,9 por ciento de los hombres; mientras que, en 10 países de la región, el 20 por ciento de los niños y niñas más pobres sufren tres veces más la desnutrición crónica que igual porcentaje de la población infantil más rica.
A juicio del estudio, una de las principales causas del alza de la malnutrición en las poblaciones vulnerables son los cambios que sufren los sistemas alimentarios de la región, desde su producción hasta el consumo.
Resaltó que, si bien los sectores más excluidos de la sociedad aumentaron el consumo de alimentos saludables como leche y carne, muchas veces deben optar por productos con alto contenido en grasa, azúcar y sal, debido a su menor costo.
Por ello, las organizaciones Panamericana de la Salud y la de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Programa Mundial de Alimentos, llamaron a los países a aplicar políticas públicas que combatan la desigualdad y promuevan sistemas alimentarios saludables y sostenibles.
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