Gran Bretaña lanzó una fallida campaña psicológica para fomentar protestas entre la comunidad alauí en Siria
Un nuevo informe arroja luz sobre el papel de Gran Bretaña en la creación de una llamada campaña de protestas contra el gobierno del presidente sirio, Bashar al Assad, en nombre supuestamente de la comunidad alauí del país árabe, una fuente clave de apoyo para Damasco en sus años de larga lucha contra los terroristas patrocinados desde el extranjero.
El portal de noticias Middle East Eye (MEE) informó el miércoles que aunque Sarkha, o “El Grito”, afirmó ser una campaña de base de los alauíes sirios, en realidad fue creada y dirigida por Londres.
La comunidad, de la que proviene la familia de Assad, ha desempeñado un papel clave en la exitosa lucha del gobierno de Damasco para liberar a Siria de los grupos militantes respaldados por el extranjero, que han causado estragos en el país desde 2011.
Citando documentos oficiales, el MEE descubrió que la plataforma online Sarkha fue ideada por una empresa estadounidense, Pechter Polls, de Princeton, Nueva Jersey, que trabajaba bajo contrato del gobierno británico.
El contrato, según el informe, fue inicialmente administrado por una unidad del Ministerio de Defensa del Reino Unido llamada Efectos Estratégicos Militares y luego por un fondo del gobierno británico denominado Fondo de Conflicto, Estabilidad y Seguridad (CSSF).
Agregó que los funcionarios de comunicaciones estratégicas británicas usaron el término “AWBP” para referirse a la plataforma online Sarkha, uno de los cinco principales programas de guerra psicológica que el Reino Unido estaba operando para desestabilizar Siria.
Según una revisión de los programas en julio de 2016, se dijo que la CSSF destinó durante ese año financiero un presupuesto de 746.000 dólares para Sharkha. El objetivo era crear “una plataforma de medios sociales segura y protegida para que los alauíes debatieran e intercambiaran ideas sobre sus necesidades, sus vidas y sus roles futuros en una Siria posrevolucionaria”.
Lanzada en 2014, Sarkha expresó su preocupación por lo que llamó “altas tasas de víctimas entre los alauíes que sirven en el Ejército sirio”. Más tarde fue rebautizada como una campaña llamada Same Pain.
Un activista que participó en la campaña dijo: “No creo que hayamos tenido éxito. Cuando terminó la campaña, la persona de contacto de los alauíes (en Siria) se fue a Europa”.
“Esta campaña no tuvo un impacto o presencia real”, dijo un periodista en la ciudad de Tartus.
En febrero, el MEE reveló que el gobierno británico estableció de manera encubierta una red de periodistas en Siria durante los primeros años de la guerra en un intento por moldear las percepciones del conflicto.
Con frecuencia, los reclutados no sabían que estaban siendo manejados desde Londres, según el informe, y agregó que varios de ellos murieron durante la crisis.
Los alauíes fueron convertidos en un objetivo prioritario de los grupos terroristas takfiris.
Un agente de inteligencia británico fue también el fundador del grupo conocido como los Cascos Blancos, que actúa para difundir desinformación sobre Siria y fabricar actos de falsa bandera, en especial en el terreno de las armas químicas.