Pueblos Originarios: «El verdadero Milagro sería que dejen de violar y matar a mujeres indígenas»
La manifestación se realizó en las puertas de la Catedral Basílica, para visibilizar los abusos y violaciones que sufren niñas, adolescentes y mujeres pertenecientes a comunidades indígenas, sobre todo, del Chaco salteño.
La provincia de Salta celebrará el próximo 15 de septiembre la tradicional Fiesta del Señor y la Virgen del Milagro. En ese marco organizaciones feministas de la provincia intervinieron el centro salteño bajo la consigna: «El verdadero milagro sería que dejen de violar y matar a mujeres indígenas».
El grupo de militantes afirmó que la manifestación, en las puertas de la histórica Catedral Basílica, se hizo con la intención de visibilizar los abusos y violaciones que sufren niñas, adolescentes y mujeres pertenecientes a comunidades indígenas, sobre todo, del Chaco salteño.
Si bien la celebración central de la grey católica salteña será el próximo jueves, la capital provincial congregará, durante toda la semana, a miles de fieles que se acercan a rezar la novena del Milagro. Además, se calcula que este año cerca de 850 mil personas que asistirán a la procesión central, de las cuales 100 mil llegarán de distintos puntos de la provincia: el norte (incluido el Chaco salteño), los Valles Calchaquíes, la Puna y el sur.
Inu Yaku Veleizan, de la organización transfeminista Arpias dijo a Salta/12 queante la amplia -y casi exclusiva- cobertura mediática, además de la circulación permanente de personas por el microcentro salteño, decidieron «hacer una intervención sobre los casos de violación y crímenes de odio hacia las mujeres de las comunidades indígenas».
En ese sentido, recordó que desde principios de año vinieron diferentes comunidades a la capital salteña denunciando la violación sistemática a mujeres y niñas indígenas. Precisamente, una de las impulsoras fue la fallecida mujer wichí Octorina Zamora, quien logró que un grupo de mujeres denunciara los abusos sexuales de parte de criollos, práctica que ella rehusaba llamar «chineo». https://iframely.pagina12.com.ar/api/iframe?url=https%3A%2F%2Fwww.instagram.com%2Fp%2FCialXIeNQs0%2F&v=1&app=1&key=68ad19d170f26a7756ad0a90caf18fc1&playerjs=1
En su memoria, Veleizán recordó que «la hermana siempre levantó la bandera de denuncia y se encontró con puertas cerradas», añadiendo que, «Octorina tocó todas las puertas que pudo». La mujer wichí falleció el 1 de junio de este año, mientras luchaba para erradicar la violencia contra las niñas y mujeres de su pueblo.
«Basta de crímenes de odio en nombre de Dios», dijeron las manifestantes en las puertas de la Catedral Basílica y ante la mirada atónita de fieles que se acercaban a rezar a sus santos patronos. El reclamo se hizo extensivo a la falta de respuesta de las instituciones del Estado, y a «una Iglesia católica cómplice de más 500 años del genocidio».
Veleizán denunció que una de las problemáticas principales que sufren las mujeres, se detecta en el primer contacto que tienen con el Estado, vinculada con las denuncias policiales. Subrayó que en muchos casos no son tomadas por los agentes estatales porque «los mismos violadores son los policías». También, por el odio racial que suele originar burlas de parte de los efectivos.
«La situación de las comunidades es muy compleja», expresó, agregando que la intervención también tiene como eje los reclamos por la usurpación del territorio indígena; la falta de trabajo; la falta de garantía del derecho al agua, la salud y la educación, y el respeto a la diversidad cultural y lingüística.
En este último caso, las organizaciones feministas de la provincia acompañaron el reclamo detres maestras de nivel inicial y primario, y tres maestras bilingües que pedían ejercer en la escuela primaria Padre Lozano Nº 4607, ubicada en la comunidad de Misión Salim 2, en la localidad de Embarcación del departamento San Martín. Ante esa situación, la militante transfeminista contó que fueron a las carteras provinciales de Salud y Educación, al Observatorio de Violencia contra las Mujeres, «y no hemos recibido respuestas por ninguna institución del Estado».
«Violan a las hermanas y no hacen nada»
De la interveción también participó la organización La Fuerza de las Mujeres, desde donde se denunció la falta de acción por parte de las agencias gubernamentables. «Vienen violando a las hermanas originarias y no hacen nada», expresó Sofía Fernández. Dijo que por esto decidieron aprovechar la visibilización de la Fiesta del Milagro para decir: «Basta de violaciones y crímenes de odio».
En lo que va del año, en la provincia se cometieron 8 femicidios y un travesticidio, dos era niñas indígenas.
El primer caso es el de Pamela Julia Flores, una nena de 12 años integrante del Pueblo Wichí que había desaparecido el 12 de enero y cuyo cuerpo fue encontrado el 15 del mismo mes, al costado de la ruta nacional 81, cerca del acceso a su comunidad, Kilómetro 2, del municipio de Embarcación, en el norte provincial. Se trató del primer femicidio de este año. El segundo caso, y tercer femicidio, fue el de la niña wichí Florencia Isabel Torrez, de14 años, asesinada el 5 de marzo en la localidad de Pichanal, también en el norte salteño.
En este contexto, Fernández denunció la impunidad policial y judicial de la que gozan los agresores, que no solamente violan a las niñas, adolescentes y mujeres, sino que también las asesinan. Insistió en que la Justicia «deje de mirar para otro lado (porque) muchos de esos violadores son policías». Es por ello que pidió una justicia inmediata, accesible, intercultural y, sobre todo, con respeto a las diversas lenguas que hablan los pueblos indígenas que habitan en la provincia.
También se distanció del término «chineo», que el Movimiento de Mujeres Indigenas por el Buen Vivir usa precisamente para visibilizar el carácter histórico de esa práctica de violaciones de mujeres y niñas indígenas por parte de los colonizadores españoles primero y continuada luego por pobladores criollos. Fernández dijo que en el norte salteño hay violaciones sistemáticas y en manada de mujeres de los pueblos.
Esta diferenciación también era impulsada por Octorina Zamora, quien sostenía que usar la palabra «chineo» era seguir violentando y discriminando a las mujeres originarias. Su uso, dijo, se daba “para desprestigiarnos, no somos mujeres, somos chinas, es un mote que nos pusieron los no indígenas (…) para nosotros es violación, abuso y no vamos a seguir repitiendo ese rótulo”.