ACNUR alerta sobre la detección de casos de Covid-19 en campamentos de refugiados rohingyas
De acuerdo con el gobierno de Bangladesh, una persona refugiada rohingya ha dado positivo en COVID-19 en el asentamiento de refugiados Kutapalong.
ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, junto con organizaciones socias, ha reforzado sus medidas de prevención y lucha contra la pandemia de la COVID-19 en los campamentos de refugiados rohingyas en la región de Cox’s Bazar, en Bangladesh, tras la confirmación en el día de ayer del primer caso de coronavirus entre la población refugiada. Desde el mes de marzo, ACNUR y sus socios han prestado apoyo al gobierno de Bangladesh, principalmente para la preparación y prevención de la COVID-19. Con este primer caso confirmado, se han activado los mecanismos de respuesta y se necesitará un mayor apoyo internacional.
De acuerdo con el gobierno de Bangladesh, una persona refugiada rohingya ha dado positivo en COVID-19 en el asentamiento de refugiados Kutapalong. Además, también han resultado positivas las pruebas de otra persona de la comunidad local de acogida bangladesí. Ambas personas acudieron a los centros sanitarios gestionados por organizaciones humanitarias socias, donde se les tomaron las muestras que serían posteriormente analizadas en el laboratorio del instituto epidemiológico, de control de enfermedades e investigación (IEDCR Field Laboratory) en Cox’s Bazar.
Tras la confirmación de los positivos por parte del laboratorio, se activó a los equipos de investigación rápida para estudiar ambos casos, iniciar el aislamiento y el tratamiento de los pacientes y localizar a sus contactos, ponerlos en cuarentena y realizarles los tests, en línea con las recomendaciones de la OMS.
La realización de tests en el distrito de Cox’s Bazar comenzó a principios de abril. Hasta ayer, 14 de mayo, se realizaron las pruebas a 108 personas refugiadas.
El fuerte impacto que podría causar la enfermedad en los asentamientos de refugiados, que cuentan con una altísima densidad de población y que acogen a unos 860.000 refugiados rohingyas, es motivo de gran preocupación. Otras 400.000 personas bangladesíes viven en las comunidades de acogida en los alrededores. Estas poblaciones se encuentran entre las que más peligro corren ante esta pandemia mundial. Si se quiere evitar altas tasas de mortalidad en estos lugares masificados y con poco acceso a las infraestructuras de salud, agua y saneamiento, no se deben escatimar esfuerzos.
En apoyo a los esfuerzos gubernamentales en materia de salud pública para frenar la propagación y el impacto de la pandemia, ACNUR y sus socios han puesto en marcha desde el mes de marzo una serie de medidas de preparación y prevención. Los procedimientos establecidos se han activado para responder ante los casos de Covid-19 sospechosos y confirmados tanto en las poblaciones de acogida como de refugiados en Cox’s Bazar. El personal sanitario de todas las clínicas de los campamentos ha recibido orientaciones sobre Prevención y Control de Infecciones (PCI), así como el uso apropiado de los Equipos de Protección Individuales (EPI).
También se ha formado a 250 personas como puntos de enlace en las clínicas sobre Sistemas de Alerta Temprana y de Respuesta (EWARS, por sus siglas en inglés). Más de 3.000 personas refugiadas voluntarias han recibido formación sobre la COVID-19 y trabajan en los campamentos para asegurar que la población refugiada recibe los mensajes claves, incluyendo profesionales sanitarios y trabajadores de protección comunitaria, así como líderes comunitarios, imanes y grupos de la sociedad civil.
La comunicación en los campamentos se está realizando a través de anuncios en radio, videos, carteles y mensajes en rohingya, birmano y bengalí en los que se explica cómo se propaga el virus, cómo protegerse a uno mismo a las familias, cómo reconocer los síntomas y cómo solicitar ayuda.
Se ha reforzado el fomento de la higiene en los asentamientos, y todos los socios se están asegurando de que haya disponibilidad de agua y jabón para todas las personas. También hay otras medidas en marcha, como el incremento de puntos para el lavado de manos en los centros de distribución, puntos sanitarios, de nutrición y otros lugares donde se prestan servicios. Las organizaciones humanitarias socias continúan abogando por el restablecimiento de la conectividad a internet en los campamentos para asegurar que todas las personas refugiadas tengan acceso a la información y para permitir la comunicación entre los socios humanitarios.
Todas las organizaciones socias en materia de agua y saneamiento, así como de salud, desarrollan regularmente actividades para el fomento de la higiene en los campamentos. Se está trabajando en la limpieza y desinfección de las áreas comunes y de los barrios dentro de los campamentos, y se están implementando medidas de distanciamiento social en todos los puntos de distribución, además de la obligación del lavado de manos. También se ha puesto en marcha la instalación de centros de aislamiento y tratamiento, dedicados a tratar los casos más graves en las instalaciones sanitarias existentes y en nuevas localizaciones. Este aspecto sigue siendo una prioridad urgente.
A pesar de los esfuerzos llevados para facilitar la respuesta ante la COVID-19 en los asentamientos de refugiados, la actual fase de respuesta requiere de acciones conjuntas y cooperación para garantizar un tratamiento rápido de los pacientes, informar y comunicar de manera efectiva a las comunidades y limitar la propagación del virus.
Continúa resultando crítico el apoyo, temprano y flexible, por parte de gobiernos, del sector privado y de personas a título individual para mantener las operaciones de ayuda a las personas refugiadas y los programas con comunidades de acogida, así como para la respuesta ante la COVID-19 en Bangladesh y el resto del mundo. Actualmente, el Plan de Respuesta Humanitario Conjunto para la situación de los refugiados rohingya solo ha recibido el 26% de los fondos requeridos.