CEAR denuncia ante la Comisión Europea que el “vergonzoso acuerdo” con Turquía sigue provocando muertes y sufrimiento
- Acto simbólico frente a la sede en España de la institución europea, en el que se desplegó la bandera de la UE con las muertes en el Mediterráneo.
- Más de 4.800 personas ha perdido la vida en el Mediterráneo desde la firma del acuerdo, un 25 por ciento más que en el mismo periodo del año anterior.
- Tras su firma, CEAR denunció el acuerdo ante la Comisión Europea por la vulneración de los derechos de las personas refugiadas, con el apoyo de 294 organizaciones.
La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) ha protestado hoy frente a la sede de la Comisión Europea en Madrid en el aniversario del acuerdo entre la UE y Turquía, para denunciar que éste sigue provocando muertes y sufrimiento al obligar a tomar rutas cada vez más peligrosas a las personas refugiadas y migrantes.
Este acto simbólico en el que han participado refugiados, trabajadores y voluntarios de CEAR ha servido para recordar la denuncia que interpuso esta organización con el apoyo de 12.000 firmas ciudadanas y 294 organizaciones, ante la propia Comisión Europea, el Consejo de Europa y el Defensor del Pueblo Europeo, por vulnerar la normativa europea y los tratados internacionales suscritos por los Estados Miembros. Tras la concentración, CEAR ha registrado una petición a la Comisión Europea en la que le recuerdan su obligación de evaluar el impacto del acuerdo en los derechos humanos, tal y como reclamó la Defensora del Pueblo Europeo recientemente.
Turquía es actualmente el país con mayor número de refugiados del mundo, con más de 2,7 millones de personas acogidas. Un hecho que ya de por sí impide que puedan garantizar una protección adecuada, pero que se agrava por una cláusula exclusión geográfica de la Convención de Ginebra de este país, por la cual solo está obligada a garantizar los derechos de los solicitantes europeos. De hecho, durante este año organizaciones internacionales han documentado que las autoridades turcas impiden mediante el uso de la fuerza que personas que huyen de Siria se acerquen a la frontera, así como devoluciones a este país sin importar que esto pueda suponer una condena a muerte.
Rutas más mortales
Desde la entrada en vigor del acuerdo, más de 4.800 personas han muerto ahogadas en el Mediterráneo, un 25 por ciento más que en el mismo periodo del año anterior. Un total de 25.846 niños (9 de cada 10 no acompañados) se embarcaron en la ruta del Mediterráneo Central, el doble que el año anterior, y al menos 700 perdieron la vida, según datos de UNICEF.
Pese a que el número de llegadas ha descendido abruptamente en la ruta desde Turquía, esto no ha evitado que sigan aumentando las muertes de quienes han optado por vías marítimas o terrestres más peligrosas, hasta marcar un nuevo macabro récord el pasado año de 5.092 personas muertas, de las cuales un 90% perdieron la vida en la travesía entre Libia e Italia.
“Lo único que ha demostrado este infame acuerdo es que por muchos obstáculos mortales que se trate de poner a las personas refugiadas, siempre buscarán nuevas rutas. La única diferencia es que cada vez serán más peligrosas y mortales. Este acuerdo ilegal, inmoral e inhumano solo ha servido para aumentar el sufrimiento de quienes tratan de poner su vida a salvo”, denuncia Estrella Galán, secretaria general de CEAR.
Como consecuencia en parte de este acuerdo, miles de personas se han quedado atrapadas en tránsito en países europeos, en condiciones infrahumanas y sin garantías de que puedan ejercer sus derechos. Más de 62.000 están actualmente bloqueadas en Grecia, de las cuales más de 14.000 están confinadas desde hace un año en centros de detención de las islas que están por encima de su capacidad y donde se les prohíbe la libertad de movimiento. Todas ellas se mantienen a la espera de que los países europeos agilicen las reubicaciones antes de que finalice el plazo en septiembre de este año. Hasta la fecha solo han sido capaces de cumplir con el 9 por ciento de este compromiso, en año y medio. A esto se unen las expulsiones a Turquía por las autoridades griegas sin un análisis individualizado ni la oportunidad de solicitar asilo, documentadas por ACNUR.
Al mismo tiempo, más de 6.500 personas malviven en Serbia, en campamentos improvisados donde han tenido que superar un invierno con temperaturas mínimas de hasta menos 15ºC. También se calcula que hay más de 4.000 en Bulgaria, país que junto a Hungría está cerrando sus fronteras y ha recibido varias denuncias por abusos y trato inhumano a las personas migrantes y refugiadas, así como por devoluciones ilegales a Turquía. Se calcula que desde marzo de 2016 al menos 80.000 personas han entrado por la ruta de los Balcanes a territorio europeo, principalmente huyendo de Siria, Afganistán e Irak.
Cada vez menos vías legales
El acuerdo UE-Turquía ha sido solo la antesala de nuevos planes de externalización de fronteras europeas a países como Libia, al cual destinará millones de euros para que este país frene las salidas y devuelva a las personas que quieren alcanzar Europa a sus lugares de origen, sin importar ni sus derechos ni sus vidas.
Todo esto ante la falta absoluta de vías legales y seguras para solicitar asilo, que sigue condenando a miles de personas a poner sus vidas en manos de traficantes de personas. Desde la entrada en vigor del Acuerdo, los países miembros de la UE solo han sido capaces de reasentar a 3.565 personas desde Turquía, apenas un 16 por ciento de lo que se comprometió hasta julio de 2017. Además, la angustia de los refugiados en Europa aumenta debido a la lentitud en los procesos de reagrupación familiar.