Manifestación por un vida mejor en Londres
- Millares de manifestantes han recorrido el centro de Londres en protesta por la nulidad de sus gobernantes en temas como la galopante inflación económica, la abusiva subida de carburantes y productos energéticos y la mala gestión política, sanitaria y económica que han llevado a cabo durante la pandemia.
Con el lema “Exigimos una mejor vida” (“We demand better”) en la concurrida marcha ha habido representación de todo el espectro social, político y económico del Reino Unido. Líderes de sindicatos, políticos laboristas y todo tipo de partidos de izquierda (incluyendo el partido comunista británico) se han sumado a esta manifestación contra un primer ministro y un gobierno conservador que perdieron mucho tiempo atrás la confianza de sus electores y desde entonces llevan gobernando contra corriente.
A la cita de este sábado en la capital británica han acudido manifestantes de toda Inglaterra para demostrar su rechazo a un gobierno conservador que destruye, en beneficio de empresas privadas, el sistema de “bienestar social” del que la población británica se ha sentido tan orgullosa.
El malestar de la ciudadanía británica alcanzó su clímax cuando salieron a la luz las fiestas privadas que Boris Johnson organizaba sin ningún escrúpulo en el interior de su domicilio oficial, el 10 de Downing Street. En realidad, lo que más molestó a los británicos no fueron las fiestas en sí, donde las fotos y videos que se filtraron mostraban a un Boris descamisado, bebiendo champagne ostentosamente y brindando por los privilegios de que disfrutaba como primer ministro británico. Lo que realmente molestó a los ingleses fueron las mentiras de su primer ministro negando estas orgías privadas, mientras que en el país se agudizaba la crisis sanitaria a raíz de la pandemia y la población británica enfrentaba las duras medidas de aislamiento y cuarentena impuestas por el gobierno.
Hay que tener en cuenta que la población británica se siente realmente indignada cuando salen a la luz las mentiras de sus políticos -al contrario de la población española, que las acepta como cotidianas e irremediables- y los castiga no solo negándoles el voto en las urnas, sino manifestando su rechazo en las calles, como ha hecho este sábado en la multitudinaria manifestación de “We demand better”.
La pésima gestión económica del partido conservador, que lleva desde 2010 en el gobierno urdiendo todo tipo de redes de corrupción en beneficio propio, así como la desvergonzada pobreza en que han sumido a la población británica sus sucesivos gobernantes, han sido la segunda de las razones que han llevado a los británicos a marchar en la protesta convocada para este sábado.
La en otros tiempos reputada Sanidad de la Gran Bretaña ha sido el sector que ha experimentado mayores detrimentos a lo largo de los sucesivos gobiernos conservadores que ha sufrido la población británica: supresión de consultas y medicamentos hasta ahora gratuitos, retrasos inconmensurables en sus citas para especialidades, cortes en la atención sanitaria y cada vez más servicios privatizados. El enorme caos en que se mueven los centros de salud públicos ha deteriorado hasta límites inconcebibles la atención primaria y está destruyendo la confianza que los británicos tenían puesta en su sistema sanitario.
Aunque ha sido la irresponsable actuación del primer ministro Boris Johnson en relación con la guerra de Ucrania, enviando armamento pesado al degenerado gobierno de Zelensky, la gota que ha colmado el vaso. Los propios veteranos de la segunda guerra mundial, convertidos en leyenda por su heroica resistencia contra Hitler, han sido insultados por Boris enviando dinero y armas a los batallones nazis de Ucrania.
Algunos de estos veteranos, que a pesar de su avanzada edad siguen teniendo una clarividente comprensión del conflicto ucraniano, no se han mordido la lengua y han denunciado públicamente que con su dinero se esté dando apoyo a la misma ideología nazi que durante nueve meses estuvo bombardeando Inglaterra (bombardeo conocido como el “blitz”) y que provocó cerca de 50 mil víctimas civiles. Estas declaraciones han calado hondo en toda la opinión pública, confirmando el rechazo visceral que cada vez más población británica siente hacia la provocadora actuación de Boris Johnson.
De cara al calendario electoral, la marcha de este sábado puede ser interpretada como una preclara premonición del descalabro que los conservadores van a sufrir en las próximas elecciones generales que, aunque convocadas para dentro de dos años, pueden adelantarse si el caos económico en que está sumido el país sigue sin resolverse. Tras doce años de saqueo al dinero público, cortes severos en la sanidad, privatización de servicios y una inflación galopante ante la que el gobierno se siente impotente, la población inglesa que carece de recursos y se ve obligada a acudir a los bancos de alimentos (food banks) se ha cuadruplicado en los últimos dos años.
Toda la prensa lo ha ratificado a raíz de los informes emitidos por la British Red Cross y otras instituciones humanitarias: en la Gran Bretaña de nuestros días, mientras el gobierno recorta presupuestos y envía dinero a los batallones nazis de Ucrania, hay bancos de pobreza inadmisible y gente que pasa hambre.