Redacción •  Internacional •  19/12/2016

Garzón asegura en Berlín que la izquierda “debe de ser parte de las clases populares, no sólo estar con ellas” como única forma de frenar el avance de la extrema derecha

El coordinador federal de Izquierda Unida alerta durante su intervención ante el Plenario del V Congreso del PIE de que las formaciones neofascista se nutren de los “perdedores” del capitalismo, de “las víctimas de la desindustrialización y del mercado de trabajo donde ya no son competitivos”, y sólo la izquierda puede pararlo.

Garzón asegura en Berlín que la izquierda “debe de ser parte de las clases populares, no sólo estar con ellas” como única forma de frenar el avance de la extrema derecha

El coordinador federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón, ha advertido hoy desde Berlín de que el avance de la extrema derecha y del fascismo en la Unión Europea es consecuencia directa “de los efectos devastadores de la globalización financiera y de las políticas neoliberales sobre las clases populares”, por lo que la izquierda, si quiere derrotarlo, debe “no sólo estar con las clases populares, sino también ser parte de ellas”.

“Este es el tablero sobre el que nosotros jugamos y ahí está también el caldo de cultivo de la extrema derecha y del fascismo en Europa, por lo que por ahí pasa la única manera de detenerlos”, aseguró Garzón durante su intervención ante el Plenario del V Congreso del Partido de la Izquierda Europea (PIE) en nombre de IU, que forma parte del mismo junto a otras 25 formaciones de la izquierda transformadora del continente, más otras seis en calidad de observadoras.

Garzón expuso a los más de 300 delegados/as asistentes a este importante encuentro -que organiza en esta edición la formación alemana Die Linke- que, a día de hoy, el capitalismo atraviesa una fase, la de la globalización, “caracterizada porque todo se convierte en mercancía”. Este proceso ha producido en términos económicos “grandes ganancias para los más ricos de todo el mundo” pero, a su vez, “grandes perdedores”, es decir, esas mismas capas populares de los países europeos y occidentales.

El máximo responsable de IU analizó durante su turno de intervención como responsable de la delegación de esta formación ante el PIE que son precisamente esos “perdedores” a quienes se dirige la extrema derecha y de quienes se está nutriendo. Esas mismas “víctimas de la desindustrialización, de un  mercado de trabajo donde ya no son competitivos porque se prima los trabajos más cualificados y por la mayor competencia internacional” se convierten así en la “base social” del neofascismo.

Consideró “esencial” que la izquierda haga este “diagnóstico económico, porque si no entendemos cómo han cambiado las estructuras de clase en nuestras sociedades, entonces nos equivocaremos”.

Alberto Garzón comentó a los delegados/as del V Congreso del PIE cómo, en líneas generales, la izquierda de nuestro país había sabido hacer este análisis y así ha podido hacer de “muro de contención” frente a la extrema derecha. Consideró que habían sabido “canalizar la rabia y la frustración de la gente sencilla, de la gente de abajo, de la gente que más sufre la crisis del capitalismo”.

No obstante, alertó de que todo ello no es suficiente porque las sociedades europeas viven una situación de “emergencia social” tal que nos retrotrae al siglo XIX. “No podemos olvidarnos -avisó- de cuáles son hoy las demandas materiales de una gran parte de la población: trabajo, comida, vivienda y energía”.

Explicó a sus interlocutores que “en el Estado español, por ejemplo, hay una tasa de desempleo entre los jóvenes superior al 50%, se producen cerca de 300 desahucios al día y se dan situaciones de hambre extrema. Hay gente que muere porque no puede pagar la luz, enciende velas para alumbrarse y se muere en un incendio”.

Para Garzón, no se trata sólo de canalizar la rabia y traducir esto en votos, sino que “esta realidad sólo la podemos afrontar si llegamos a los barrios. Nuestra propuesta siempre va a ser no una izquierda institucionalizada, no a una izquierda burocratizada, sí a una izquierda radical, que vaya a la raíz de los problemas. Una izquierda rupturista, anticapitalista, ecologista y feminista” que debe “adecuar los discursos al lugar concreto donde está la gente que sufre la crisis”, analizó entre aplausos.

Recalcó que “sí hay una alternativa al capitalismo” y “se llama socialismo”, que se construye “no sólo en las televisiones y con los discursos, sino en el día a día”. Estos debe ser así porque “mientras nosotros no hagamos nuestros deberes seguirán creciendo los Le Pen y las Le Pen y compañía”.


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