Nuevo escándalo sacude la cúpula de extrema derecha venezolana
Un nuevo escándalo sacude hoy la cúpula de la extrema derecha venezolana, luego de que los autodenominados magistrados del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) en el exilio amenazaran con demandar al autoproclamado presidente Juan Guaidó.
De acuerdo con un reporte de la web del diario Últimas Noticias, uno de los supuestos jueces Luis Ramos, declaró a una periodista opositora que la demanda sería por incumplimiento de pago a quienes desempeñan esas funciones en el interinato liderado por el exdiputado.
“Lo que se está diciendo en redes sobre la demanda de este tribunal todo es absolutamente cierto. Los magistrados designados por la Asamblea Nacional en 2017 (ya extinta), jamás hemos percibido un céntimo”, puntualizó Ramos a la prensa.
De acuerdo con el reporte, el supuesto funcionario del gobierno virtual de Guaidó, aseguró que la denuncia no sólo será contra el interino sino además contra la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) norteamericana.
Cifras oficiales revelan que los autodenominados funcionarios del gobierno virtual oscilan entre los mil 600 y dos mil personas, quienes perciben un sueldo anual promedio de 100 mil dólares, todo ello saqueado de los activos y cuentas del país en el extranjero.
Por su parte, el politólogo opositor Ricardo Sucre, detalló que de eso viven además portales web, periodistas, analistas, influencers, famosos, académicos, en un ecosistema que se alimenta de 153 millones de dólares.
Todos esos financiamientos y acciones cuentan con el beneplácito de la Casa Blanca, quien también aporta dinero del robado a Venezuela para financiar a la oposición en su afán de derrocar al presidente Constitucional Nicolás Maduro.
La víspera, el expresidente de Colombia Juan Manuel Santos, quien fuera uno de los más fervientes defensores del autoproclamado, reconoció como un grave error apoyar al exdiputado.
En declaraciones al diario colombiano El tiempo, el político expresó «la llamada ‘opción Guaidó’ fracasó cuando nació. Eso fue una de las mayores estupideces diplomáticas de los últimos tiempos. Infortunadamente, Colombia fue uno de sus más entusiastas promotores».
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