Puerto Rico: Denuncia del colonialismo desde la voz conservadora
Los informes provenientes de Washington indican que a la Casa Blanca no le interesan los planteamientos sobre la condición política de la pequeña isla de Puerto Rico, colonia estadounidense desde el año 1898.
Una voz potente conservadora está denunciando el coloniaje de Estados Unidos sobre Puerto Rico, la falta de interlocutor en Washington para resolver la condición política del país y la dejadez de políticos que viven en su “zona de comodidad” mientras esta nación caribeña pasa por una depresión económica y espiritual.
Se trata de la senadora Joanne Rodríguez Veve, del partido Proyecto Dignidad, quien defiende la ética empresarial capitalista y la posición religiosa conservadora, a la vez que denuncia “la ideología de género” como una corriente impuesta desde afuera.
Su voz, distinta de la prevaleciente en la mayoría de los sectores patrióticos actuales, pasaría como un discurso marginal más, excepto por dos razones. Primero, se trata de la segunda senadora más votada en el país -superada sólo por María de Lourdes Santiago, del Partido Independentista Puertorriqueño- y, segundo, porque marca el renacer del patriotismo conservador, que no se mostraba con fuerza desde hace cerca de medio siglo.
Su discurso de ortodoxia católica y patriotismo hace recordar a su abuelo, Eladio Rodríguez Otero, uno de los principales y mas coherentes líderes de esa corriente política durante el siglo XX. De hecho, en la entrevista con NCM Noticias, hubo momentos en que miró con nostalgia el sentido de continuidad histórica y apego geográfico del siglo pasado, frente a la situación de desesperanza que vive el país, pero que ella se niega a aceptar.
“Yo me niego rotundamente a pensar que no existe la posibilidad de ser un gran país”, dijo Rodríguez Veve, aunque ante la pregunta de si hay interlocutor en EEUU para reconocer a Puerto Rico como un país y comenzar un proceso de descolonización, contestó “que yo conozca no”. Según su punto de vista, haría falta que Puerto Rico representara una crisis, o que EEUU tuviera motivos políticos para atender ese asunto.
De hecho, su posición conservadora no le impide defender posturas de rebeldía económica ante reclamos de Wall Street. Ejemplo de eso fue cuando votó en contra de la ley que autorizó la emisión de una nueva deuda multimillonaria impagable, medida impulsada por la junta de control fiscal impuesta por Washington y avalada por los partidos Nuevo Progresista y Popular Democrático.
Sus posiciones son cónsonas con el modelo de desarrollo de empresas capitalistas puertorriqueñas.
Una de las características contemporáneas de Puerto Rico es que los dos partidos surgidos para los pasados comicios generales de 2020, Proyecto Dignidad y Movimiento Victoria Ciudadana, carecen de una posición definida sobre si la descolonización debería conducir a la independencia, a una libre asociación o a convertir el país en un estado de EEUU. A la vez, en el Congreso, hay dos proyectos estancados desde que comenzó el cuatrienio, uno para la anexión formal como estado de la Unión y otro para autorizar una convención constituyente para iniciar un proceso descolonizador.
Los informes provenientes de Washington son de que se ha dejado saber a los grupos que acuden a plantear problemas de Puerto Rico que a la Casa Blanca no le interesa que siquiera se le hagan planteamientos sobre la condición política de esta pequeña nación isleña y colonia estadounidense desde 1898.
Para Rodríguez Veve, el problema de Puerto Rico tiene mucho que ver con la confusión moral, lo que hace pensar en los planteamientos sobre “moral social” de Eugenio María de Hostos, un sociólogo, educador y patriota revolucionario que se distinguió en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX.
Rodríguez Veve explicó que Puerto Rico, como muchos otros países, atraviesa por “tiempos de poca claridad” en los que “la línea entre la verdad y la mentira, lo justo y lo injusto, lo moral y lo inmoral, se va desvaneciendo”, mientras EEUU se aprovecha de la situación. Ante el señalamiento de un estratega del sector anexionista de que los alzamientos de los últimos años responden a que el pueblo siente moralmente ofendido, respondió que “Puerto Rico está moralmente ofendido desde adentro y desde afuera”.
De acuerdo a su análisis de la situación, Puerto Rico es un país deprimido económica, espiritual y emocionalmente “desde hace tiempo” y que la situación se complica porque no se atiende.
El país de su infancia y adolescencia, a finales del siglo pasado, le permitía percibir “una gran ilusión” a pesar de los problemas que había porque había “una gran continuidad histórica; había un gran sentido de pertenencia a la tierra, al vínculo geográfico”. En cambio, según ha avanzado el nuevo siglo, lo que impera es “incertidumbre y decepción”.
Esa situación, según Rodríguez Veve, se nutre de la agresión constante “desde afuera” por parte de EEUU, que mantiene al país “subyugado de la peor forma”, porque Puerto Rico padece, además de la subyugación política y jurídica”, padece el ataque constante de “los valores y los principios” que el pueblo ha decidido defender. Para ilustrar su punto, argumentó que en Puerto Rico se impone la jurisprudencia estadounidense contra la vida y la familia.
En ese sentido, entre las agresiones incluyó “la llamada ideología de género”, la que catalogó del tipo de movimiento exógeno que atenta contra la cultura puertorriqueña pro vida y familia.
Pero en lo que más abundó fue en la agresión “desde adentro”, por parte de una clase política que no se hace cargo ni asume responsabilidad ante el deterioro galopante. Rodríguez Veve dijo que su experiencia ha sido la de conocer que la inmensa mayoría de los políticos ven su función como la de un empleo “y muchas veces, su primer empleo, una oportunidad para ganarse la vida”, en lugar de ver que tienen “una oportunidad para servir”.
Entre las responsabilidades que la clase política no asume es la de promover “el empresarismo”, sino que, en cambio, a esos políticos les resulta más útil el “estancamiento” y promover la noción de que “no somos lo suficientemente capaces”, así como unas actitudes de esperar siempre ser “rescatados artificialmente” para que las cosas se resuelvan como “por arte de magia”.