Los gobiernos de Argentina, Brasil, Paraguay, Chile, Colombia y Perú anuncian su retirada de UNASUR
La Unión de Naciones Suramericanas, UNASUR, se constituyó en el año 2008 con la intención de coordinar políticas de integración en la región sudamericana a inspiración de la Unión Europea. El abandono de Brasil, Chile, Argentina, Paraguay, Colombia y Perú, que alegan la deriva del grupo bajo la presidencia de Bolivia (que ha asumido la presidencia rotatoria apenas esta semana), puede suponer el fin de las políticas de integración y pone de manifiesto la tensión creciente en Latinoamérica.
Los gobiernos de Argentina, Brasil, Paraguay, Chile, Colombia y Perú han anunciado de forma conjunta la suspensión indefinida de su participación en la Unión de Naciones Suramericanas, UNASUR, apenas unos días después de la asunción de Bolivia de la presidencia rotatoria de la organización. Los motivos alegados por los países que han protagonizado la espantada, la supuesta deriva de la organización bajo la presidencia de Bolivia, no parecen tener demasiado encaje dado que este país ha asumido la presidencia rotatoria el 17 de abril.
UNASUR surgió en el año 2008, bajo el reflejo de la Unión Europea, como un intento de avanzar en políticas de integración regional y ofrecer un bloque conjunto a nivel internacional en los ámbitos políticos y económicos. Sus primeras medidas fueron acuerdos conjuntos en temas de distribución energética, grandes proyectos de infraestructura y logística. Entre otros logros, UNASUR estableció la posibilidad para los ciudadanos de sus países miembros de moverse en todo el territorio con sus respectivas cédulas de identidad sin necesidad de pasaporte.
Con el abandono de seis de sus principales integrantes, el proyecto de integración corre serio riesgo de desaparecer. No se les escapa a nadie que el ascenso de gobiernos de derecha en varios países latinoamericanos ha concluido un periodo de relaciones e integración en la región. El episodio solo tiene sentido si se asume un conflicto de partes entre aquellos países con gobiernos que aspiran a continuar dichos procesos de integración y aquellos que aspiran a recuperar un trato preferente con los Estados Unidos.
No ha faltado, de hecho, el señalamiento al interés de Washington por desacreditar este modelo de integración e, incluso, quién denuncia que se trata de una maniobra directamente orquestada desde el Pentágono. La exigencia de una nueva dirección para UNASUR no parece tener sentido tanto por el funcionamiento de la presidencia rotativa, que se otorga por un periodo de un año sucesivamente entre todos los países miembros, ni por las atribuciones de dicha presidencia, que no pueden ir mucho más allá de los mandatos emanados del Consejo de Jefes de Estado y de Gobierno.
Sin comunicación formal
Desde la cancillería de Bolivia se indica que el cese de participación se comunicó mediante una carta, pero no se ha recibido ninguna comunicación formal en los órganos pertinentes de la Unión al respecto de este cese. El canciller de Bolivia, Fernando Huanacuni, apuntó que en ningún momento la carta menciona el abandono al organismo, solo hace referencia a la participación en los cónclaves de Unasur hasta que sea electo el secretario general.
Asimismo, hizo un llamado a no creer en noticias falsas sobre el tema, ante los recurrentes rumores que circulaban por el supuesto abandono de la Unasur por la presidencia pro tempore de Bolivia.
El canciller boliviano convocó a una reunión extraordinaria para la designación del nuevo secretario general del organismo suramericano.
Huanacuni destacó que uno de los puntos en su agenda es la convocatoria a una reunión extraordinaria de ministros de Relaciones Exteriores para la segunda quincena de mayo, la cual estaba pendiente desde finales de enero, cuando finalizó la gestión de Ernesto Samper.
«Es importante resolver la designación del nuevo secretario para luego convocar a la Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno», reiteró el ministro boliviano.