Sputnik •  Internacional •  24/08/2018

Brasil. Impunidad de industria maderera dispara la violencia contra los pueblos indígenas

El conflicto por la madera y la tala de árboles en la selva amazónica persiste como una amenaza para los pueblos indígenas. El asesinato de Jorginho Guajajara, líder del pueblo Guajajara vistió de luto a uno de las comunidades originarias más grandes de Brasil.

Brasil. Impunidad de industria maderera dispara la violencia contra los pueblos indígenas

Los Guajajaras habitan en más de 10 áreas protegidas en el margen oriental del Amazonas en Maranhão. El líder Jorginho fue encontrado muerto el 19 de agosto cerca de un río reconocido por ser el vertedero de los madereros.

Los miembros de su pueblo creen que el asesinato de Jorginho está relacionado con el conflicto con la industria maderera que persiste en el territorio amazónico. Hasta 80 Guajajaras han sido asesinados en el área desde el año 2000, según publicó The Guardian.

El líder comunitario había hecho campaña para proteger el bosque de la tala en medio de la escalada de violencia en la región. Los Guajajaras defienden el bosque por sus familias y por los otros pueblos como los ‘Awá’ que viven en el mismo territorio pero en condición de aislamiento total.

Según la activista indígena Sônia Guajajara, quien se postula como candidata a la vicepresidencia por el partido Socialismo y Libertad, “este no fue un caso aislado, sino parte de un genocidio en curso “.

Esta área está sujeta a una intensa deforestación, y de acuerdo con los datos del Gobierno, el 70% del bioma en el estado ya ha sido despejado, reveló la nota. El estado de Maranhão destaca por una alta tasa de conflictos indígenas contra el capitalismo maderero extractivista que ingresa al territorio para expoliar los recursos.

En Brasil, la selva amazónica es el hogar de más de 24 millones de personas y de cientos de miles de indígenas, según datos publicados por Greenpeace. Una de las maderas más codiciadas de la zona es el ipé, conocida como la “nueva caoba”, de ahí que las empresas madereras están dispuestas a adentrarse en el bosque.

El ipé que crece en la Amazonia tiene una densidad muy baja con un promedio de un árbol por cada 10 hectáreas. Esto significa que se necesita acceder a extensas áreas de bosque para poder llegar a estos valiosos árboles.

La madera de ipé es muy demandada en el sector de la construcción para su utilización en suelos, terrazas, bordes de piscinas, entre otras. Además se difunde como una opción “sostenible” por su extrema dureza que no requiere impermeabilización.

Esta madera está entre las más valoradas y caras de Brasil, y la demanda y el precio en el mercado mantiene el incentivo a los madereros para adentrarse en la selva.

 


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