Al menos 20 muertos en persecuciones a minorías religiosas en Siria
- El número de desplazados por la violencia que sacude a la región del Catatumbo, en el noreste de Colombia, se mantiene en ascenso, y ya son más de 40.000 las personas víctimas del éxodo, según estiman fuentes oficiales.
Las localidades de Mariamin, Fahel, Shin, entre otras, ubicadas al oeste de Homs y habitadas por las comunidades musulmanas alauí y Morshdí, fueron testigos de actos atroces perpetrados por parte de extremistas armados que asesinaron al menos a una veintena de civiles y secuestraron a otros 100, informaron los lugareños de la zona.
Tras estas violaciones, fueron reportadas protestas populares que exigen a las autoridades poner fin a estos crímenes y de abuso contra los símbolos religiosos de estas minorías.
Imágenes circuladas en las redes sociales muestran los cuerpos de personas asesinadas tiradas en las calles y de torturadas por razones sectarias y vengativas.
El Grupo de Paz Civil, una entidad que aglomera a activistas de derechos humanos y ex presos políticos, emitió una declaración a la opinión pública en la que documentó y denunció varias violaciones y actos de violencia, y pidió un trabajo serio para lograr justicia y paz a través de la construcción de confianza, el respeto de los derechos y la implementación justa y transparente de la ley.
El organismo expresó su profunda preocupación y reclamó la toma de medidas urgentes para detener las infracciones, los actos de humillación y el saqueo de propiedades, cuyas víctimas son civiles inocentes, tanto hombres como mujeres.
Para calmar a la población indignada, el gobernador de Homs, Abdul Rahman Al-Ama, acompañado por el jefe provincial de policía, visitó los poblados que fueron testigos de estas atrocidades.
De acuerdo con lo difundido por la agencia oficial SANA, el funcionario escuchó las demandas y afirmó que se tomarán las medidas necesarias para garantizar la seguridad y la estabilidad.
A su vez, la Oficina de Prensa de la Gobernación de Homs emitió un comunicado en el que aclaró que las fuerzas de seguridad llevaron a cabo una campaña de peinado en las aldeas mencionadas y tras su retirada de las mismas, una banda criminal aprovechó para cometer violaciones haciéndonos pasar por una fuerza de seguridad.
«Condenamos y denunciamos el abuso a las creencias y santidades religiosas, y aseguramos que cualquier violación por parte de individuos o grupos se tratará estrictamente de acuerdo con las leyes», aseguró el documento.
El texto explicó que inmediatamente después de recibir las quejas, se coordinó urgentemente con las autoridades de seguridad competentes para localizar a los involucrados y varios fueron arrestados y trasladados a los centros de justicia competentes para recibir su justo castigo.
«Afirmamos nuestro compromiso de devolver los derechos y compensar a todos los afectados por las pérdidas que sufrieron como resultado de estas violaciones, y se formará una comisión para dar seguimiento a la evaluación de los daños, perjuicios y compensación conforme a mecanismos transparentes», concluyó la Oficina su declaración.
Siria es una nación con una gran diversidad religiosa y étnica, y la población enfrenta hoy el reto de preservar este mosaico que siempre ha caracterizado a esta nación, ante crecientes violaciones de carácter religioso.