Resumen Latinoamericano •  Internacional •  25/08/2022

Miles de manifestantes exigen servicios básicos y la renuncia del primer ministro haitiano, Ariel Henry

En Haití, miles de personas siguen saliendo a las calles para exigir la renuncia del primer ministro, Ariel Henry, y protestar por el empeoramiento de la violencia ejercida por los grupos criminales, la inestabilidad política, la pobreza y la escasez de alimentos, agua y gas.

Miles de manifestantes exigen servicios básicos y la renuncia del primer ministro haitiano, Ariel Henry

El lunes, los manifestantes armaron barricadas en la ciudad capital de Puerto Príncipe mientras coreaban: “¡Si Ariel no se va, nos vamos a morir!”. Esto ocurre al tiempo que el Gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, sigue deportando en masa a los solicitantes de asilo haitianos, incluidos menores de corta edad.

Las organizaciones sociales uruguayas ante el proyecto de una nueva intervención militar en el país

El 8 de agosto, la Secretaría General de la OEA emitió una declaración sobre la intervención de la “comunidad internacional” en Haití, cuyos conceptos fueron confirmados y ampliados luego por su titular Luis Almagro en una entrevista en un medio de prensa de EEUU.

En resumidas cuentas, dice que dicha intervención fue un fracaso.

Se refiere a la invasión militar en febrero 2004 por EEUU, Francia, Canadá y Chile, el derrocamiento, secuestro y expulsión del país de su presidente democráticamente electo Jean Bertrand Aristide, la validación de esa acción por parte del Consejo de Seguridad de la ONU en abril y el envío de la fuerza militar de intervención MINUSTAH, violando su propia ley internacional pues Haití no estaba en guerra ni era amenaza alguna para nadie.

Estuvo conformada por contingentes armados de 25 países, uno de ellos, vergonzosamente, Uruguay. Se mantuvo allí trece años realizando ataques criminales contra la población, y continuándose luego por dos años más en la MINUJUSTH y luego en la BINUH hasta ahora. A esta intervención se suma la de una serie de instrumentos políticos, económicos, instituciones financieras internacionales, empresas privadas, ONG’s, Core Group, etc.

La intervención militar es culpable, además, de violaciones y abusos sexuales por parte de las tropas (notoriamente también Uruguay). Esas tropas mercenarias introdujeron el cólera en Haití (entre otras calamidades), resultando en 30 mil muertos y un millón de afectados, sobre lo cual la OEA no habla de reparaciones. Organizaron también elecciones fraudulentas para imponer el gobierno de sus títeres políticos. Estos, han continuado y desarrollado las bandas criminales heredadas de los Tonton Macoute del sangriento dictador Duvalier.

A ese vandalismo criminal que hoy asola Haití incluyendo el asesinato hace un año del entonces presidente Jovenel Moïse, se refieren la OEA y Almagro como “estado fallido” y “uno de los fracasos más fuertes” de esa “comunidad”. En realidad, el desarrollo de bandas criminales es fruto de esa misma intervención, que persiste por otros medios como el narcotráfico y la trata de personas, con el mismo objetivo de frenar el camino propio del pueblo haitiano toda vez que éste lo emprende. En Haití, por su historia y estructura social, las bandas criminales y las intervenciones extranjeras son socios que se relevan, se alternan y se alimentan mutuamente. El fracaso de qué habla la OEA es su propio fracaso, que ya no puede negarse.

Y luego proponen llevar adelante ahora otra intervención en Haití repitiendo lo mismo y por el mismo camino. Imponer desde arriba al pueblo haitiano una agenda que continúe y profundice la crisis, llegando al colmo de querer marcar según su parecer el proceso electoral, la forma de la seguridad pública, un banco central, el sistema de justicia, el sistema educativo, los mecanismos de inversión extranjera, las condiciones de trabajo en Haití, etc. Ya que consideran como siempre lo hicieron que el pueblo haitiano es incapaz de gobernarse a sí mismo, y lo dicen expresamente:

Haití no tiene esos recursos humanos preparados y capacitados, no tiene capacidades en su acumulación financiera, no tiene capacidades técnicas como para hacer frente a la situación de inseguridad que enfrenta”.

En todo caso los recursos con los que Haití no cuenta hoy, digámoslo con toda claridad, son los que le fueron y les son robados durante siglos por esa “comunidad internacional”, o sea el colonialismo y el neocolonialismo. En cambio, para la OEA, el error habría sido haber retirado la intervención militar directa. Y entonces la quiere repetir.

Al fracaso de la intervención militar en Haití por las llamadas “Misiones de Paz”, algo digno de “la guerra es paz” de Orwell, se suma hoy también el fracaso total de la MONUSCO de la ONU en el Congo, cuya presencia es hoy abiertamente rechazada por el pueblo congoleño, y donde todavía hay tropas uruguayas con abusos similares prolongados en el tiempo, con calamitosos resultados para el pueblo del Congo y el del Uruguay. Donde los militares uruguayos van, cunde el desastre.

El principal portavoz de esta nueva propuesta intervencionista en Haití, es el actual Secretario General de la OEA, Luis Almagro, que ha repetido y ampliado estas ideas en una reciente entrevista del Miami Herald, en donde agrega algún concepto. Por ejemplo, afirmar que los “críticos” (de la intervención armada) “no quieren una solución real para Haití” y buscaron la retirada de “la MINUSTAH para dejar que las pandillas gobiernen el país”.

Y en este punto la Coordinadora por el retiro de las tropas de Haití, organización de Uruguay, país del cual Almagro fue canciller durante la MINUSTAH, debemos decir algo que tal vez no todos tengan presente.

Desde el comienzo mismo de la MINUSTAH y de la participación de Uruguay se alinearon en eso casi todos los partidos con representación parlamentaria, y esa política fue continuada por sucesivos gobiernos. Pero cosechó desde el principio muy fuertes rechazos. El mismo incluyó renuncias de distintos diputados a sus bancas por negarse a obedecer disciplinas partidarias, el primero de ellos y desde el primer momento, Guillermo Chifflet. Es en este proceso que construimos la Coordinadora a la que hacemos referencia.

Tuvimos numerosas reuniones con Almagro mientras era canciller, junto con organizaciones sociales: el PIT-CNT, FEUU, SERPAJ, representantes de organizaciones haitianas por el retiro de la MINUSTAH, y representantes de organizaciones de países vecinos. Siempre manifestamos nuestro rechazo total a la MINUSTAH y a la participación de Uruguay en ella y su motivación mercenaria (la paga) que era declarada expresamente por el parlamento, Ministerio de Defensa y mandos militares.

Nunca dijo o insinuó ni remotamente Almagro que pudiésemos ser cómplices de las bandas armadas en Haití. Tal afirmación, por supuesto, no solamente hubiese sido insostenible, hubiese sido una desfachatez.

Esa desfachatez es hoy Almagro. Más aún, su frase reiterada era “no seremos guardia pretoriana de una dictadura”, pero eso es lo que fueron. Y vistos los resultados de las acciones de Almagro, por ejemplo de su respaldo al golpe militar en Bolivia (entre muchas otras cosas) y el desarrollo posterior de la situación en este país hermano, queda claro que Almagro y “fracaso” son cosas muy asociadas entre sí. Pero eso es anecdótico.

LO QUE REALMENTE IMPORTA ES RECHAZAR ENFÁTICAMENTE ESTE NUEVO INTENTO DE INTERVENCIÓN EN HAITÍ.

Contra el nuevo intento intervencionista convocamos a todas las organizaciones sociales de nuestro pueblo a acompañar al hermano pueblo haitiano en su lucha por ser dueño de su destino.

COORDINADORA POR EL RETIRO DE LAS TROPAS DE HAITÍ – URUGUAY

Para la autentificación​ :

Fernando Moyano Mónica Riet

Cristina Álvarez Andrés Olivetti

Andrés Urioste


Haití /