Perú aspira a superar su crisis política mediante las elecciones legislativas
· Los comicios que tienen lugar hoy permitirán al electorado peruano elegir un nuevo Congreso, tras la disolución de la Cámara y la convocatoria electoral extraordinaria decretada por el presidente Martín Vizcarra.
· El país latinoamericano atraviesa una seria crisis política desde hace años, que ha supuesto.
Todo listo en Perú para las elecciones legislativas extraordinarias que tendrán lugar hoy y en las que casi 25 millones de peruanos están llamados a renovar el Congreso de la nación en un intento por otorgar algo de estabilidad política al país durante el próximo año.
La convocatoria electoral, realizada tras la disolución de la Cámara decretada por el presidente Martín Vizcarra tras el bloqueo del nombramiento de nuevos magistrados del Tribunal Constitucional por parte del legislativo durante el pasado mes de septiembre. En aquel momento, el jefe del ejecutivo peruano declaró, en un mensaje televisado a la nación, que la convocatoria electoral buscaba «dar un fin a esta etapa de entrampamiento político que ha impedido que Perú crezca al ritmo de sus posibilidades”.
Un “entrampamiento político” que se extiende hunde sus raíces en los problemas estructurales del sistema político peruano, con sus cinco expresidentes procesados, en prisión o, en el caso de Alan García, muerto por suicidio cuando iba a ser detenido, y que ha condicionado un estado de crisis política permanente desde las elecciones generales del año 2016. En dichos comicios, el candidato de centro derecha neoliberal Pedro Pablo Kuczynski se hizo con la presidencia en segunda vuelta electoral, pero haciendo frente a una mayoría fujimorista en el legislativo, lo que ha condicionado un permanente estado de bloqueo de poder.
La crisis se agravó con la progresiva salida a la luz de escándalos de corrupción, fraudes e irregularidades, que llevaron a la dimisión del propio Kuczynski en marzo de 2018, asumiendo la presidencia Martín Vizcarra, el cual asumió una presidencia técnica que se ha mantenido inmersa en problemas.
La negativa de los parlamentario a introducir una serie de mecanismos de control y garantías en la elección de los magistrados del Tribunal Constitucional, precipitó la convocatoria de elecciones extraordinarias. La propuesta del gobierno de Vizcarra introducía medidas como evaluar la inmunidad parlamentaria, poner un impedimento para personas bajo condenas por corrupción pudiesen ser candidatas, la eliminación de voto preferencial, la introducción de criterios de paridad de género y el establecimiento de normas de financiación de las campañas electorales, todos puntos rechazados por el Congreso, de mayoría fujimorista.
Elecciones marcadas por el desencanto
El país parece asumir los comicios con un elevado nivel de desafección política y desencanto. Según los sondeos realizados durante la campaña, cerca de la mitad de los electores manifestaban su desinterés en los resultados, con más de la mitad con una valoración pesimista respecto al futuro legislativo. Las encuestas, que muestran un panorama sumido en la incógnita, con tan solo 10 partidos con aparente posibilidades de pasar el corte del 5% establecido para acceder al Congreso.
Estos serían Acción Popular (14.8 % de votos válidos), Fuerza Popular (11 %), el Partido Morado (10.9 %), Alianza para el Progreso (9.9 %) y Somos Perú (7.6 %). Por su parte, el Partido Aprista Peruano, el partido evangélico FREPAP, Podemos Perú y las coaliciones de izquierda Frente Amplio y Juntos por el Perú cuentan con posibilidades de superar el corte.
Sea cual sea el resultado, el periodo de poco más de un año en el que esté activo el nuevo Congreso electo (a pesar de este adelanto electoral, las elecciones generales previstas para abril de 2021 renovará nuevamente la composición del legislativo) se antoja difícil, con un presidente Vizcarra sin un partido específico que le respalde y condicionado por los apoyos puntuales de las distintas fuerzas. En este sentido, según las encuestas formuladas por IPSOS, el 74 % de peruanos considera que el nuevo Congreso debería conciliar y dialogar con el Gobierno, mientras un 21 % opina que debería confrontar con el ejecutivo.