Santos anuncia la entrada de Colombia en la OTAN
El presidente colombiano Juan Manuel Santos precisa que dicho ingreso será en la categoría "de socio global". Por primera vez en la historia un país de América Latina formará parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
Colombia formará parte, a partir de la próxima semana, de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) como primer “socio global” latinoamericano, anunció este viernes el presidente de esa nación, Juan Manuel Santos.
«Formalizaremos en Bruselas la semana entrante –y esto es muy importante— el ingreso de Colombia a la OTAN en la categoría de socio global. Seremos el único país de América Latina con este privilegio», afirmó el mandatario en una alocución televisada desde la presidencial Casa de Nariño.
Santos, quien dejará el cargo este año, se reunirá el próximo 31 de mayo en Bruselas con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, para terminar la acreditación de Colombia como parte de la alianza militar. El mandatario colombiano había expresado su intención de formar parte de esa organización militar desde 2013, cuando anunció la suscripción de un acuerdo de cooperación como inicio de un proceso de acercamiento.
En diciembre de 2016 el Ejecutivo colombiano había informado que la OTAN aceptó la solicitud para establecer un convenio y así acordar una «mayor» cooperación militar con esa organización, tras el Acuerdo de Paz firmado en La Habana.
En ese momento el Gobierno vecino de Venezuela rechazó el anuncio por considerarlo «un intento de introducir factores externos con capacidad nuclear» en la región.
A principios de 2017, la entonces canciller venezolana, Delcy Rodríguez, había denunciado que con ese ingreso Colombia podría violar el acuerdo de Tlatelolco, puesto en vigencia en 1969 con el propósito de establecer la desnuclearización de América Latina y el Caribe.
Además, Colombia forma parte del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) y uno de los principios esenciales del bloque señala que sus miembros “no pueden formar parte de ningún tipo de organización de naturaleza militar y belicista como lo es el Tratado del Atlántico del Norte».
Intervenciones de la OTAN
La OTAN, que cuenta actualmente con 29 miembros, se constituyó en abril de 1949 como una alianza militar entre los Estados Unidos y los países de Europa Occidental como alianza frente al bloque del este liderado por la Unión Soviética. Más allá de la cooperación armamentística y la garantía de despliegue en el continente europeo, jamás se involucró en un conflicto militar ni protagonizó acciones armadas durante el periodo de la Guerra Fría previa a la caída del Muro de Berlín en 1989 y la posterior desintegración de la URSS en 1991. Tras la disolución del bloque del este, muchas voces pusieron en cuestión la necesidad y la pertinencia de mantener una estructura militar cuyo objeto había desaparecido. Desde mediados de aquella época, sin embargo, la Alianza Atlántica viró su interés en una política expansionista, con operaciones militares en terceros países con la abierta intención de impulsar cambios de gobierno y realizar acciones de desestabilización en función de los intereses de las principales potencias integrantes. El bombardeo de Yugoslavia, que entonces ya solo contaba con los territorios de Serbia, Montenegro y Kosovo, en 1999, supuso la primera acción militar conjunta
Kosovo (1999)
El 24 de marzo de 1999, la OTAN lanzó una campaña aérea contra la Yugoslavia del presidente Slobodan Milosevic, tras el fracaso de los esfuerzos para llegar a una solución política de la crisis de Kosovo.
En esta intervención militar llevada a cabo por la OTAN, participaron unos 600 aviones de trece países, con bombardeos diarios en Kosovo, Serbia y Montenegro. El 10 de junio de 1999, las fuerzas serbias empezaron a retirarse de Kosovo, que pasó poco después bajo administración de la ONU.
Afganistán (2002)
En noviembre de 2002, Estados Unidos respondió militarmente con una invasión militar a Afganistán para acabar con el gobierno de los talibán, antiguos muyahedines armados por los propios norteamericanos para combatir a los soviéticos durante la guerra que estos protagonizaron entre 1979 y 1989. La invasión no contó con la aprobación de las Naciones Unidas, pero fue respaldada por los diversos socios de Washington en la Alianza Atlántica, que protagonizaron el despliegue militar en el país de medio oriente.
La colaboración entre las distintas potencias de la OTAN en las aventuras militares de los Estados Unidos durante la década del 2000 no continuó funcionando. Al año siguiente, Estados Unidos trató de justificar ante sus aliados una invasión a Irak en busca de unas supuestas armas de destrucción masiva y unos vínculos con el terrorismo islamista que se sabían inexistentes. Gran Bretaña, España y Portugal secundaron la invasión, junto a otros países antiguos miembros del bloque del este que se habían adscrito a la alianza militar otrora enemiga. Sin embargo, la operación no contó con el respaldo de dos miembros clave de la OTAN como son Alemania y Francia. Los entonces mandatarios de las potencias europeas, el socialdemócrata Gerhard Schröder y el conservador Jacques Chirac se negaron a apoyar la invasión por no ver justificación suficiente.
El 16 de octubre de 2003, la ONU adoptó la resolución 1511 que «autoriza una fuerza multinacional» preservando el control casi absoluto de Estados Unidos en Irak. La guerra, sin embargo, se prolongó durante los siguientes 8 años con presencia militar norteamericana y británica en el suelo iraquí, que abandonaron a un estado azotado por la inestabilidad y los constantes conatos de rebelión como el protagonizado por Daesh entre 2012 y el pasado año que llegó a controlar el 60% del territorio.
Libia (2011)
El 17 de marzo de 2011, el Consejo de Seguridad de la ONU votó una resolución que autorizaba a los Estados miembros a «tomar todas las medidas necesarias» para «proteger» a los civiles, excusa que fue usada para justificar la invasión al país africano.
El 19 de marzo por Francia y Gran Bretaña junto a fuerzas de 18 países iniciaron la invasión al territorio libio. En junio, Rusia y China acusaron a la OTAN de interpretar «arbitrariamente» la resolución de la ONU, ya que la operación no se limitó a proteger a civiles, sino que se proponía el derrocamiento del Gobierno de Muamar el Gadafi. Al igual que en el caso iraquí, Libia permanece hoy sumida en el caos y el enfrentamiento entre facciónes como un estado fallido.