Estados Unidos reconoce culpa de mantener hostilidad hacia Cuba
Al igual que un acusado reticente cede bajo el peso abrumador de las pruebas en su contra, Estados Unidos debió reconocer hoy ante la Asamblea General de la ONU su culpa por mantener durante décadas una política hostil hacia Cuba.
Así consideran en la isla tras observar desde cada rincón del país la abstención de la nación norteña en la citada instancia del máximo organismo internacional acerca del proyecto cubano de resolución contra el bloqueo económico, comercial y financiero estadounidense impuesto a la isla desde hace más de medio siglo.
La decisión de Estados Unidos -imitada una vez más por Israel- no tenía precedente alguno en las 24 votaciones anteriores del documento, históricamente apoyado por la mayoría de la comunidad internacional y por casi la totalidad de los miembros de la ONU en los últimos años.
Desde 1992 Cuba ha presentado a la Asamblea General informes anuales sobre los daños del cerco estadounidense al pueblo de la isla, las limitaciones, trabas y violaciones flagrantes de los derechos humanos que el mismo origina.
Los argumentos de Cuba, la razón que la ampara en esta controversia -y el sufrimiento en carne propia de la extraterritorialidad del bloqueo por parte de terceros países- propiciaron año tras año el incremento del respaldo internacional al proyecto de resolución.
No en balde, el canciller cubano, Bruno Rodríguez, apuntó esta jornada al hacer uso de la palabra poco antes de la votación que pronunciarse en contra del cerco equivalía a hacerlo a favor de la ética y la justicia.
El diplomático -quien reconoció los avances en el vigente proceso hacia la normalización de relaciones entre los dos países- aseveró en su discurso que el bloqueo aún es una realidad y las medidas tomadas por el Ejecutivo norteamericano para debilitarlo son limitadas, aunque positivas.
La abstención anunciada por Estados Unidos es un paso favorable para el futuro y el mejoramiento de los nexos bilaterales, no obstante, en la práctica el cerco continúa afectando a la sociedad de la isla y, por tanto, urgen acciones concretas para eliminarlo, dijo.
Al hacer el adelanto del voto de su país, la embajadora norteamericana ante la ONU, Samantha Power, reconoció que durante décadas Washington mantuvo una política destinada a privar a La Habana de todo respaldo. Sin embargo, no le quedó otra opción que aceptar el abrumador apoyo manifestado a largo de muchos años por la comunidad internacional a la resolución condenatoria del bloqueo.
Estados Unidos siempre se ha pronunciado en contra de ese texto, pero hoy va a abstenerse, expresó Power, quien debió callar unos instantes ante los aplausos generados en el auditorio.
El documento de esta jornada es un perfecto ejemplo de por qué el aislamiento contra Cuba no funcionó para el logro de los objetivos de esa política, añadió.
No obstante, dejó claro que la ruptura con el tradicional voto adverso y la subsiguiente abstención no significan que su país esté de acuerdo con todo lo planteado en la resolución.
Indudablemente, lo que perdurará de esa acción es el reconocimiento público del fracaso de una política dirigida a aislar a Cuba, así como la evidencia de que el efecto conseguido fue el contrario: la isla cuenta hoy con el amplio respaldo de las naciones.
En cambio, es el país más poderoso del mundo el que quedó prácticamente solo en su obcecada -arbitraria y unilateral- intención de revertir mediante diversas vías el proceso revolucionario y el modelo social defendidos por los cubanos.
mgt/tgp