Investigaciones de la Unidad de Inteligencia Financiera de Perú revelan una estructura de blanqueo de dinero de más de 2.000 millones de dólares en el país
Grandes entidades financieras multinacionales habrían participado de forma directa en el entramado de blanqueo. Durante años entorpecieron las investigaciones sobre dinero negro proveniente del crimen organizado.
Un grupo de periodistas de investigación ha accedido a algunos materiales de la Unidad de Inteligencia Financiera de Perú sobre los esquemas que permitieron entre los años 1998 y 2009 la entrada de más de 2.200 millones de dólares en el sistema bancario del país sudamericano.
Gran parte de esos capitales provenía de las exportaciones ilegales de oro, drogas y sobornos por medio de distintas operaciones de blanqueo, según a revelado la investigación de Ojo Público.
paraLos documentos establecen la responsabilidad tanto de los propios bancos, como —por inacción— del órgano supervisor del Estado, la Superintendencia de Banca, Seguros y Administradoras de Fondos de Pensiones. Entre los bancos implicados destacan el BBVA Continental, el Banco de Crédito del Perú (BCP), Scotiabank (conocido como ‘Wiese’ antes del 2006) y otros.
La práctica de blanqueo incluía tanto a clientes particulares como organizaciones, algunas de ellas asociadas con el narcotráfico, como la liderada por Nelson Neira James, alias ‘Runa Mula’ y Hernán Tapia Trujillo, alias ‘Rambo’. Estos dos exmilitantes de Sendero Luminoso (uno de ellos muerto y otro en prisión) controlaban tres laboratorios clandestinos de droga en el norte peruano, mientras que su organización era cliente del BCP, el proveedor líder de servicios financieros de Perú.
Complicidad por demora
Los agentes de inteligencia pudieron establecer vínculos directos entre algunos casos de elaboración y venta de cocaína y las respectivas entradas de dinero en el sistema bancario. Este fue el caso del peruano Paul Chinchay Echevarría, condenado en Italia por trata de personas, pero también investigado en su propio país como integrante de una red delictiva dedicada al lavado de activos procedentes del narcotráfico.
La participación del BCP consistió, según los periodistas, en una denuncia tardía sobre las operaciones sospechosas por valor de 178.000 dólares. Cuando avisaron a las autoridades en octubre del 2008, el hombre ya llevaba 14 meses en custodia. La demora respecto al tiempo del ingreso del mencionado dinero al banco fue de un año y cuatro meses.
Los reportes con retrasos eran igualmente habituales para el BBVA. La denuncia contra el cliente Percy Velit Núñez llegó a las autoridades en junio del 2008, cuando hacía un año que había transferido dinero para blanquear capitales. El banco decidió a actuar solo después de que el sospechoso fuera detenido dentro de una pesquisa de la Policía Antidrogas.
Dos meses fueron necesarios para denunciar la ‘triangulación’ por valor de 1,3 millones de dólares entre una empresa fachada registrada como exportadora de pescado, una firma de maquinaria y una compañía panameña con cuentas en Suiza. La inteligencia financiera estableció que aquella pesquera, cliente del BBVA, había sido creada para «apoyar actividades de lavado de activos de organizaciones criminales».
Los periodistas de investigación dicen haber planteado algunas preguntas sobre los casos abordados ante las entidades bancarias involucradas, pero no recibieron respuestas bajo el argumento del secreto bancario que protege a sus clientes.