La oposición venezolana a un paso de la descomposición
La Mesa de Unidad Democrática (MUD), más conocida como la oposición venezolana camina hacia una destrucción de la que sus partidos integrantes son sus máximos responsables.
La oposición de Venezuela se autodestruye. Su falta de autocrítica le lleva a cometer una y otra vez los mismos errores, lo malo es que cada vez el error le sale más caro. Sustantemos esto en un ejemplo. Durante las elecciones legislativas de 2005 la oposición decidió no participar en ellas para protestar contra un fraude electoral que no se pudo encontrar. Esperaban que el pueblo, que según sus analistas estaba harto de ese hipotético fraude electoral, se levantase siguiendo su ejemplo y lo único que consiguieron fue darle el poder legislativo al chavismo durante 5 años sin lograr la vertebración de un movimiento popular anti fraude que sirviera para sacar a Chávez del poder.
Teniendo esa experiencia, ¿qué hizo la oposición cuando Nicolás Maduro anunció la Constituyente y los invitó a participar? Rechazar presentarse y convocar su propio plebiscto. ¿El resultado? Exactamente el mismo, el nuevo poder legislativo, la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) controlado por el chavismo y sin nadie en la calle que apoye a la Mesa de Unidad Democrática (MUD) en su propósito de no reconocer ese poder.
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Por si esta forma de actuar no fuera suficiente para condenar a la oposición a la marginalidad política, la MUD desató una ola de violencia, llamada guarimbas, que provocó muertes, heridos, amenazas y ataques a negocios de pequeños comerciantes. Esta violencia ha sido el motivo principal por el que, pese a que el chavismo no logra controlar la artificial subida de los precios y el desabastecimiento de medicinas, la oposición perdiera de manera humillante las elecciones regionales. Ahora la derecha venezolana insiste en pedir la renuncia de Nicolás Maduro, la convocatoria de elecciones presidenciales y la anulación de las elecciones regionales por fraude. Ésto último cuando 4 de los 5 goberndores opositores que ganaron hace un par de semanas se han asegurado su puesto yendo a jurar el cargo ante la ANC.
Precisamente ese es su principal problema, mientras la gente en Venezuela lo que quiere es comer a un precio razonable, la oposición no presenta una alternativa, solo grita contra una dictadura que la mayoría de los venezolanos no parece ver. Mientras tanto el chavismo sigue marcando la agenda política desde que Maduro propuso la ANC, ahora mismo se encuentra elaborando leyes para solucionar la crisis, provocada por cierto por los grandes empresarios venezolanos vinculados a la MUD.
Una nueva encuesta de la empresa demoscópica Hinterenlaces muestra que el 23% de los venezolanos quieren que la oposición retome su apuesta por las guarimbas y desencadene una nueva ola de violencia para crear las condiciones ideales que permitan una intervención extranjera para sacar a Nicolás Maduro del poder. Mientras tanto un 61% de los venezolanos consideran que el resultado de las regionales (18 gobernaciones para el chavismo y 5 para la oposición) creen que es el adecuado para preservar la paz. Es decir, que la mayoría de los habitantes del país caribeño identifican al chavismo con la paz y a la oposición con la violencia, lo que demuestra que los mártires que fabricó la oposición en las guarimbas -matando a sus propios manifestantes en varis ocasiones para sacar en sus medios de comunicación que habían sido asesinados por las fuerzas policiales del chavismo– le pesan en la espalda.
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En cuanto a una de las principales reivindicaciones de la oposición desde que Maduro ganó las elecciones a Henrique Capriles Radonski en 2013, que se convoquen elecciones presidenciales anticipadas, tampoco encuentra eco en la sociedad venezolana, el 72% quiere que se convoquen cuando correspondan en base a la legalidad, es decir, en el año 2018. Sobre la preferencia de quién debería ser el que solucione los problemas económicos, el 62% quiere que sea el gobierno de Nicolás Maduro y el 35% preferiría que se encargase la MUD.
La oposición venezolana sabe que por medio de las elecciones no será capaz en el medio plazo de ganar al chavismo. Sabe igualmente que si permite que haya estabilidad en el país, las medidas sociales de Nicolás Maduro lo harán más popular. Pero si provoca desestabilización como con las guarimbas de 2014 y 2016-2017, pierde apoyo. La MUD ha llegado a un punto del que solo puede salir después de una larga travesía por el desierto. Las disputas internas sobre el camino a seguir la están destrozando todavía más rápido que su falta de propuesta política y sus errores estratégicos.
Gonzalo Sánchez. Twitter: @ProtestFor36