El presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, exigió el apoyo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para poder afrontar a las amenazas de Rusia.

Al referirse especialmente a Alemania, como “uno de los aliados más cercanos” de Ucrania, Poroshenko solicitó la presencia de buques de la Alianza Atlántica en el mar de Azov, repartido entre Ucrania, Crimea y Rusia.

A su vez, el primer ministro ucraniano, Volodímir Hroisman, acusó a Rusia de despreciar las leyes internacionales. Lo dijo durante la inauguración del tercer foro económico germano-ucraniano, en el que participó también la canciller alemana, Angela Merkel.

Como respuesta al llamado para desplegar buques en la zona, Merkel descartó cualquier solución militar al conflicto. Pidió a Kiev sensatez, y aseveró que los conflictos sólo pueden resolverse a través del diálogo, pero habló de las sanciones contra Rusia.

El 25 de noviembre, la Guardia Costera rusa interceptó y apresó tres barcos ucranianos, que estaban intentando cruzar el paso del estrecho de Kerch. Rusia dijo que la navegación ucraniana se adentró en sus aguas territoriales, e hizo caso omiso de las advertencias.

Tras el incidente, el Parlamento ucraniano reintrodujo la ley marcial en sus regiones fronterizas durante 30 días. Rusia por su parte, desplegó un nuevo sistema de misiles antiaéreos S-400 en Crimea en el marco de reforzar sus fronteras.

El Ejército ucraniano realiza maniobras cerca del pueblo de Urzuf, en el litoral del mar de Azov, en medio de altas tensiones con Rusia, 29 de noviembre de 2018.

El presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, impuso la ley marcial por 30 días en 10 regiones limítrofes con Rusia, el mar Negro y el mar de Azov.

Esto se realiza después de que el 25 de noviembre las fuerzas rusas interceptaron y apresaron tres barcos ucranianos frente a la costa de Crimea, provocando la crisis más peligrosa entre Kiev y Moscú en años.

Rusia dijo que la navegación ucraniana se adentró en sus aguas territoriales, e hizo caso omiso de las advertencias.