‘Hijos del Pueblo’, el primer himno del movimiento obrero en España, cumple 140 años
- Identificado a lo largo del siglo XX con el movimiento anarcosindicalista, el himno fue compuesto por el periodista Rafael Carratalá para un certamen musical organizado por la Primera Internacional
Desde su surgimiento, el movimiento obrero ha contado con numerosas composiciones, himnos y canciones identificativas. De entre todas ellas, destacan a nivel global dos grandes obras, La Internacional, de Pierre Degeyter, compuesta en 1888 tomando como base un poema de 1871 de Eugène Pottier, y La Varsoviana, compuesta por Józef Pławiński en 1880 y dotada de letra por el poeta Wacław Święcicki en 1897.
En 2025 cumple 140 años ‘Hijos del Pueblo’, un himno caracterizado por su composición única, su fecha temprana y por haber servido inicialmente tanto a los movimientos socialistas de inspiración marxista, como a los socialistas revolucionarios que consolidaron el anarcosindicalismo, aunque en las primeras décadas del siglo XX el himno, quizá por el mayor peso del anarquismo en España, terminó siendo empleado principalmente por estos últimos.
A pesar de la disolución de la Primera Internacional en 1876, el movimiento obrero en España, especialmente en los centros económicos e industriales como Barcelona, Sevilla, Valencia, Vizcaya y Madrid, crecía y aumentaba sus fuerzas, consolidándose con organizaciones como la Federación de Trabajadores de la Región Española, ligada al anarquismo, y el PSOE, fundado por marxistas en 1879.
En este contexto, el Centro de Amigos de Reus, un espacio pionero en la organización de actividades obreras, ligado a la Federación de Trabajadores, ideó en 1884 unas jornadas que mostrasen el poder de impulso cultural e intelectual del movimiento, que convocó para el verano del año siguiente como el Primer Certamen Socialista.
El evento contaba con varios espacios y secciones, entre ellas un certamen de música al que se presentaron numerosos compositores y letristas, a nivel internacional. Entre ellos, el militante socialista de la Sociedad de Obreros de Alicante y periodista de El Progreso, Rafael Carratalá.
Carratalá, que contaba entonces con 24 años, era hijo de un bedel de teatro. Por este motivo, había contado con una formación completamente improvisada y autodidacta, pero criándose con la oportunidad de conocer las expresiones musicales y dramatúrgicas del Teatro Principal de Alicante.
Tras conocer la convocatoria del Certamen Socialista de Reus, desarrolló una composición musical ambiciosa, inspirada en las marchas revolucionarias europeas, muy en boga en la época, a pesar de sus limitaciones como compositor, que acompañó con una letra con alusiones explícitas a la unidad del movimiento obrero contra el enemigo identificado con la burguesía. El conjunto debió convencer al jurado, cuya composición ha caído en el olvido, que lo premió.
El paso de los años demostró el buen criterio del certamen, ya que ‘Hijos del Pueblo’ continuó siendo uno de los temas favoritos entre el movimiento obrero, convirtiéndose en el principal himno del anarcosindicalismo, aunque, a partir de la segunda década del siglo XX, en competencia con la versión española de La Varsoviana, ‘A las Barricadas’.
En 1936 continuaba siendo uno de las principales composiciones musicales del movimiento obrero, siendo grabada en vinilo por el afamado músico Francesc Pujol junto al Orfeón Catalán de Barcelona en plena Guerra Civil. En 2009, durante la celebración del centenario de la Confederación Nacional del Trabajo, se grabó nuevamente, bajo la dirección de Luís Antonio Gamarra en el Conservatorio de Música Juan Crisóstomo de Arriaga de Bilbao.
En cuanto a Carratalá, el éxito de su composición le animó a continuar con los experimentos musicales, siendo premiado nuevamente en el certamen de música obrera, esta vez organizado por Centro de Productores de Barcelona, con su obra ‘El Trabajo’, que obtuvo el segundo premio en 1889. Junto a su prolífica labor periodística, bajo el pseudónimo Véritas, teorizó sobre la música obrera décadas después en ‘Orfeones Socialistas’, valorando que la música debía “inculcar con notas sonoras las ideas de la emancipación” a la clase trabajadora.