Federico Rubio Herrero •  Memoria Histórica •  05/11/2024

Grave provocación fascista en Madrid (14 de abril de 1936)

Bajo una lluvia pertinaz, que en ciertos momentos se hizo torrencial, se celebró el día 14 de abril de 1936, a las 11 horas, la anunciada parada militar en el Paseo de la Castellana de Madrid, en conmemoración del quinto aniversario de la proclamación de la República. No obstante, lo desapacible del tiempo, se congregó en el citado paseo mucha gente que se extendía a uno y otro lado del mismo, desde Recoletos hasta el Hipódromo.

Grave provocación fascista en Madrid (14 de abril de 1936)

Piquetes de seguridad de a pie y a caballo vigilaban las calles de acceso a la expresada vía. En la caseta del antiguo tranvía del Hipódromo y en la Glorieta de Castelar, se habían instalado puestos de socorro a cargo de la Cruz Roja.

A las diez y media de la mañana se encontraban ya en sus puestos de formación las fuerzas de la guarnición de Madrid formadas en orden de pasada, al mando del Comandante Militar, General Miaja. A dicha hora comenzaron a llegar los miembros del gobierno, del cuerpo diplomático y demás personalidades invitadas al acto.

A la altura de la calle de Fernando el Santo se había instalado una tribuna destinada al Presidente de la República y los Ministros. Frente a esta se hallaba la del Ministerio de la Guerra, que fue ocupada por las familias de los consejeros y algunos jefes de dicho centro. Se habían montado otras dos tribunas más: Una para el cuerpo diplomático y la otra para las representaciones del Ayuntamiento.

A las once menos cuarto llegó el Jefe del Gobierno Manuel Azaña, que fue recibido al pie de la tribuna por los Ministros Lara, Álvarez Buylla, Domingo, Ruiz Funes, Giral, Casares Quiroga y Barcia; el Vicepresidente de las Cortes, Álvarez Albornoz; el Gobernador Civil y el Alcalde de Madrid. Después de las once llegó el Presidente, interino, de la República Diego Martínez Barrio, acompañado del Ministro de la Guerra, General Masquelet, en un automóvil abierto, que era seguido por el escuadrón de la escolta presidencial. Tanto Martínez Barrio como Azaña fueron acogidos con aplausos y vítores, muy especialmente de las juventudes marxistas, que en gran parte uniformadas, se habían congregado en las inmediaciones de la tribuna presidencial, formando a lo largo del paseo un cordón.

En dicha tribuna, además de las personalidades ya citadas, se encontraban varios generales, los agregados militares extranjeros y nutridas comisiones de jefes y oficiales del ejército y la armada.

Después de ser revistadas las tropas por el Presidente de la República a quien en dicha inspección acompañaban el General Masquelet y el Jefe de la Línea, General Miaja, a las once y media dió comienzo el desfile. Las fuerzas desfilaron en cuatro agrupaciones: Infantería, Artillería, Montaña y Motorizada.

Serían aproximadamente las doce menos cuarto, y apenas se había iniciado el desfile militar, cuando en la parte posterior de la tribuna, desde la que el Presidente de la República presenciaba dicho desfile, se produjo un gran alboroto con motivo del estallido de varias potentes tracas. Efectivamente, poco después de iniciarse el desfile, un individuo, cocinero de profesión y militante de Falange Española, llamado Isidoro Ojeda, de cuarenta y dos años de edad, y con domicilio en la calle de Andrés Obispo, 5 y 7 de Madrid, avanzó hacia la tribuna presidencial, atravesando el cordón de guardias y provisto de varias tracas encendidas que arrojó contra la tribuna. Los efectos fueron rapidísimos y todo ello produjo una gran confusión entre el público que allí se hallaba, confusión que aumentó por haberse espantado algunos de los caballos de la escolta presidencial. Isidoro Ojeda, fue detenido, inmediatamente, por varios guardias que lo trasladaron a la comisaría más próxima.

Seguidamente, y después de unos minutos de desconcierto, desfilaron los Regimientos de Infantería números 6 y 31 y a continuación lo hizo la Agrupación de Ingenieros compuesta por dos batallones de zapadores y dos compañías de aviación; desfilaron también una compañía de Carabineros y cuatro compañías de Infantería.

Cuando pasaban ante la presidencia del Consejo dos compañías de la Guardia Civil, un grupo muy numeroso del público comenzó a abuchearla y a lanzar gritos de ¡UHP! ¡UHP! repetidos insistentemente. En aquel momento y a raíz de fuertes discusiones, en la tribuna, entre detractores y defensores de ese cuerpo, sonaron siete u ocho disparos. El público se desbandó en distintas direcciones; se atropellaron unas a otras las personas que allí se encontraban y arrollaron las sillas que había colocadas en el paseo para presenciar desde ellas el desfile. El resultado de la confusión, y posterior tumulto, ha sido de una persona muerta por herida de bala, el Alférez de la Guardia Civil, fuera de servicio, Anastasio de los Reyes, y cinco heridas, tres de ellas graves, (Emeterio Moreno, Benedicto Montes, y Antonio García García). Asimismo, sufrieron diversas contusiones el niño Manuel Gómez Maeso, de seis años y María Díaz Navarro, atropellados por la multitud.

Con posterioridad, protegidos por fuerzas de Asalto y policía ingresaron en el retén de la Guardia Civil de la Presidencia del Consejo, tres detenidos a los que el público acusaba de ser promotores de los sucesos registrados. Estos detenidos, recibieron en la calle numerosos golpes de la multitud que trataba de lincharlos y presentaban numerosas contusiones en todo el cuerpo. Los tres, eran simpatizantes de Falange Española.

Días después de estos graves sucesos, el Gobierno remitió una Ley que privaba de derechos pasivos a los militares retirados que sostuvieran ligas, asociaciones u organismos ilegales o participaran en actos perturbadores del orden público. Además ordenó la disolución de todas las ligas fascistas que fueron declaradas ilegales. Al respecto, Lázaro Fabre, escribía en el diario monárquico «ABC»: «El Frente Popular no es una alianza, sino una utilización de la democracia y de los Gobiernos republicanos, enfocada hacia la dictadura prebolchevique».

Fuentes: «AHORA» (15 de abril de 1936)

«EL SOCIALISTA» (15 de abril de 1936).            


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