La mezquina estratagema golpista en Asturias (18 de julio-17 de octubre de 1936)
En Oviedo la mañana del día 19, a instigación del Coronel Aranda que se dice republicano y asegura que está todo controlado en la provincia, se organiza una columna obrera formada por 4.000 mineros y metalúrgicos escasamente armados, apenas 200 fusiles y un par de camiones cargados de dinamita, que sale por la noche hacia Madrid para hacer frente al ejército sublevado. La mayoría será de hecho interceptada en León y Ponferrada y diezmada parcialmente. Solo unos cuantos de sus componentes llegarán a la capital. El resto volvió a Asturias al ser conscientes del engaño sufrido.

Mientras, en Oviedo, ante la petición de armas por parte del pueblo, el Coronel Aranda ha ido dando largas al asunto y ganando tiempo, pero sin entregarlas. El Comité del Frente Popular vacila; comunistas, socialistas de izquierda, anarquistas, y propone que se tomen por la fuerza. Se oponen los demás. Aranda que está reunido con ellos, sale pretextando que va a dar un paseo (en secreto ha concentrado a la Guardia Civil). A las cinco de la tarde, después de declarar por radio el estado de guerra, moviliza a 3.500 soldados y guardias y se apodera rápidamente de correos y telégrafos, teléfonos y la radio. Se le unen cerca de 900 voluntarios, la mayoría falangistas. El Gobierno Civil no fue tomado inicialmente por los sublevados y continuó resistiendo hasta el anochecer cuando, finalmente, se rindió.
El Cuartel de la Guardia de Asalto permaneció fiel a la República por lo que Aranda encargó al Comandante Caballero, que lo tomara a la mayor brevedad posible. Allí resistieron el Comandante de Asalto Alfonso Ros, y un nutrido grupo de guardias del cuerpo leales, hasta la mañana del 20 de julio. Al frente de un grupo de guardias civiles el Comandante Caballero, logró hacerse con el control absoluto del cuartel. El Comandante Ros y sus hombres fueron,inmediatamente, fusilados.
Muchos dirigentes y obreros republicanos consiguen salir de la ciudad y se reagrupan para comenzar el cerco.
En cambio en Gijón, el día 21, al ver que los obreros y guardias de asalto dominan la situación, los insurrectos, 350 hombres, se encierran en los Cuarteles de Simancas y Coto.
Aranda, pués, consiguió apoderarse de Oviedo, pero el resto de la provincia estaba en manos de los republicanos. En Gijón resistía el Cuartel de Simancas, al mando del Coronel Pinilla, y la ciudad era sometida sin tregua a los bombardeos del crucero «Almirante Cervera».
Por fin, el Cuartel de Simancas fue tomado por las milicias el 21 de agosto, con apoyo de algunos aviones y artillería. Su jefe, el Coronel Pinilla, pidió al «Almirante Cervera» que hiciera fuego sobre él y sus fuerzas para morir antes que caer en poder del enemigo. Así sucedió.
En Oviedo, Aranda se aprestaba a una dura defensa a la espera de que desde Galicia se intentase romper el cerco de la ciudad.
Los mineros tenían ya una parte de ésta conquistada después de esfuerzos inenarrables y numerosas bajas, cuando el 17 de octubre, las columnas procedentes de Galicia consiguieron establecer contacto con Aranda. Una vez más en la historia, los regulares entraban en la capital asturiana. Las milicias, sin aviación, sin intendencia (faltaba el pan), sin vestido para ponerse ni zapatos que calzar, no pudieron evitar la ruptura del cerco. Los 15.000 hombres de las columnas gallegas establecieron un pasillo entre Pravia y Grado hasta Oviedo. El frente quedó estabilizado.
Fuente: Diario «Ahora»- Madrid (días 1 y 6 de agosto de 1936).
Manuel Tuñón de Lara (La España del Siglo XX).