Nou Barris se querella contra los crímenes del franquismo
[…] La madrugada del 23 de abril de 1971 cuatro agentes de la Brigada Político-Social entraron en el domicilio familiar de los hermanos buscando lo que el régimen franquista calificaba de propaganda ilegal, la registraron y detuvieron a Pepus y Maribel, tenían diecisiete años […]
Los hermanos Ferrándiz, gemelos, nacieron en Barcelona en 1954. Maribel empezó su actividad política en el Frente Obrero de Cataluña (FOC) y Pepus se afilió con catorce años al PCE al iniciar sus estudios en el Escuela Técnica Profesional del Clot. Posteriormente, ambos militaron, con quince años, en la Joven Guardia Roja del Partido Comunista de España-Internacional (PCE) en la clandestinidad.
Actualmente, después de más de cincuenta años, los hermanos Ferrándiz no han dejado de militar. Sus militancias se han ido transformando con el tiempo –y el contexto social del momento–, pero nunca han dejado de reivindicar, luchar y poner el cuerpo por sus convicciones. Pocas personas que lean este artículo no habrán coincidido con ellos en una asamblea, una manifestación de los “yaioflautas”, una charla en escuelas y universidades, un 8M, una reivindicación vecinal, o una concentración ante Via Laietana, entre otras muchas.
Cuando conocí a Maribel y Pepus me cautivó su vitalidad. Una vitalidad que va más allá de la edad. Son de esas personas que te revelan el secreto de la militancia activa duradera: ser consciente hasta dónde puede llegar la represión más cruenta, pero creer siempre en que la lucha desde la base, solidaria y organizada podrá conseguir lo que se proponga.
La madrugada del 23 de abril de 1971 cuatro agentes de la Brigada Político-Social entraron en el domicilio familiar de los hermanos buscando lo que el régimen franquista calificaba de propaganda ilegal, la registraron y detuvieron a Pepus y Maribel, tenían diecisiete años. Aquella detención se practicó en el marco de un operativo que supuso la detención de al menos otros veinte miembros del PCE(i). En su caso concreto, Pepus como “máximo responsable de la Joven Guardia Roja” –tal y como consta en las diligencias policiales de la detención– y Maribel como responsable de la propia organización. Los llevaron a la Jefatura de Via Laietana 43, donde estuvieron detenidos durante treinta y dos días. Hay que tener en cuenta que por aquellas fechas estaba vigente el décimo estado de excepción del régimen, en este caso derivado del conocido como “Proceso de Burgos”, por lo que se suspendían los pocos derechos de las personas detenidas, entre otros, ya no existía el límite de 72 horas por las detenciones.
El testimonio de los hermanos Ferrándiz de su paso por Via Laietana 43 es uno de los numerosos testigos del símbolo del terror y la represión franquista que supone este edificio para cientos de personas. De qué supone estar en manos de tus torturadores sabiendo que no tienen límite temporal alguno, de qué supone pasar por sus “interrogatorios” o vivir una detención como aquella como mujer y la represión específica ejercida en clave de género.
Por eso no han dudado nunca de explicar su testimonio en el marco de su activismo por el derecho a la verdad y la justicia, siempre con el objetivo de llegar a las jóvenes para que los crímenes del franquismo no queden en el olvido, pero, sobre todo, para contagiar su vitalidad y explicar cómo las jóvenes fueron, también, parte fundamental para hacer frente al franquismo e imaginar una sociedad con derechos y libertades para todos, cuando ésta era inimaginable.
Ahora dan un paso más e interponen una querella contra Vicente Juan Creix, Rafael Núñez Valverde y Atilano del Valle, entre otros, por su participación directa en las torturas que sufrieron en Via Laietana 43. Torturas que lejos de ser casos aislados , formaban parte de un plan generalizado y sistemático para reprimir a una parte de la población, concretamente toda aquella que fuera disidente con el régimen franquista.
Por eso, las torturas en Via Laietana 43 durante el franquismo y la transición (ya tantos otros centros de detención y tortura), no pueden prescribir nunca, no se pueden amnistiar y deben ser investigadas y juzgadas. Son crímenes de lesa humanidad de acuerdo con el derecho internacional y también el derecho estatal.
Y así pues ¿por qué no se han juzgado nunca? Una vez escribí: “el Estado español, donde el concepto justicia transicional viene a morir” y, desgraciadamente, es así. Los Tribunales, cuando se ha tratado de juzgar a los crímenes cometidos en el Estado español, se han negado a interpretar el marco jurídico de conformidad con el derecho internacional; y los Gobiernos de turno a realizar las modificaciones legales necesarias para no dejarles más remedio.
Maribel y Pepus han visto la peor cara de la humanidad, del Estado. Ellos, como tantas otras de su generación, que corrieron ante los grises para que sus compañeros y compañeras represaliadas pudieran salir de prisión con la amnistía, que, como explica el psiquiatra Pau Pérez, asumían incluso la tortura como algo inherente a la militancia. Personas que han criado a sus hijos e hijas en los valores republicanos mientras guardaban, durante décadas, silencio sobre la represión vivida en su piel para recuperarlos. Ellos, y tantas otras, militantes y activistas por la memoria, la verdad, la justicia y las garantías de no repetición, siguen luchando con incansable optimismo y fuerza por una democracia que desgraciadamente, nunca ha sido como la que ellos imaginaban cuando plantaban cara al fascismo. Aquella donde quepa el reconocimiento de su condición de víctimas del franquismo, aquella donde la justicia por los crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra llegue cuando sus víctimas y victimarios aún no hayan muerto todas. Y efectivamente, lo siguen haciendo.
Pero además, Maribel y Pepus son la viva imagen de que estas luchas están intrínsecamente ligadas a tantas otras. La militancia por la democracia que han soñado pasa también por la lucha de clase, por una vivienda digna, por las pensiones. Pasa por la lucha vecinal y la feminista, por una sociedad más justa para todos. Son el claro ejemplo de la importancia de las luchas compartidas.
Ahora ponen su cuerpo, una vez más, con esta querella, acompañadas de las entidades de la campaña unitaria ” Vía Layetana 43, Fem Justícia Fem Memoria ” para denunciar la impunidad de las torturas y para reclamar que la Jefatura deje de ser un espacio policial y sea un espacio de memoria, archivo y centro de interpretación de la tortura, como ya se ha hecho en otros tantos lugares. Y lo hacen celebrando un acto sobre luchas compartidas por hablar de pasado y presente de la lucha vecinal, el próximo 14 de noviembre, como no podía ser de otra manera, en su Nou Barris y acompañadas de personas con las que han compartido y continúan compartiendo su tozuda, afectiva y persistente militancia.
* Sònia Olivella Saludes es abogada de Irídia , Centro por la Defensa de los Derechos Humanos y Celia Carbonell es la responsable de la línea de memoria histórica de Irídia.
Traducción: ceaqua.org
Fuente: https://noubarris.info/prosperitat/2023/11/nou-barris-es-querella-contra-el-franquisme/