Gabe Abrahams •  Memoria Histórica •  16/06/2024

Piotr Bolótnikov, oro olímpico y héroe soviético

  • Entre los años ’50 y ’60, Bolótnikov protagonizó algunas de las mejores marcas históricas de 10.000 metros. Su vida aunó el amor por el deporte con el compromiso político.
Piotr Bolótnikov, oro olímpico y héroe soviético

Piotr Bolótnikov (1930-2013) nació el 8 de marzo de 1930 en el pueblo de Zinovkino de la República Autónoma Socialista Soviética de Mordovia, perteneciente a la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas).

Con cuatro años, perdió a su madre. Y, con doce años, a su padre, el cual falleció en el frente durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) defendiendo a la URSS como comandante del ejército soviético.

En medio de este drama familiar y de las dificultares de la guerra y solo ayudado por la hermana de su padre fallecido, el joven Piotr Bolótnikov pasó penurias, hambre y frío. Aunque, ya en los compases finales de la contienda mundial, en 1944, pudo empezar a reponerse y acudir a la escuela de formación industrial de Krasnoslobodsk.

En 1946, Bolótnikov se trasladó a Moscú para terminar sus estudios y trabajó de electricista. Y, en 1950, fue reclutado por el ejército y marchó a la RDA (República Democrática Alemana), empezando a practicar atletismo. Tras una estancia de cinco años, regresó a la URSS, se dio de baja del ejército y se centró en correr para el club Spartak.

En 1957, Bolótnikov ganó su primer título de 10.000 metros en el campeonato de la URSS, al vencer en un apretado final al entonces campeón olímpico de la distancia, su compatriota Vladimir Kuts. Eso le supuso iniciar un dominio en los campeonatos soviéticos que se extendería durante varios años.

En 1960, Piotr Bolótnikov acudió a los Juegos Olímpicos de Roma con el ánimo de ratificar su excelente estado de forma e hizo historia. Se impuso con autoridad en la final olímpica de los 10.000 metros, derrotando a sus principales rivales y consiguiendo la medalla de oro olímpica. Un oro que resultó un merecido premio a saber superar los años de miseria y hambre, los duros entrenamientos, los reveses competitivos…

El 5 de octubre de 1960, en Kiev, Bolótnikov culminó su gran año olímpico, al pulverizar la plusmarca mundial de los 10.000 metros, dejándola en un tiempo de 28:18.8.

1962 volvió a ser otro año importante en la carrera deportiva de Piotr Bolótnikov. El 11 de agosto de 1962, en Moscú, batió de nuevo la plusmarca mundial de los 10.000 metros, en esta ocasión por menos de un segundo. Y, un par de semanas después, ganó los 10.000 metros del Campeonato de Europa celebrado en Belgrado, la capital de Yugoslavia, quedando también tercero en los 5.000 metros. Al oro olímpico, se sumaban plusmarcas mundiales y un oro europeo.

Bolótnikov coronó el año 1962 afiliándose al PCUS, es decir el Partido Comunista de la Unión Soviética. Siempre había sido comunista y tomó la decisión por pura coherencia ideológica.

Los éxitos deportivos de Bolótnikov poco a poco cesaron y, en 1965, decidió retirarse de las pistas, trabajando a partir de entonces de entrenador en el Spartak y en Argelia.

Entre los años 1980 y 1986, Bolótnikov consiguió ser diputado de un consejo de distrito de la ciudad de Moscú, siendo ese el único cargo relativamente relevante a nivel político que tuvo a lo largo de toda su trayectoria.

Piotr Bolótnikov pasó los últimos años de su vida en su dacha, rodeado de sus medallas y trofeos de otro tiempo, junto a su mujer Raisa, sus hijos y sus nietos. También junto a sus condecoraciones como la Orden de Lenin, que le concedió la URSS en 1960. E hizo deporte hasta el final de sus días.

El 20 de diciembre de 2013, falleció Piotr Bolótnikov con 83 años y fue enterrado en el cementerio Troyekúrovskoye de Moscú, junto a otros héroes soviéticos. El mundo del deporte mostró tristeza por el adiós a uno de los más grandes corredores de fondo de la historia.

Ha pasado más de una década desde esa despedida y la memoria de Piotr Bolótnikov sigue presente. Se podría afirmar que ha permanecido intacta. Cada aniversario de sus gestas, invariablemente se recuerdan. Cada aniversario de sus medallas, su figura toma de nuevo protagonismo. Y es que resulta obligado poner en valor a un corredor excepcional, a un oro olímpico y héroe soviético, que dominó las pruebas de fondo de su tiempo y que es parte de la historia del olimpismo y del deporte del pasado siglo XX. Bolótnikov permanece.


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