Chile y los muros de la memoria
- En el centro de la capital chilena hay un gran mural dedicado al famoso trovador Víctor Jara, obra del artista Felipe Ortiz (Coas), quien está inmerso hoy en un trabajo por la recuperación de la memoria histórica.
“Es una línea que llevo desarrollando hace harto tiempo para que este testimonio sea permanente”, declaró a Prensa Latina el pintor.
El mural sobre Jara está inspirado en una imagen de Antonio Larrea, figura esencial en la historia de la fotografía chilena que captó con su lente diversas facetas de uno de los más destacados cantautores nacionales, quien fue asesinado por la dictadura de Augusto Pinochet en 1973.
La obra, plasmada en una pared cerca del Palacio de La Moneda, la hizo hace cuatro años y le llevó unas 20 horas de labor, y en su realización utilizó la técnica del latex.
“Yo vengo del mundo del grafiti, empecé a los 15 años, y luego cuando crecí estudié Diseño Gráfico en la Universidad”, explicó.
Coas trabaja con el colectivo Teatro Mural y tiene alrededor de una decena de pinturas en distintos lugares de la ciudad de Santiago.
Entre sus más conocidas figuran la dedicada a la luchadora por los derechos humanos Anita González, cerca del Museo de la Memoria; la de Joan Jara, en la Plaza Brasil; y la del doctor Patricio Bustos, quien aclaró distintos casos de víctimas de la dictadura.
Coas también es autor de un mural en la Biblioteca Pública de Independencia titulado Soporopos, pequeños muñecos de tela y lana que las prisioneras del centro de detención y tortura de Tres Álamos se los hacían a sus hijos.
Los diminutos muñecos con caras alegres fueron utilizados para esconder información sobre los nombres de los detenidos desaparecidos, mapas y detalles de los campos de concentración.
Para Coas, pintar imágenes de personas o familias en la ciudad es una forma de trabajar para mantener viva la memoria sobre el pasado, además de darle color e identidad a los barrios.