Federico Rubio Herrero •  Memoria Histórica •  18/06/2024

La apoteósica ofensiva del Ejército Rojo en Asia

El 8 de agosto de 1945, el Gobierno de la URSS hizo una declaración en la que anunciaba la entrada en la guerra contra Japón.

La apoteósica ofensiva del Ejército Rojo en Asia

El acuerdo del Gobierno soviético predeterminaba la derrota inminente del Japón imperialista. El objetivo de la intervención en la guerra consistía, cumpliendo el compromiso de aliado contraído por el acuerdo de Yalta, en acelerar la capitulación del Japòn y avecinar el final de la segunda guerra mundial, asegurar las fronteras de la Unión Soviética en el Extremo Oriente, librar a los pueblos, incluido el japonés, de más víctimas y padecimientos y ayudar a los países de Asia, en primer lugar a China, a liberarse de los ocupantes nipones. Por eso, la guerra de la Unión Soviética contra Japón era una guerra justa.

A pesar de las operaciones de los ejércitos anglo-norteamericanos en la cuenca del océano Pacífico, el Mando japonés seguía manteniendo en 1945 contra la Unión Soviética la principal agrupación de sus tropas terrestres, dislocada en el territorio de Manchuria, Corea, Sur de Sajalín y las islas Kuriles.

A fin de disponer de una dirección más operativa se formó el Alto Mando de las tropas soviéticas en el Extremo Oriente. Se nombró comandante en jefe al mariscal  A. Vasilevski, y miembro del Consejo Militar, al general I. Shikin. El 8 de agosto quedaron formados en el Extremo Oriente tres frentes: El de Transbaikalia y los 1º y 2º del Extremo Oriente. En total, los tres frentes contaban con 80 divisiones de ellas, dos de tanques. Los efectivos de las Fuerzas Armadas de la URSS en el Extremo Oriente se cifraban en más de 1.500.000 hombres, más de 26.000 cañones y morteros, más de 5.500 tanques y cañones autopropulsados y más de 3.800 aviones de combate.

Las tropas del frente de Transbaikalia, en una poderosa ofensiva, alcanzaron el 19 de agosto las regiones centrales del Nordeste de China. En la mañana de ese día, empezaron a entregarse en masa los soldados y oficiales nipones. A fin de acelerar la capitulación e impedir el desmantelamiento de fábricas y la salida y destrucción de bienes materiales, en las principales ciudades del Nordeste de China, de Corea y de la península de Liaotung se efectuaron desembarcos aéreos: El 19 de agosto en Shenyang, Changchung y Kirin, el 22 de agosto en Puerto Arturo y Talien y el 24 de agosto en Pyongyang. Con este mismo fin se formaron pequeñas y bien dotadas unidades móviles soviéticas. A continuación de los desembarcos aéreos en esas ciudades entraron los destacamentos móviles y, después, el grueso de las fuerzas de los ejércitos. Las tropas del 6º ejército acorazado de la Guardia y del 39 ejército fueron llevadas por ferrocarril a Puerto Arturo y Talien.

En el territorio liberado se llevó a cabo el desarme y la recepción de las tropas japonesas capituladas. Formáronse comandancias presididas por oficiales soviéticos. La población china prestó su concurso a las unidades del Ejército Rojo para aniquilar a las pequeñas guarniciones enemigas que se resistían aún e implantar el debido orden en ciudades y pueblos. La capitulación continuó hasta el 30 de agosto. Al mismo tiempo que atacaron en Manchuria, las tropas soviéticas llevaron a efecto las operaciones de Sajalín y de las Kuriles.

En el Sur de Sajalín operó el 56 cuerpo de fusileros del 16 ejército (general L. Cheremísov). Allí, la ofensiva se inició el 11 de agosto con la ruptura de la defensa de la zona fortificada de Koton. El 25 de agosto, la 88 división de infantería japonesa que la defendía, sufrió una completa derrota. La parte sur de Sajalín fue liberada.

La operación de las Kuriles la realizaron las tropas de la Zona de Defensa de la Flota del Pacífico. Los cruentos combates duraron varios días. El 23 de agosto capituló la guarnición japonesa que se prolongó hasta el 1 de septiembre.

Así terminó la campaña de las Fuerzas de la URSS en el Extremo Oriente. En veintitrés días destruyeron por entero al ejército de Kwantung y liberaron el Nordeste de China, Corea del Norte, el sur de Sajalín y las islas Kuriles. Durante este tiempo, el enemigo perdió más de 677.000 soldados y oficiales, entre ellos unos 84.000 muertos. Las tropas soviéticas hicieron un gran botín. Solo las fuerzas del frente de Transbaikalia y del primer frente de Extremo Oriente se apoderaron de más de 3.700 cañones, morteros y lanzagranadas, 600 tanques, 861 aviones, unas 12.000 ametralladoras, más de 2.000 automóviles, unos 13.000 caballos, 679 depósitos diversos y de otros muchos trofeos que, en su mayor parte fueron entregados al Ejército Popular de Liberación. Esta derrota fue la mayor de los imperialistas nipones en toda la segunda guerra mundial. Las bajas totales del Ejército Rojo se cifraron en unos 32.000 hombres.

El pueblo soviético expresó su profunda gratitud por las hazañas bélicas de sus hijos. El Presidium del Soviet Supremo de la URSS instituyó la medalla «por la victoria sobre Japón». Muchas unidades y buques fueron condecorados con órdenes de la URSS. El mariscal de la Unión Soviética R. Malinovski (veterano de la guerra de España) y 86 generales, almirantes, oficiales, sargentos, soldados y marineros recibieron el título de Héroe de la Unión Soviética. A más de 308.000 combatientes soviéticos se les distinguió con órdenes y medallas militares. El mariscal de la Unión Soviética A. Vasilevski fue condecorado con la segunda Estrella de Oro de Héroe del país.

En la URSS, el 3 de septiembre fue declarado Día de la Victoria sobre Japón.

Fuente: Instituto de marxismo-leninismo de Moscú. 


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