Redacción •  Memoria Histórica •  18/07/2024

Retiran la calle Franquista del criminal Manuel Fraga Iribarne

En la noche del 17 de julio activistas de los colectivos del movimiento por la memoria de la Comunidad de Madrid han procedido a la retirada de la calle del ministro franquista Manuel Fraga Iribarne, que se mantiene actualmente en la ciudad de Madrid como un ejemplo de exaltación de la dictadura y de defensa del modelo de impunidad acordado por los partidos políticos en la transición.

Por ello, la acción de desobediencia civil de los colectivos de memoria llevada a cabo es un ejemplo de coherencia democrática y una denuncia de la situación de impunidad y de exaltación del franquismo y la dictadura.

Con la retirada de la calle dedicada a Manuel Fraga en Madrid, se quiere denunciar cómo la transición española sirvió para lavar pasados siniestros, facilitando una puerta giratoria para que los franquistas se convirtiesen en “demócratas”. Que los ayuntamientos y otras instituciones “democráticas” rindan honores y reconocimientos a responsables de represión y crímenes mientras se lo niegan a sus víctimas, es una muestra de la pervivencia hoy en día, de la impunidad del franquismo. 

SIN MEMORIA NO HAY DEMOCRACIA.

Retiran la calle Franquista del criminal Manuel Fraga Iribarne

COMUNICADO DEL FORO POR LA MEMORIA DE MADRID ANTE EL 18 DE JULIO DE 2024

El Foro por la Memoria de la Comunidad de Madrid lleva muchos años realizando diversas acciones, movilizaciones, campañas de denuncia, etc… contra la pervivencia del franquismo en los nombres de plazas y calles, tanto en forma de simbología alusiva al golpe de estado de 1936, como en honores concedidos a los responsables y colaboradores de la dictadura franquista.

Creemos que es un insulto a las víctimas de la dictadura y al conjunto de la ciudadanía madrileña que se rindan honores y reconocimiento a aquellos funcionarios públicos que ejercieron sus funciones durante la dictadura, es decir, desde 1939 hasta junio de 1977. Los monumentos y los nombres de las calles nunca son “historia” aséptica. Por el contrario, significan reconocimiento, así como apuesta por la socialización de los valores y principios representados por los homenajeados.

Manuel Fraga Iribarne fue un destacado jerarca del franquismo. En 1962 fue nombrado ministro de Información y Turismo En tanto que ministro portavoz informó de la ejecución de prisioneros políticos, como el caso del dirigente comunista Julián Grimau, al que calificó de «ese caballerete» en rueda de prensa cuando estaba detenido y condenado a muerte. Grimau fue fusilado en 1963. Su condena provocó una gran campaña de rechazo en el exterior, que no logró salvarle la vida. Fraga justificó entonces la ejecución mediante la fabricación de un dossier inculpatorio, y nunca rectificó públicamente su postura.

Desde su puesto de ministro llamó por teléfono al padre del estudiante Enrique Ruano, asesinado por la policía política, para amenazarle con detener a su otra hija, también militante antifranquista, si no cesaba en sus protestas. El entonces director del diario ABC confesó que Manuel Fraga Iribarne le dio órdenes de publicar anotaciones del diario íntimo de Ruano, manipulándolas a fin de que pareciese una persona inestable que se había suicidado.

Fue ministro de Gobernación y Vicepresidente segundo del Gobierno de España entre 1975 y 1976. Este mandato estuvo marcado por un aumento de la represión; acuñó la frase «La calle es mía», tras el intento de la oposición de manifestarse el Primero de Mayo de 1976, al cual se negó. En esta época también se produjeron incidentes con las fuerzas de seguridad del Estado: los sucesos de Vitoria, donde la Policía Armada mató a tiros a cinco obreros al salir de la iglesia de San Francisco de Asís e hirió a más de 100 personas, o los llamados sucesos de Montejurra, en los que resultaron dos muertos y varios heridos.

El Foro por la Memoria de la Comunidad de Madrid, con la retirada de la calle dedicada a Manuel Fraga en Madrid, quiere denunciar cómo la transición española sirvió para lavar pasados siniestros, facilitando una puerta giratoria para que los franquistas se convirtiesen en “demócratas”.

Que los ayuntamientos y otras instituciones “democráticas” rindan honores y reconocimientos a responsables de represión y crímenes mientras se lo niegan a sus víctimas, es una muestra de la pervivencia hoy en día, de la impunidad del franquismo.


Manuel Fraga /