Redacción •  Memoria Histórica •  18/08/2024

Concluye la recuperación de los cuerpos de las tres personas asesinadas en Villasayas

  • Indicios arqueológicos y forenses requerirán que sean necesarias las pruebas genéticas para determinar la identidad de las víctimas.
Concluye la recuperación de los cuerpos de las tres personas asesinadas en Villasayas

Tras un emotivo, emocionante y abrasador fin de semana, ayer domingo, la Asociación Recuerdo y Dignidad y la Sociedad de Ciencias Aranzadi concluían las tareas de exhumación y homenaje de las tres personas asesinadas y hechas desaparecer en el barranco de el Cargao de Villasayas, Soria.

Las tres víctimas habían sido localizadas en dos fosas comunes clandestinas en la prospección llevada a cabo por Recuerdo y Dignidad con la dirección arqueológica de la empresa soriana Areco el 14 de septiembre del año pasado. Era la segunda vez que se prospectaba la zona en busca de las personas hechas desaparecer forzosamente tras un primer intento infructuoso en marzo de 2022.

En esta segunda ocasión se lograron localizar las dos fosas comunes que albergaban los cuerpos de dos y una personas respectivamente.

Los testimonios recabados por la Asociación entre vecinos de Barahona, Almazán y Villasayas principalmente, y de familiares de las víctimas, así como la documentación estudiada y las investigaciones desarrolladas por Recuerdo y Dignidad, apuntaban a que las tres personas localizadas se corresponderían con las tres personas asesinadas en agosto y septiembre de 1936 y reclamadas por sus familias a la Asociación soriana.

Víctimas

Las víctimas serían Rufino Felipe Gómez Escribano, maestro de Barahona de 27 años asesinado el 22 de agosto de 1936 junto a Félix Iglesia Casado, agricultor de Barahona de 35 años; Gregorio Ranz Iglesia, posadero de 56 años; y Esteban Ciria Ballesteros, albañil de veintiocho años de Almazán asesinado el 19 de septiembre de 1936.

Una primera observación antropológica forense sobre el terreno determinaría que las tres personas fueron asesinadas de forma violenta.

Junto a los cuerpos aparecieron varios objetos asociados (trabillas de tirantes, botones, abarcas, dos anillas en los dedos de una de las víctimas y dos proyectiles, entre otros).

El número de víctimas y el lugar de ejecución coinciden con las personas buscadas por Recuerdo y Dignidad, ya que Gregorio Ranz fue desenterrado al poco tiempo de su asesinato e inhumado de nuevo en el cementerio civil de Barahona.

Exhumación y primeras impresiones

A pesar de ello, en una primera observación arqueológica forense sobre la disposición de los cuerpos en las fosas y la edad de los mismos quedó patente que será necesaria una comparativa genética entre las víctimas y las familias para determinar si las víctimas encontradas se corresponden con las personas buscadas.

Numerosos testimonios y documentación además afirman que en esa zona del término municipal de Villasayas fueron asesinadas extrajudicialmente al menos ocho personas capturadas en la batalla de Sigüenza y algún civil más de la provincia de Soria.

Judicialización

La exhumación contó con la presencia permanente de patrullas de la Guardia Civil y los levantamientos de los cuerpos, así como todos los pasos realizados y todos los hallazgos encontrados en las fosas, fueron registrados por la policía judicial por orden del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Almazán.

Tras el análisis en el laboratorio de los restos mortales encontrados, y cuando se emita el informe antropológico forense por parte de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Recuerdo y Dignidad interpondrá una denuncia por crímenes contra la humanidad, tal y como viene haciendo cada vez que se localiza y exhuma una fosa común clandestina con civiles hechos desaparecer bajo la represión connatural al golpe de Estado del 18 de julio de 1936.

Apoyo y participación

A pesar del abrasador calor del fin de semana elegido para las tareas de exhumación motivado por los plazos de ejecución y la necesidad de intervenir durante el periodo en el que las tierras colindantes se encuentran sin cultivar, más de un centenar de personas se acercaron al Cargao de Villasayas entre familiares de las víctimas, vecinos de los pueblos cercanos, colaboradores, y autoridades como el subdelegado de gobierno en Soria, el vicepresidente de la Diputación y los alcaldes de Soria y Almazán, entre otros.

Especialmente emotiva fue la visita de Félix Tabernero, hijo del maestro de Covaleda también asesinado y que él mismo exhumó con sus propias manos en los años 70. O la de una mujer que conoció al maestro de Barahona, una de las tres víctimas, cuyos hermanos dieron clase con él y que relató a familiares y participantes las bondades que recordaba de tan excepcional persona.

Actos y reconocimientos de reparación

A lo largo del fin de semana se sucedieron varios homenajes cargados de emoción y simbolismo en los momentos de exposición de los cuerpos en las fosas comunes; de cierre de la fosa una vez levantados los cuerpos; y en la finalización de la jornada el domingo por la tarde noche, creando un sencillo lugar de memoria temporal con plantas autóctonas.

El enterramiento de una bandera republicana en el lugar que ocupaban los cuerpos de las personas asesinadas por su orientación política como símbolo de la realización de los sueños que se materializaron en la democracia anterior a la nuestra, como la educación o los derechos conquistados por las mujeres, quiso reflejar que todo ello fue posible gracias a personas como Rufino, Gregorio, Félix y Esteban, que tuvieron que pagarlo con su vida. Junto a la bandera se enterraron también sus fotografías y sus nombres, y en el lugar simbólico que podía ocupar el maestro, dos lapiceros antiguos y un cuaderno con las palabras escritas por las personas allí presentes.

Durante los actos se recordó a las personas asesinadas y se dieron detalles sobre su vida, se recitaron poesías y se hizo entrega a las familias de flores y camisetas con los rostros de los desaparecidos de los que se conservan fotografías.

El acto de cierre consistió en la creación de un lugar de memoria temporal en el que las personas asistentes plantaron varios tipos de plantas autóctonas simbolizando que esa zona de Villasayas pasaba de ser un lugar de muerte a uno de vida.

También familiares, integrantes de Recuerdo y Dignidad y personas que se acercaron allí formaron con una cuerda llena de mensajes la figura del infinito uniendo las dos fosas que se encontraban alejadas a una distancia de unos 20 metros. El acto terminó con la interpretación, de Cómo voy a olvidarte de Víctor Manuel y Suela de alpargata y Una lágrima en el suelo de Barricada por músicos y músicas de la Asociación soriana.


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