(Página herida) Homenaje a Quim Boix
Hay hombres que luchan un día y son buenos.
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos.
Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.
Bertolt Brecht.
Para que no habite nuestro olvido: en la madrugada de un día como ayer, 20 de abril, fue asesinado hace 60 años Julián Grimau (fusilado por soldados de reemplazo), uno de los actos más abyectos [1], ¡y fueron muchos!, del franquismo (con intervención directa del dictador golpista en este caso). Algunos ciudadanos barceloneses comprometidos organizaron una muy arriesgada manifestación de protesta días después. Entre los asistentes, Manuel Sacristán, Pilar Fibla y Francisco Fernández Buey. Es muy probable que la persona de la que les voy a hablar en esta nota también asistiera.
Si a un Brecht revivido le diera por revisar su obra, es altamente probable que no cambiara ni una palabra, ni siquiera una coma, de uno de sus poemas für ewig (para siempre): «Imprescindibles» (tal vez, para ahorrarse críticas un pelín rebuscadas, él o sus traductores usarían seres humanos, hombres-mujeres, etc., en lugar de hombres). Pero es también muy probable que el gran poeta alemán añadiera una nota al pie de página como la siguiente: me he vuelto a inspirar en los luchadores/as en los que pensé cuando escribí el poema, pero ahora, algunas décadas después, debería incluir también a otro compañero imprescindible, a un luchador barcelonés-catalán-español de larguísimo recorrido que, acercándose a los 80 años, sigue en pie de lucha y resistencia. Hablo de Quim Boix.
Y tendría razón el autor de La vida de Galileo. Desde que ando metido en asuntos y luchas políticas, no recuerdo ninguna acción de izquierdas a lo largo de estos últimos 50 años y pico en la que Quim Boix no haya estado en primera fila del concierto. Sin ánimo de protagonismo, organizando, dando, ayudando, colaborando, resistiendo. Yendo en serio, siempre ha ido muy en serio.
Es difícil, muy difícil, no admirar a este científico-ingeniero comunista, siempre comprometido, independientemente de nuestra proximidad o lejanía con sus posiciones políticas concretas.
Lamento no conocer en detalle su larga trayectoria política que se inicia, como en el caso de tantos otros imprescindibles, en las filas del PSUC, el partido de los comunistas catalanes, y sigue a día de hoy (espero no confundirme) presidiendo una federación internacional de trabajadores jubilados.
Sé, eso sí, que Quim Boix fue detenido 11 veces durante de la dictadura franquista (y una más en tiempos democráticos, en el aeropuerto de Barcelona, por intentar organizar a los viajeros que Iberia había dejado en tierra).
Ha sido torturado en tres ocasiones. La primera a inicios de Mayo de 1966, tras la constitución del SDEUB (Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad de Barcelona), la mal llamada «Capuchinada». La célebre -inusual y valiente- manifestación de sacerdotes del 11 de mayo de 1966 en Barcelona tuvo su origen en la denuncia que su madre presentó en el juzgado por torturas a su hijo.
En todas las detenciones, a excepción de tres, Boix ha estado tiempo en la cárcel hasta la correspondiente libertad provisional. Conoce muy bien las cárceles de Barcelona y Gerona. También el Batallón Disciplinario de Cabrerizas (Cabeza Playa del Aaiún Sahara), donde también estuvo su compañero de militancia comunista Paco Fernández Buey, y donde compartieron tiempo de “servicio militar obligatorio” con otro imprescindible, el trabajador de la construcción, Paco Téllez (también salvajemente torturado, noviembre de 1975).
Como todos los delegados y delegadas del SDEUB, y algunos profesores antifranquistas, Quim Boix fue expulsado tres años de la Universidad de Barcelona. También fue expulsado de las Milicias Universitarias y tuvo que repetir la Jura de Bandera (que, por supuesto, no juró; yo tampoco lo hice).
Boix ha sido juzgado en dos ocasiones por el TOP (una con Ernest Lluch y Cipriano García, un dirigente obrero del PSUC, por un acto en la Facultad de Derecho de Barcelona) y fue condenado a seis meses de cárcel cada vez, cumpliendo una de estas dos condenas.
La organización en la que milita, el PCPC (el Partido Comunista del pueblo de Cataluña) ha preparado un homenaje -nunca un homenaje ha sido tan justo y necesario- para el próximo sábado 29 de abril, a las 16:30, en el Pati Llimona de Barcelona. ¿Se lo apuntan en la agenda?
¿Nos vemos el 29 por la tarde? Me identificarán fácilmente, iré vestido de rojo, del rojo encendido del que nos hablaron y cantaron Salvador Espriu y y Raimon.
Notas
1) «El fusilamiento [de Grimau] no estuvo exento de incidentes. Se ordenó a la Guardia Civil formar un pelotón de ejecución, pero sus mandos se negaron alegando que solo les correspondía legalmente la custodia del cadáver. Se intentó entonces formar un pelotón con oficiales de carrera, pero el capitán general de Madrid se negó. Al final, el propio Franco dio la orden de que el pelotón se formara con soldados de reemplazo, que dispararon hasta 27 balas sin acabar con su vida. El teniente que comandaba el pelotón fue quien lo mató finalmente disparándole el tiro de gracia… años después, acabó en un psiquiátrico».
Fuente: https://slopezarnal.com/pagina-herida-homenaje-a-quim-boix/