Concha recupera por fin a su padre, Claudio Doroteo Diéguez Loza, afiliado a CNT
Afiliado a CNT, le acusaban de pegar carteles en 1931 en contra de las matanzas en Asturias, así como de hacer campaña a favor del voto de la mujer en las elecciones.
Concha Diéguez, después de acudir a todas las instancias oficiales y encontrarse con un gran muro institucional, consigue dar una sepultura digna a su padre.
Claudio Doroteo Diéguez Loza, riojano oriundo de San Asensio, trabajaba de fogonero en el ferrocarril de Miranda de Ebro. Tenía pedido el traslado para Alsasua. Se lo dieron ascendiéndole a maquinista. “Aquel día estaba trabajando en Miranda, desde donde le mandaron traer para matarlo”, recuerda su hija.
Afiliado a CNT, le acusaban de pegar carteles en 1931 en contra de las matanzas en Asturias, así como de hacer campaña a favor del voto de la mujer en las elecciones.
Según relata su hija, Claudio Doroteo acababa de llegar a Alsasua y se encontraba en un parque sentado en un banco. Lo cogieron y se lo llevaron al ayuntamiento para comprobar documentación; al estar todo en regla le iban a soltar, cuando unos requetés lo impidieron con acusaciones y le trasladaron a la cárcel de Alsasua el 13 de septiembre de 1936.
La transición democrática pic.twitter.com/sPESNhhzcf
— Hodei Otegi ? (@hodeiOtegi) December 18, 2020
Esa misma noche se le llevaron con otros tres hombres en un camión. Como no quiso bajarse, le dispararon allí mismo. Enterrado malherido en una fosa en Sozarreta, según testigos, varios perros desenterraron los cuerpos y hubo que volverlos a enterrar. Años más tarde, al ampliarse la carretera, los obreros encontraron restos humanos. Según se cuenta, los depositaron a la misma altura que se los habían encontrado y echaron grava y asfalto encima. Sin embargo, tal hipótesis se desmiente en el momento en que los restos de Claudio Doroteo han sido identificados entre los restos de las víctimas arrojadas a la sima de Otsoportillo en Urbasa.
Por fin Concha Diéguez tiene en sus manos los restos de su padre. Desde CNT compartimos la alegría de esta gran mujer que ha conseguido lo que tantos años lleva anhelando.
Agradecemos su inmensa perseverancia, porque no solo ha recuperado a Claudio Doroteo, ha recuperado una parte de nuestra historia, esa historia de hombres y mujeres que emprendieron un camino marcado con ideales de justicia y por el que hoy seguimos sus pasos.