La CGT y la CNT se unirán en Valencia el próximo 3 de junio en el homenaje a Lucía Sánchez Saornil
- El tradicional homenaje en el Cementerio Municipal de València aunará a las dos centrales anarco-sindicalistas, junto a la Plataforma per la Memòria del P.V.
- Sánchez Saornil fundó, junto a Mercedes Comaposada y Amparo Poch, el colectivo de Mujeres Libres.
El sábado 3 de junio, la CGT, la CNT y la Plataforma per la Memòria del P.V. se reunirán en la tradicional ceremonia de ofrenda floral a Lucía Sánchez Saornil en el Cementerio Municipal de València. Un evento que conmemora el 53 aniversario de la histórica militante anarquista, fundadora del colectivo Mujeres Libres.
Previamente, el 2 de junio, la CGT celebrará a las 18h, en su sede de Valencia, un acto cultural de homenaje, con la participación de la historiadora Laura Vicente.
Lucía Sánchez Saornil es «un referente en el mundo del anarquismo, pero también lo es para las mujeres que no pueden entender un mundo libertario donde tenga cabida el patriarcado», apuntan desde CGT.
Trabajadora de Telefónica, participa en el movimiento anarquista y, desde la lucha obrera, reivindica muy especialmente la emancipación de las mujeres.
Aunque de familia humilde, se forma de manera autodidacta, pero también estudia en la Academia de San Fernando, donde conecta con los movimientos vanguardistas, participando del Ultraísmo (siendo la única mujer que figura en sus filas).
«Es una trabajadora militante, pero también una poeta vanguardista y una feminista activa», destacan desde la central anarco-sindicalista.
Cofundadora en abril de 1936, junto con Mercedes Comaposada y Amparo Poch, de la Federación de Mujeres Libres, acompañada de la publicación de una revista homónima donde tratarán los temas específicos que ayuden a liberar a las mujeres de su triple esclavitud: la de la ignorancia, la de hembra y la de productora.
En muy poco tiempo, consiguen afiliar alrededor de 20.000 mujeres a la causa del anarcofeminismo (aunque sin acuñar el término).
La guerra la condujo a una gran actividad. En el ámbito periodístico escribe artículos, visita el frente, da mítines o mantiene correspondencia con compañeras de otros países.
El fin de la guerra la lleva al exilio y, años tarde, de vuelta, a un exilio interior tal vez todavía más triste, cuya salida nada más podía ser la invisibilidad y el silencio.
«No sabemos si, realmente, creyó que la esperanza había muerto», plantean desde CGT, en referencia a su introspección tras la Guerra Civil y su regreso a la España franquista en 1952. «Pero sí que podemos decir que, incluso habiendo perdido la guerra, Lucía tenía claro que soñar nuevos mundos era importante», afirman. «Soñar era el primer paso para caminar hacia la utopía», concluyen.