Insólita alocución de Largo Caballero en la radio
El 19 de octubre de 1936, firmaba Franco las instrucciones para el ataque decisivo contra Madrid.
Se reorganizaron entonces las tropas de Varela, que contó con ocho agrupaciones o columnas (nueve desde el 6 de noviembre) más la columna de caballería de Monasterio. En primera línea iban las mandadas por Asensio, Barrón, Tella, Castejón y Delgado Serrano (cada columna estaba compuesta por dos Tabores de Regulares, 450 hombres cada uno, una Bandera del Tercio, 600 hombres, una o dos baterías de artillería y los elementos necesarios de ingenieros, sanidad e intendencia. El conjunto de fuerzas en primera línea era de unos 12.000 hombres). El flanco izquierdo a partir de Chapineria, estaba protegido por las fuerzas del Teniente Coronel Bertomeu. Detrás quedaba el segundo escalón de reserva con tropas del ejército, requetés, milicias de falange y el cuerpo de voluntarios de Sevilla, así como la reserva de artillería. En Olías del Rey estaba la base alemana de carros blindados. Desde el 10 de octubre se había reincorporado Yagüe, pero Varela seguía como jefe, al tiempo que Mola se trasladaba también a Ávila para capitanear la entrada en Madrid.
El día 21 entraban los hombres de Varela en Navalcarnero. La situación de Madrid se agravaba y se empezó a cabildear sobre la conveniencia de evacuar el Gobierno. En realidad, los frentes estaban rotos. El 25 fue cortada la línea férrea de comunicación con el sur, a la altura de Ciempozuelos, lo que también suponía el riesgo de envolvimiento por ese lado. El General Pozas fue nombrado Jefe de todos los frentes del Centro. Pero las columnas de Varela precedidas por tanques y de la caballería de Monasterio, avanzaron imperturbablemente. Habían caído Seseña y Griñón y ya estaban a las puertas de Getafe y de Leganés.
Pero llegaron a Madrid los primeros tanques soviéticos y entraron en fuego el 29 en un contraataque en el sector de Seseña. Ésta, en teoría, contundente acción, fue parcialmente dinamitada por el Presidente del Consejo de Ministros. Efectivamente, Largo Caballero, haciendo alarde de su inexperiencia más sutil e inaudita, anunció dicho contraataque, nada menos que, por las emisoras radiofónicas republicanas.
«¡Escuchadme camaradas!.
Mañana a las 6 de la mañana, nuestra artillería y nuestros trenes blindados abrirán fuego contra los facciosos. Enseguida aparecerá nuestra aviación lanzando bombas sobre el enemigo, desordenando el fuego de sus ametralladoras. Nuestros tanques van a lanzarse sobre éste por el lado más vulnerable, sembrando el pánico en sus filas. Tenemos nuevos tanques y aviones. ¡La victoria es nuestra!».
Fuente: Federico Rubio Herrero (Cronología mundial durante seis meses trepidantes, julio-diciembre de 1936).