La debacle republicana de 1939
Las tropas franquistas ocuparon Madrid, Valencia y toda la zona centro sin encontrar ninguna resistencia. Fue el final de casi tres años de guerra.
El golpe de Estado, del 5 de marzo, del Coronel Casado, Jefe del Ejército del Centro, uno de los más mediocres e ineptos oficiales del Ejército republicano, en colaboración con las redes de espionaje franquista de Madrid y con apoyo del ala más conservadora y bochornosa del PSOE, Julián Besteiro y Wenceslao Carrillo, del sector más desquiciado de la CNT, Cipriano Mera, Jefe del IV Ejército republicano y, el vergonzoso y petulante Melchor Rodríguez, que llegó a proteger a centenares de fascistas en la capital y, que fue, el último alcalde republicano de Madrid, junto a casi todos los militares profesionales que se mantuvieron, al principio, fieles a la República, como el obtuso General Miaja, fue acogido con ingenua indiferencia por el sector republicano, agotado por las consecuencias de la guerra.
El golpe de Casado triunfó tras desencadenarse en Madrid una pequeña guerra civil dentro de la Guerra de España y que duró, a pesar del prácticamente total control del Ejército por el PCE, solamente una semana.
Se formó un Consejo Nacional de Defensa que inició las conversaciones con el bando sublevado. Pero el General Franco sólo aceptó la rendición incondicional del Ejército Popular republicano. Así las tropas franquistas ocuparon Madrid, Valencia y toda la zona centro sin encontrar ninguna resistencia. Fue el final de casi tres años de guerra.
DIARIO DE DIMITROV, AL RESPECTO
7.4.1939: En el Kremlin (José Díaz, Manuilski, Dimitrov, traduce Kuilova).
STALIN, MOLOTOV, BERIA: Transferir los objetos de valor del partido español a través de los camaradas franceses (inventario, actas, etc.).
STALIN: Los españoles son valientes, pero descuidados. Madrid estaba por completo en manos de los comunistas, y súbitamente otras fuerzas se adueñaron del poder y comenzaron a matar comunistas. No está claro por qué sucedió así. Parece que los comunistas, de algún modo, se durmieron dejando a las masas abandonadas, sin liderazgo.
El objetivo no era luchar bajo cualquier circunstancia, hasta que las fuerzas se agotaran. Si la situación era insoportable, el Partido podía considerar si era posible reemplazar el Gobierno por otro, más aceptable para el momento presente, y que procediera poner fin a la guerra. ¡Pero el Partido estaba obligado a decírselo claramente a las masas!.
Hay momentos en que tienes fuerzas insuficientes para continuar la lucha. Hay tiempos en que sufres derrotas.
Hemos sido aplastados, dijo Lenin en 1905.
No estamos obligados a mantener una ofensiva a cualquier precio, pero el Partido necesita contarle claramente a las masas por qué debe hacerlo, antes de retirarse y dejar a éstas abandonadas, desorientadas.
El gran fracaso es que Miaja y los otros han encubierto a los capituladores y han actuado como tales. Ellos han conspirado en Madrid desde la caída de Cataluña.
¡Madrid debía ser diferente!.
¡Los comunistas fracasaron en su propósito!.
Conviene realizar una conferencia de los comunistas españoles para aclarar todas estas cuestiones, es bueno extraer lecciones para otros partidos. También se puede aprender de las experiencias negativas.