Testimonios, logros y propósitos para superar la actual crisis sanitaria y económica: «Damos La Cara»
La importancia de las empresas familiares para el tejido productivo en todo el país es indudable: generan el 67% del empleo, aportan el 57,1% del PIB del país y son un total del 89% de las empresas españolas. De ellas, el 84,1% de ellas tiene menos incluso de diez empleados pero un 20% cuenta con más de mil trabajadores.
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La consolidación del modelo de empresa familiar es incuestionable en nuestro país. Se estima que 1,1 millones de empresas son familiares en España, el 89% sobre el total de las empresas, lo que las convierte en principal motor de empleo en casi todos los sectores económicos.Actualmente, crean el 67% del empleo privado, con un total de más de 6,58 millones de puestos de trabajo y son responsables del 57,1 del PIB del sector privado.Además, son las organizaciones con más volumen de facturación. Esto no es una peculiaridad en España, pues se baraja que en la Unión Europea, 14 millones de empresas son familiares y generan más de 60 millones de empleos en el sector privado. En otro mercado referente como Estados Unidos, las empresas familiares estimadas ocupan el 80% del entramado empresarial y generan el 50% del empleo privado.
El movimiento #DamosLaCara nace fruto de la unión y buen entendimiento entre trabajadores y empresarios de empresas familiares. Se trata de una iniciativa para mostrar su compromiso para superar la actual crisis sanitaria y económica. Más de 1.400 compañías y cerca de 1,4 millones de personas se han sumado ya para colaborar en el relanzamiento de la actividad económica y la recuperación del bienestar y del empleo de sus territorios.
Los protagonistas de este movimiento son las personas que conforman las empresas familiares de nuestro país que cuentan con la ventaja de una mayor resiliencia y solidaridad en tiempos de crisis, lo que deriva en un aumento de la longevidad: las empresas familiares sobreviven una media de 33 años frente a los 12 de las no familiares.
El movimiento nace al inicio de la crisis provocada por la Covid-19. Varias Asociaciones Territoriales de Empresa Familiar propusieron visibilizar la actividad de sus socios para mostrar su apoyo ante los problemas sanitarios y económicos locales. Desde entonces, el movimiento Damos La Cara no ha dejado de crecer.
A todos les une un ADN ligado a la tierra y la vocación de aunar fuerzas para impulsar la iniciativa privada como motor de la actividad económica hacia un futuro sostenible. El Instituto de Empresa Familiar (IEF) y 18 Asociaciones Territoriales que representan a este colectivo a nivel regional se han sumado a este movimiento para respaldar y recoger esta labor de escucha y trabajo tan necesaria en un momento como el actual.
“Se trata de un movimiento ciudadano, social y no-partidista que nace de la conciencia de que entre todos podremos recuperar el terreno perdido y de que, sin la aportación del sector privado, el sector público solo no podrá asentar las bases de un escenario sólido”, asegura Inés Rovira, directora de Asociaciones Territoriales y Fórum del Instituto de Empresa Familiar.
Recientemente, el Instituto de la Empresa Familiar y el IESE Business School han hecho público un informe sobre el relanzamiento de la economía Española tras la pandemia provocada por la Covid-19, cuya principal conclusión es que la salida de la crisis pasa ineludiblemente por la empresa y por una colaboración público-privada estrecha, en la que primen por encima de todo los intereses generales y en la que se aproveche la experiencia que las empresas han ido acumulando a lo largo de estos meses.
El movimiento Damos La Cara se origina en las redes sociales y actualmente se agrupa bajo el hashtag (#DamosLaCara) y una plataforma web donde se van publicando testimonios, logros y propósitos de este colectivo. En ella, todas las empresas que quieran sumarse al movimiento lo pueden hacer.
Se trata de una iniciativa abierta que quiere reflejar la pluralidad de proyectos de empresas que van desde compañías centenarias que han sido capaces de ir adaptándose a la realidad de cada momento hasta iniciativas innovadoras que apuestan por el desarrollo tecnológico, la sostenibilidad y la internacionalización como vía de crecimiento, manteniendo siempre la raíz y esencia local en su lugar de origen.
Las empresas familiares se caracterizan por contar con una visión de largo plazo, la media llega a ser gestionadas hasta por tres generaciones del mismo apellido, lo que implica un cuidado máximo de los recursos disponibles: el trabajo, el entorno y el capital tecnológico y financiero. Todas ellas constituyen aventuras humanas dedicadas a generar valor para las personas que las protagonizan y la sociedad que las acoge.