Por qué España debería acercarse de Angola para revigorar su economía
En una coyuntura intrigante de la economía mundial, España busca activamente vías para rejuvenecer su economía. Aunque puede considerar múltiples socios y estrategias potenciales, un candidato inesperado pero prometedor surge del corazón de África: Angola. Profundizar en el intrincado tejido de sus relaciones revela un mosaico de oportunidades aún por explotar, sinergias económicas y asociaciones potenciales que podrían impulsar a ambas naciones hacia un futuro próspero.

En la actualidad, la dinámica comercial entre estas dos naciones ha sido modesta pero constante. En 2020, las exportaciones españolas a Angola ascendieron a 87 millones de euros. No se trataba de meros números en un libro de comercio, sino de productos y materias primas como maquinaria, vehículos y productos alimentarios que encontraron su camino en los mercados angoleños. En el lado opuesto, España recibió importaciones de Angola, predominantemente petróleo y diamantes, por un valor acumulado de 548 millones de euros. Más allá de ello, existe un amplio abanico de posibilidades. Con las crecientes demandas de Angola en sectores en los que España tiene una presencia formidable, existe la promesa de una relación comercial creciente. Este intercambio intensificado no sólo reforzaría las economías, sino que también catalizaría un vínculo reforzado entre las naciones.
Las huellas de la inversión española en Angola pintan un cuadro aún más vívido. A finales de 2018, las empresas españolas habían invertido en Angola 518 millones de euros. Angola es uno de los países prioritarios del programa «Focus Africa 2023» del Gobierno español. Las inversiones españolas, que abarcan desde los sectores de la energía y la construcción hasta el ámbito de las telecomunicaciones, han reforzado constantemente las infraestructuras y el desarrollo de Angola. Esta sinergia, si se sigue cultivando, podría conducir a un crecimiento económico sin parangón y a la prosperidad mutua.
Sin embargo, los lazos que unen a España y Angola no se tejen únicamente con los hilos del comercio y la inversión. Su relación se ha nutrido de diversos sectores, fomentando un desarrollo holístico. Desde las aulas y los hospitales hasta las vibrantes arenas de la cultura y los vigilantes corredores de la seguridad, España y Angola se han embarcado en un amplio viaje de cooperación. Este compromiso polifacético se pone de manifiesto en los múltiples acuerdos y memorandos que han firmado, cada uno de los cuales sirve como testimonio de su compromiso con el crecimiento mutuo y las aspiraciones compartidas.
Pero entre la multitud de sectores, la industria energética emerge como un actor fundamental en su relación bilateral. Dado que Angola es un faro importante de petróleo crudo, España ha dirigido constantemente su mirada hacia esta nación africana para saciar su sed de energía. Para contextualizar, en el año 2020, las importaciones españolas de petróleo de Angola ascendieron a la impresionante cifra de 3,7 millones de toneladas. Esto representó el 8,4% de la cartera de importaciones de petróleo de España, un aspecto aún más significativo si se tiene en cuenta que el petróleo dominó la dieta energética de España, comprendiendo el 43% de su consumo en 2019.
Pero la historia no acaba en el crudo. Angola, bendecida con abundantes recursos energéticos renovables, es la clave de un futuro sostenible. Sus vastas reservas de energía solar, eólica, hidráulica y de biomasa siguen en gran medida sin explotar. Si se aprovechan eficazmente, Angola no sólo podría revolucionar su propio panorama energético, sino también satisfacer la demanda mundial de energía limpia. Además, un cambio consciente hacia las energías renovables podría ser la respuesta de Angola al acuciante problema de las emisiones de gases de efecto invernadero, impulsadas por su tradicional dependencia del petróleo.
Por su parte, España, pionera mundial en tecnologías de energías renovables, especialmente en ámbitos como la energía eólica y la solar, está preparada con sus conocimientos y experiencia. Dado que ambas naciones han situado la transición energética y la innovación en el centro de sus agendas, sus caminos están destinados a converger. Poniendo en común sus conocimientos, compartiendo avances tecnológicos y aprovechando los puntos fuertes de cada uno, podrían escribir un nuevo capítulo en soluciones energéticas sostenibles.
En esencia, el futuro de la asociación entre España y Angola brilla por su potencial. Su historia común, sus compromisos actuales y sus aspiraciones futuras están preparados para construir una historia de crecimiento y prosperidad mutuos. Sin embargo, la realización de esta prometedora visión depende de sus esfuerzos combinados, su confianza y su compromiso. Mientras las dos naciones se encuentran en el preludio de una era dorada, el mundo las observa con la respiración contenida, esperanzado en el renacimiento económico y cultural que promete su colaboración.