Nuevo bloque en lucha en Arganzuela: las vecinas de General Lacy, 22 se unen al Sindicato. “Es su Madrid o el nuestro”
Los 46 hogares exigen la renovación de contratos indefinidos y la reparación del bloque por parte de la familia Campos Cebrián González Ruano.

Las vecinas del edificio situado en la calle General Lacy, 22 llevan movilizándose y denunciando el intento de expulsión de los 46 hogares del bloque durante meses, con manifestaciones y actos reivindicativos. Ahora, organizadas en el Sindicato de Inquilinas anuncian que se unen a la estrategia Nos Quedamos y planean resistir unidas con una escalada del conflicto.
La familia Campos Cebrián González Ruano pretende desalojar a todas las vecinas del edificio situado en General Lacy, 22. Tras un año de intentos de desahucio, presiones y acoso, el bloque sigue más unido que nunca. Las inquilinas se mantienen firmes: no nos vamos, nos quedamos. Seguirán resistiendo en sus hogares hasta conseguir nuevos contratos indefinidos.
La familia Campos Cebrián, propietaria de este y muchos otros bloques en la ciudad, pretende vaciar el edificio para transformarlo en alquiler de temporada, para supuestos “nómadas digitales”. Detrás de esta operación no hay interés por el barrio ni por sus habitantes: solo buscan especular y aumentar sus beneficios. Esa dinámica especulativa es la principal responsable de que, en el último año, el precio del alquiler en el distrito de Arganzuela se haya disparado un 9,2%.
General Lacy, 22 es uno de los 30.000 bloques de propiedad vertical de la Comunidad de Madrid. Bloques cuyas viviendas pertenecen a un mismo propietario, normalmente grandes promotoras inmobiliarias y fondos buitre como es el caso de la empresa Familia Campos Cebrián González Ruano. Con estrategias como la no renovación de contratos, las empresas buscan expulsar a las vecinas para aumentar sus beneficios como hemos visto en Tribulete, 7 o San Ildefonso, 20. Recorrer cada uno de estos 30.000 bloques para animar a sus vecinas a organizarse preventivamente y crear comunidades en lucha es la principal misión de los piquetes inquilinos que el Sindicato presentó el pasado mes de febrero.
Ante la negativa de las vecinas a abandonar sus hogares y sus propuestas de negociación, la respuesta de la la Familia Campos Cebrián ha sido una estrategia de desgaste: generar condiciones de vida insostenibles. El edificio sufre humedades, goteras, cortes de suministros básicos y un abandono deliberado de las zonas comunes. La falta de atención a su deber de mantenimiento es una de las formas que utilizan los rentistas para la expulsión de las vecinas, pero frente a esto, el Sindicato ha desarrollado estrategias como la huelga de alquiler por incumplimiento del propietario. Si el casero no cumple su deber de mantener la vivienda en condiciones habitables, como obliga el contrato de arrendamiento, el inquilino puede ejercer presión reteniendo el pago del alquiler hasta que se realicen los arreglos necesarios.
Las vecinas y vecinos de Lacy 22, organizadas en el Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Madrid, exigen que la familia Campos Cebrían se siente a negociar para una renovación de los contratos de alquiler indefinidos para todas las inquilinas, la reparación inmediata de los desperfectos y restauración de los suministros básicos, y el cese de las presiones y el acoso inmobiliario contra las vecinas. “Es su Madrid o el nuestro”, afirman las vecinas, subrayando la incompatibilidad entre el derecho a la vivienda y la voluntad de los rentistas a incrementar sus beneficios sin límite y a costa de nuestras vidas.
Frente a las presiones e intentos de expulsión de nuestros hogares por parte de rentistas como la Familia Campos Cebrián, cada día más vecinas de Madrid lo tienen claro y se organizan con el Sindicato. La lucha contra los desahucios invisibles y por bajar el precio de los alquileres no deja de crecer, con nuevos bloques en lucha y huelgas de alquiler como las que ya están en marcha contra Nestar y La Caixa, además de la movilización simultánea de más de 20 ciudades el próximo 5 de abril bajo el lema “Acabemos con el negocio de la vivienda”.