La familia Marcilla utiliza no aplica la regulación de precios a inquilinos de 3 fincas del Fort Pienc
- Inquilinos y vecinas del Fort Pienc han denunciado hoy en rueda de prensa cómo la especulación inmobiliaria es la causa principal de gentrificación y turistificación del barrio.
Inquilinos de tres fincas propiedad de la familia Marcilla en el Fort Pienc se han organizado entre ellas para hacer frente a la situación de incertidumbre que están sufriendo. Hoy han denunciado su situación en una rueda de prensa junto con el Sindicato de Alquiladoras y la Asociación de Vecinos del Fort Pienc. Han intervenido Ernest Craus, inquilino afectado; Enric Aragonès, portavoz del Sindicato de Alquiladoras y Jordi Casanova, en representación de la Asociación de Vecinos del Fort Pienc.
Todo empezó hace tres años, cuando a Ernest ya Jordina, vecinas desde hace diez años, les quisieron subir el alquiler un 126% y se negaron. Vinieron al Sindicato ya pesar de todos los intentos de negociar con la familia Marcilla y CIM Tax & Legal, la empresa que gestiona las fincas, la propiedad decidió salir adelante con el procedimiento judicial por finalización de contrato para desahuciarlos, aunque en estos momentos, si alquilan el piso a un nuevo inquilino, tendrán prohibido subir el precio respecto a lo que están pagando actualmente Ernest y Jordina. Sin embargo, estas inquilinos iniciaron un proceso de organización vecinal con el resto de inquilinos y descubrieron que no eran los únicos con problemas. En estos momentos, los inquilinos organizados, piden una negociación colectiva para garantizar sus derechos.
Especuladores que por no aplicar la regulación abusan de los derechos de las inquilinosDurante los últimos meses, Ernest y Jordina, acompañados por el Sindicato, han organizado asambleas de escalera en las tres fincas que tiene la familia Marcilla en el Fort Pienc y han comprobado que no son los únicos que sienten malestar y se encuentran en situación de inseguridad.
En primer lugar, comprobaron que el arrendador está sorteando la aplicación de la regulación de alquileres de forma sistemática. Por un lado, a través de realizar nuevos contratos o renovaciones de contratos con precios y subidas escandalosas, justo antes de la entrada en vigor de la regulación de alquileres, como se muestra en los casos de Jordina y Ernest. Por otra parte, negándose a realizar nuevos contratos y aplicando prórrogas o tácitas reconducciones a los inquilinos a los que se les acaban los contratos una vez la regulación de alquileres ya ha entrado en vigor. De esta forma los especuladores evitan tener que realizar nuevos contratos a siete años a precio regulado, en muchos casos con bajadas de alquiler, mientras dejan en una situación de total inestabilidad a los inquilinos, a quienes pueden expulsar en cualquier momento. Además, el Sindicato de Alquiladoras ha podido comprobar cómo muchos de los contratos firmados en los últimos años contienen cláusulas abusivas.
Y en segundo lugar, existe un grueso de vecinas inquilinos de renta antigua que además de denunciar la falta de mantenimiento y reparaciones de las fincas y las viviendas, sienten el miedo a ver cómo la escalera se van vaciando de vecinas de toda la vida, para dar paso a nuevas inquilinos desarraigadas con el barrio a través de alquileres temporales, de habitaciones o incluso turísticos.
Gentrificar y turistificar el barrio a base de expulsar inquilinos
En el Fort Pienc, un 31% de las viviendas están en régimen de alquiler, por tanto, hablamos de que uno de cada tres hogares están en riesgo de ser expulsados por las prácticas voraces de la patronal inmobiliaria. Las subidas de alquiler y los abusos inmobiliarios son las principales prácticas de rentistas y especuladores para expulsar inquilinos del barrio de toda la vida para poder seguir subiendo precios y aumentar la rentabilidad con inquilinos o turistas con ingresos mucho más altos. Por eso, la organización inquilina frente a los grandes propietarios se ha convertido en la principal herramienta de resistencia ante los procesos de especulación en los barrios y ante los intentos de expulsión de las vecinas. Organizarse finca a finca y aunar fuerzas con el barrio es el primer paso para defender un barrio para las vecinas y no para la especulación.
Durante las últimas semanas, las inquilinos de Marcilla han lanzado un manifiesto y han presentado públicamente la campaña en el marco de las fiestas mayores del barrio. Ya han recogido más de 600 firmas y han recibido el apoyo de decenas de entidades del barrio que luchan también por un modelo de barrio comunitario. Entre ellas están la AAVV Fort Pienc, los comerciantes del Eix Fort Pienc, el Club de Baloncesto el Roser, el Mercado de Labrador, el Casal Transformadores, la Casa Amarilla (Casals Xiroc y Jóvenes Fort Pienc) o La Cruïlla. Además, ayer intervinieron en el Consell de Barri y hoy lo harán en el Consell de Districte, con el objetivo de presentar la campaña y denunciar la situación que están sufriendo.
La masificación turística, la promoción de congresos o macroeventos como la Copa América o el Mobile World Congress y la falta de protecciones hacia los inquilinos, hacen que buitres y especuladores apuesten por alquilar la vivienda con fines meramente lucrativos ya personas con rentas más altas, y no destinarla a la vivienda de las vecinas de siempre, con una media de ingresos mucho más baja y con unas necesidades de estabilidad mucho menos rentables.